Estoy en una pequeña cama en un cuarto de madera con tiras perpendiculares descendiendo hacia la derecha, a punto de dormir observando distraídamente los cuadros de los perros.
Es como si las largas tiras de madera fueran algún cuero rojizo y ligeramente transparente en algunas partes. Un joven arranca de cuajo toda la piel de su codo derecho, con resentimiento por alguna lesión. Ha tapizado toda la pared izquierda.
(Mentira) me escucho decir en un suspiro.
Aparece una mujer con mohicano cambiando la tonalidad de la madera al atardecer de su cabello. Me muestra expresiones de molestia o tal vez angustia pero se niega en contestar mis interrogantes.
Tu historia no tiene bases así como la anterior, pareces alucinación de baja calidad. Aunque me gusta la imagen de esa roja también su furia, distinto de lo que haces parecer con tus insinuaciones de libertad. Ella sigue atrapada.
Puedo ver el fantasma de una discusión; jóvenes con pancartas parecen decididos a cambiar el mundo y una madre grita a su prole, escucho al joven gritar es su casa y derecho también, hasta convertirlo todo en una letanía. Cambia rápidamente la textura de la madera, parece muy brillante con diferentes tonalidades su cara oblicua reaparece en una de las tiras, más personajes ven con sus rostros deformes al nuevo condenado. Muy al fondo escucho una melodía. Sonidos del infierno entre maderos, tonos incendiarios que determinan los deformes rostros. Reacciona pequeña, puedo ver de reojo las sombras casi palpables acomodarse junto a mi cabeza, parece ser un muñón punzante aunque permanece en su sitio. No más idioteces repito mientras sujeto ese desastre ronco en mi testa, me deshago del delito y el delirio que conlleva.
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