Ahora hay tiempo, ese mismo tiempo del que se carece cuando nos creemos sabedores de nuestra existencia y a todo le ocupamos un espacio. Ahora hay tiempo para decir: tengo mucho tiempo. Esas cosas que quedaron atrás, no fue el tiempo, fue tu tiempo. Tiempo que el recuerdo dejó ocupar en cosas banales, y ya no son importantes. Ahora se toma del tiempo, para el tiempo, las cosas que le pertenecen al tiempo. Ya no correrá más el tiempo por capricho o por el hecho de querer que corra, ahora marca nuestra existencia, el sentir de la vida, sentirse vivo. Ya no queda tiempo para lo superficial, ahora importa lo trascendental y, si aún no te has dado cuenta, es que el mal gastado tiempo no te pertenece. Nuestro tiempo es prestado. No lo olvides. ¿Ahora entiendes la fe de tu tiempo? Un tiempo que nos hace más fuerte en espíritu. ¿No crees? Hazte la pregunta y reflexiona sobre el verdadero sentido de tu vida. ¿A qué esperas? ¿A otro tiempo quizás?
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