Sauces, un sueño tranquilo.

Sauces, un sueño tranquilo.

Sueño con ese momento, aquel que algún día será realidad… vivir allí… Si allí donde se deja atrás el fuerte trajín de mi ciudad. Este lugar es una vereda llamada los Sauces, a tres horas de donde nací, donde todos los jóvenes quieren irse a la ciudad, sin entender ese gran tesoro que abandonan, aquel que les voy a describir: lo primero que sientes al llegar es una profunda tranquilidad y paz, divisar mucha naturaleza y claro esas fragancias que ofrece esa mezcla de todo lo que encierran estas tierras azucareras y mientras te vas adentrando la inquietud es más grande. ¿Que encontrare? En este mundo tranquilo y natural donde las sensaciones solo se pueden describir al estar allí y si es más hermoso, allá donde el tío Álvaro un abuelo de 80 años que vive en compañía de su sobrino Licerío, en una casita prefabricada y al lado un rancho de guadua para vender chirrincho y cerveza al orillo de la carretera,este lugar sencillo, con una cocina de leña, donde deja de importar el tiempo, las vanidades y la comodidad enredada que toma otro sentido, el clima perfecto, calor? Frío? Solo es una sensación de equilibrio¿dormir? solo se necesita un colchón y el servicio sanitario es tan grande que da hasta donde los ojos alcanzan a divisar , tomar una ducha? el rió ,no termino de saber cuál es el mejor espacio de aquel rió para estar y compartir cada uno con sus propios atributos, lo más hermoso es cuando llega la noche,nos reunimos en familia, sin importar si eres de allí o de otro lugar como si todos se conocieran de siempre y departir unas cervezas frías claro, se cuentan historias, se ríe y luego a dormir no sin antes mirar al cielo y verlo más cerca y alcanzable , pedir deseos y dar gracias. Allí pasan los días sin darse cuenta, las ocupaciones de sus habitantes todo en torno a la caña de azúcar, dormir con el cantar de los grillos y despertar al alba con el relinchar de los caballos, el cantar de los gallos y los clientes del tío Álvaro tomándose un chirrincho para empezar el día, una costumbre que solo se hace antes de las 9 am pues dicen que después de esta hora esta bebida embrutece. Allí viven personas trabajadoras con gran bondad en su corazón y muy hospitalarios, en la casa del frente, allí donde Rosita pequeñita y sin memoria ella solo sonríe, y Manivela su esposo un señor cojo, grande y negro, ya viejos se aman con sus enfermedades seniles y con toda una vida compartida, su riqueza la variedad de frutos que ofrecen estas fértiles tierras, cortar la leña para preparar esa exquisita comida deliciosa y plasmada de ese sabor a humo, y aquellos que se van buscando ilusiones y cosas vánales, cuando pasan los años vuelven arrepentidos de haber dejado su tierra, se olvidan costumbres y ya no es igual.

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