Ese no soy yo, no soy de los que viajan, hace tiempo dejé de soñar con eso .

Tampoco soy de los que se queda en casa, vivo solo en la calle desde los dieciséis. Cuando murió mi padre, no pude soportar la manera en que mamá arregló su vida. Ni las palizas que me daban.

Vaya que entendí que eso de la droga no te lleva a ninguna parte, pero de que manera.

Y ahora, ahora escucho a las familias que me imagino piensan que todas la familias son iguales, pidiendo que me quede en casa.

¿Cuál casa? , y saben qué, yo resuelvo el día, un día a la vez, eso se lo oí a un amigo que iba a la triple A y a mi me había venido de perlas hasta ahora .

Empatía, solidaridad, compasión, comprensión, y me lo pides a mi, a mi que soy un superviviente a tiempo completo de cuanta miseria humana puedas imaginar .

Pero sabes qué , no me la tienes que pedir, a mi se me metió hasta los huesos sin comerlo ni beberlo, esa parte que dice, que te toca a ti liberarte del dolor que  Dios está ocupado en otras cosas.

Y ahora sin nada que perder y sin nadie alrededor no tengo miedo de nada, ni ando con rezos e idolatrías de último minuto.

Hace tiempo que me olvidaron todos. Y aún así, le hago el mercado a unos cuantos ancianos que están en la cuadra por donde me quedaba este último año, les pago que no me denunciaron.

Algunos me han hablado de sus hijos y no es que no vienen ahora para protegerlos del contagio, es que a ellos también los abandonaron hace tiempo, quizás por eso nos entendemos tan bien.

Y… ¿Me vas a dar un rinconcito a las puertas de la tuya?, ja ja, amor y solidaridad.

Lo que hay que oír, yo hace tiempo que dejé de soñar

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