Tatuado en la mirada se quedó el año
en el que la humanidad reparó que al alma
cuando le mutilan las alas se llena de soledad.
Que malgastó “aquel” tiempo,
y que ahora, “este tiempo”, le consume a él.
Que entendió que las palabras se confinan
en la garganta cuando le cercenan la libertad.
Que dibujó un poema con lágrimas
para calmar el dolor ¡tan lleno de dolor!,
que deja vacío los besos a quien ya nunca podrá dar.
Insondable cicatriz grabada en el recuerdo
que solo se suturará con hilos de esperanza
enhebrados en agujas de fraternidad.
Llanto ahogado que en la distancia
anestesia la melodía del silencio…
Silencio cuando alguien nos nombra
como nadie jamás nos ha nombrado.
Y roto, y vacío y desolado
se rompe el corazón por una mano.
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