De regreso al hogar

Un virus coronado viajó inmiscuido en gotitas de saliva, cruzando fronteras.

Llego a mi país, le tomo 15,004km llegar, lo cual nos dice que no importa cuánto tiempo nos tome siempre debemos llegar a nuestro propósito.

Sacó de los lugareños sus verdaderas enfermedades.
Como árbol que da fruto salió el egoísmo: supermercados y todo expendio de comidas y enceres de limpieza fueron vaciados.

A la misma velocidad surgió la ira: con el gobierno por el desabastecimiento, empezó el desempleo de manera abrupta.

El verdadero coronado se llama temor
Se vivió tantos años asumiendo que con dinero se podía todo, se volvió su dios.

Se creyeron invencibles aquellos lugareños que luego de llenar sus alacenas y armarios regresaron a casa con el mismo miedo y temor con el que salieron.

Pasaban los días dentro de su hogar, lleno de lujos pero vacío de amor, ausente de personas.

El tiempo que no tenían ahora sobraba.

Las cuentas llenas, los armarios, las zapateras y las despensas a punto de estallar.

Pero el vacío seguía ya ni hambre daba, no había ocasión para usar vestido ni calzado y aún así no encontraban paz ni regocijo.

Se les olvidó de donde venimos.

La tierra fue creada con detalles diarios, por último fue puesto el hombre para administrarla y luego de un profundo sueño sacó Dios a la mujer de su costado.

Paso el tiempo y desde entonces sabía Dios que prestaríamos nuestros ojos y oídos al mundo exterior olvidándonos de nuestro propósito real.
Dios celoso lo describen las escrituras pero al unísono misericordioso, nos envío a encerrarnos en nuestros hogares para en el silencio poder escuchar su voz, enamorarnos de Él, tener encuentros sobrenaturales y reconocerlo como lo que es.

Vuelves a casa para que valores el tiempo porque no es nuestro El tiempo es de Dios, regresas a casa para que pare el ruido y volvamos a escuchar el cantar de las aves, el susurro de la brisa y el brillar de las estrellas.
Criar a nuestros hijos en sus caminos y no en los del mundo por eso hoy regresamos a casa.

BR