Un bar llamado Encuentro

Un bar llamado Encuentro

La Molinera

15/05/2022

Se oye la verja metálica de la entrada mientras doblo la esquina arrastrando mis pies cansados. La veo entrar y subir el cierre con delicadeza.

—¿Ya está abierto? —susurro con un poco de timidez. Hoy me he adelantado a mi cita.

—Por supuesto, pasa, pasa.

Llevo un año tomándome el café a la misma hora y en el mismo sitio solo por tener el placer de contemplar tu belleza. Han sido jornadas largas, que parecían siglos, en los que he estado reuniendo las fuerzas necesarias para contarte toda la verdad. En este tiempo me he conformado con las pequeñas dosis de cada mañana: ligeras miradas y atisbos de conversaciones; por tu parte obligadas a pesar de que me hacías creer, con buen disimulo, que te importaba tanto como podría interesarte alguno de tus amigos. Me has hecho olvidar que para ti soy solo un cliente. Ese cliente que toma café con leche ardiendo en vaso, y que te pide añadir a la lista del hilo musical la canción de: “La camarera de mi amor”.

Cada día perfeccionaba mi ritual para evitar parecer un acosador obsesionado; nada me dolía más que pensar en perderte de nuevo. Has estado en mi mente las últimas décadas de mi vida y ya te amaba antes de ponerte cara, antes de conocer tus rasgos, mucho antes de saber tu nombre. Gracias a mi imaginación he pasado a tu lado los mejores momentos de mi vida. Y sueño con poder compartirlos contigo el día que te sientas preparada para darme una oportunidad.

Para no levantar sospechas he intentado ser un cliente de lo más amable. Aunque, como sé que esto también puede traerme problemas, muchos días te he saludado de pasada y me he ido a una mesa a leer el periódico sin hacerte caso, dejando a un lado la cálida barra y los deliciosos ratos charlando contigo. Necesitaba ganarme tu confianza para lograr mi sueño y algún día poder darte un abrazo.

Para ganar credibilidad en mi actuación he cambiado algunos días de bar, frecuentando las cafeterías de la zona, pagando con el sacrificio de no verte.

Aún recuerdo la primera vez que te descubrí. Esa mirada tan llena de vida y alegría, esas manos tan delicadas, ese cuerpo tan frágil y estilizado, esa voz tan dulce. Enseguida supe que eras tú la camarera que andaba buscando.

En este año glorioso, en el que ya formas parte de mi existencia, he conseguido hacerme unos cuantos amigos, jubilados como yo, con los que he pasado momentos entrañables echando unas cartas o un dominó. De esta manera pasaba las horas bastante entretenido y me aplicaba en mi objetivo de tenerte cerca. También me ha dado tiempo a mudarme al barrio, para evitar las dos horas en autobús de ida y vuelta a mi antigua casa. Y, por último, en este año he podido recabar toda la información posible sobre ti, intentando ganar el tiempo perdido: he conseguido saber dónde vives, he conocido “accidentalmente” a tu novio y he aprendido de memoria las cosas que te gustan. He logrado hacerte mía.

Hoy será mi última visita a este bar llamado Encuentro. Me he levantado con la certeza de que es el día oportuno para darte todas las explicaciones. He entrado un poco miedoso en la cafetería, pero he sacado fuerzas para pedirte que hablemos. Y, para mi sorpresa, has aceptado salir de inmediato. En la estrecha acera, con Antonio Machín cantando de fondo, yo casi no podía articular palabra. Me temblaban las piernas y mantenerme en pie era todo un triunfo. Entonces esa mirada tan cargada de ilusión ha iluminado mis ojos, esas manos tan finas han sujetado las mías, ese cuerpo tan quebradizo y elegante ha abrazado mi abatido organismo y esa voz tan afable me ha dicho:

—Tranquilo papá, llevo toda la vida esperándote.

FIN

Ficha técnica de la música:

Autor: Antonio Machín

Título: La camarera de mi amor

Álbum: Toda una vida / Camarera de mi amor

Sello: Discophon

Camarera de mi amor (Antonio Machín)

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