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Una fría mañana de diciembre el país se despertó con el siguiente titular en los medios de comunicación: “ciudadanos, hacemos un llamamiento a la acción: el inoc28d, el virus letal recientemente descubierto, sigue expandiéndose por el planeta a gran velocidad. Toca atajarlo con la única medida que creemos efectiva”. El comunicado, al parecer, procedía del mismísimo gobierno y se estaba transmitiendo a nivel global. Quedamos horrorizados ante lo que se nos venía encima, pero entendimos que no quedaba otra que arrimar el hombro. “El número de contagios se está multiplicando rápidamente -continuaba el comunicado- y la mortandad se acerca ya al 90 por ciento de los infectados”.
El panorama era desolador y no parecía necesario estar dotado de muchas luces para imaginar el escenario: en dos o tres meses no quedaría ningún ser sobre la faz de La Tierra. ¿Sería realmente así o se trataba del recurrido alarmismo al que nos tenían acostumbrados? Era un hecho que la tensión entre las grandes potencias se había suavizado y que imperaba la tendencia a quitar hierro de las situaciones comprometidas. Fue por ello por lo que nos pareció extraño el tono solemne de la noticia. Fuere como fuere, a nadie se le ocurrió poner en duda la veracidad de la información y todos nos aprestamos a cumplir firmemente las indicaciones que se nos daban.
Supongo que a estas alturas del relato ya se estarán preguntando -y no sin razón- en qué consistía la medida. Bien, no les voy a tener más tiempo en injustificadas tinieblas. Consistía en que toda la gente capaz tenía que salir de sus casas y hacer vida al aire libre; es decir, lo contrario de lo que se recomienda en estas situaciones. Según el comunicado, el virus solo se desarrollaba bajo techo, perdiendo toda su eficacia al aire libre. Después de que la población pasase la primera noche al raso, los medios volvieron a emitir otro comunicado. Esta vez el tono era mesurado, casi cómico: “pedimos disculpas a la población, porque dada la fecha y el nombre del virus, creímos que la inocentada estaba servida”.
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