Imprescindible utilizar ropa usada al menos durante una semana, de modo que, al volver, vaya todo directamente a la lavadora. Guantes y mascarilla pueden ser atavíos pertinentes, más no indispensables. Si no dispone de ellos, puede enrollarse la bufanda más gruesa que tenga, dándole las vueltas precisas para que el conjunto de orificios frontales que yacen en su cara, es decir, nariz y boca, queden salvaguardados correctamente. Acto seguido, atraviese la puerta de su casa tocando lo menos posible el picaporte sin olvidar su gel alcoholizado, el cual necesitará después para sentirse más seguro. Procure no usar el ascensor más que por extrema necesidad; las escaleras son muy eficientes para descender habiendo buenas instrucciones que explican el uso correcto de este artefacto. En caso que no sea posible, accione el ascensor utilizando una llave para pulsar el botón, medida similar que podrá utilizar al volver. En el portal, con la misma llave u otra, abra la puerta principal, cuidando esquivar el picaporte una vez más. Ya con sus pies sobre la calle, ingénieselas para alejarse al menos un metro de cualquier bípedo que igual que usted necesite insumos. Desplácese siempre con el menor número de pasos que sea posible, aunque implique no encontrar la marca de macarrones o papel higiénico que acostumbra consumir. Dentro del supermercado, o cualquier espacio destinado a la dispensa de víveres, derroche civismo para lidiar con la cola que de seguro encontrará, procurando las medidas de alejamiento anteriormente mencionadas. Si procede, colóquese los guantes que le suministrará el encargado del establecimiento y ejecute la ansiada selección de alimentos encomendándose al santo de su preferencia para dar a la primera con el que no esté magullado por el dorso. Compre sólo lo que necesite, aunque su vecino haga lo contrario. Con la lista tachada al menos setenta por ciento, diríjase a la caja y deposite todo en la banda transportadora. Sonría y pague con tarjeta, si lo logra, utilice sus nudillos para introducir el pin. Finalizado el rito, quítese los guantes y utilice el gel que trajo. Coja el carrito y vuelva a su casa sin despistarse.
OPINIONES Y COMENTARIOS