Una noche nos dormimos, sin saber que sería el último día de libertad, sin saber ¿por qué? Este enemigo había llegado tan lejos, y nos estaba matando y no solo personas, también sueños, amores, familias, fue entonces cuando nos dimos cuenta que todo este tiempo estábamos viviendo mal, enfocando la vida hacia cosas erradas, comprendimos que lo realmente importante es la salud, la familia, un buen Amor, uno que otro amigo de verdad y nada más.
Las calles estaban desoladas, el egoísmo se apoderó de algunos y las plazas para comprar comida se volvieron campos de batalla, el dinero ya no te daba muchos lujos, los autos ya no podían llevarte a donde quisieras y el terror se apoderó del mundo en esos tiempos.
Pero no nos rendimos, juntos luchamos cada día y no fue fácil, muchos perdieron la batalla, otros se tomaron un respiro, la tierra comenzaba a renacer a recuperar sus colores, los hogares se volvieron campos blindados, los besos y los abrazos quedaron en pausa por un tiempo, y la humanidad entera se vio obligada a poner los pies en la tierra.
Cuando todo paso las personas eran un poco más sabías, más humanas, recuperar la libertad les costó muchos días grises, muchas lágrimas, hoy te cuento esto querida nieta para que valores tu vida, tu libertad, tu salud, cuándo leas esta carta ya no estaré, porque también perdí la batalla, quería que tuvieras una parte de mí, y supieras que siempre estaré a tu lado, te amaré por siempre y quise verte crecer, pero estoy aquí en tu corazón, si me necesitas mira la estrella que más brilla en tu cielo esa siempre seré yo.
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