Psycho.

Te tengo miedo, Wilson.

El Derecho Constitucional es un acordeón. Murmuro, en baja frecuencia, para que no lo capte el sensor.

Te has limpiado el culo con la Carta Magna. Has cerrado el Parlamento. Has recortado mis libertades, por tus errores.

El 30 de Enero del 2020, en reunión púbica, tus adláteres calificaron al bicho de «clase 2», no de «clase 4», como propugnaban los epidemiólogos Martínez Hernández. ¡Que viene el lobo!

No tengo derecho a salir, ni a correr, ni a pasear, ni de ir al parque. Hay buga patrullas por doquier.

Tengo un compañero de encierro: PsychoWilson. Como Tom Hanks en la película » Náufrago», eres mi única compañía.

Yo doy lo mejor de mi en citas concertadas. Hablamos hasta la madrugada. Sol rojo nos sorprende con conversaciones de alcoba. Hablamos quedamente , porque tu Policía del Pensamiento Orwelliana vigila el Barrio. Micrófonos en la pared, teléfonos pinchados, detenciones, moldavos con cruces gamadas queman contenedores y arrasan los supermercados, hay robo del pensamiento y se persigue a los disidentes. La soberana presencia de Psychowilson, con su humor cambiante, tamborileando con sus dedos sobre el teclado mientras ejecuta ( nunca mejor dicho eso de ejecutar!) órdenes, propias de un psicópata de campanario.

Él sólo se quiere a si mismo. Y tengo que compartir esta Cuaresma/ Cuarentena con él. Es lo que hay. Personal militar con pistolas al cinto atrapan a unos sediciosos que se han saltado la Cuarentena.

Como latas de comida para perro. Improvisé variantes y me salí cruz, y me tocó la Cuarentena fuera de mi casa, en casa de mi madre, a la que enterré hace pocos días. No es una metáfora, aviso. Es real. Lo peor es visualizar tu cara de loco. Pedrolo I el enterrador.

-«¿ Y si obligamos a los ciudadanos a bajarse una app de móvil para tenerlos geolocalizados ?» , me pregunta, con ojos enrojecidos, la mandíbula tensa y ojos vidriosos .

Doy un respingo, derramo el whisky. Hago caso omiso del intercambio visual y agacho la cabeza.

-«Claro, Wilson», le respondo. «Me parece una muy buena idea», respondo yo, asustado.