Quédate, por favor

Finalmente, todo había terminado.

Es lamentable que para que esto ocurra, muchos tuvieron que perder la vida. Mientras camino por el vecindario, estoy cruzándome con personas agonizantes, en estados deplorables, hasta observo como una joven sostiene a un chico en sus brazos, llorando porque al parecer, estaba muerto. Esta situación me conmociona pero al mismo tiempo me alivia, ya que tuve mucha suerte de seguir aquí en este mundo.

Me daba curiosidad en como las cosas tomarían su rumbo, en si las cosas volverían a ser como antes, como antes de que todo esto pase. Después de todo, tenia que saberlo.

De repente me dio miedo, miedo a volver a la normalidad, a volver a la rutina, a la maldita y agobiante rutina de todos los días, no quería calma, ¿para que?, si el mundo volvería a lo mismo una y otra vez, solo estaríamos atrasando lo inevitable.

El mundo lloró a los caídos, se hizo una gran ceremonia mundial. Yo observaba con frustración como todos olvidaban aquel desastre desatado por un simple virus que dejó en mal estado a la humanidad. Ya se lo creía vencido, habia una vacuna para ella, así que tuve que aceptar la realidad, la misma realidad de nuevo.

Decidí no vacunarme, tal vez fue la frustración que sentía, u algún presentimiento pero preferí hacer un largo viaje por el país.

Cuando escuché lo que ocurrió, no volví, abandoné a los demás. Si lo hubiera intentado habría sido en vano; después de todo, solo soy una persona.

¿Quien hubiera imaginado que la vacuna mutaría al virus y que ahora los humanos se están infectando y matando entre si? Cuando vi las noticias, parecían unos caníbales; jamas olvidaré esas imágenes de horror.

Mi teléfono no paraba de sonar, así que decidí apagarlo, después de todo era el fin y no tardaría mucho en caer todo el sistema. «El mundo necesita un poco de caos», me dije mientras sonreía.

Finalmente, todo había empezado.