FALDAS ROJAS

En América Latina y el Ecuador, allá por los años 80´se cometieron una cantidad enorme de crímenes contra mujeres, los casos quedaron impunes. A veces pienso si esos despiadados seres tendrán pesadillas.

Me recuesto sobre la fría cama y cierro los ojos…

De pronto, me encontré conduciendo mi camaro y en la radio sonaba nowhere fast, aquella canción cómplice de mis aberrantes crímenes; al mirarme por el retrovisor me reencontré con el muchacho de veintiún años, el de la sonrisa desafiante y mirada temeraria que disfrutaba del dolor ajeno. La velocidad del bólido iba al ritmo de mis palpitaciones cardíacas, cada segundo se convirtió en un tormento, otra vez volví a repetir aquella pesadilla.

Habían pasado varios segundos, y me encontré tirado a un borde de una carretera fangosa, las incesantes luces naranjas golpeaban mi frente, ahogándome con mi propio vómito, no podía respirar, me sentía sucio de ese asqueroso olor a sangre; es cuando me di cuenta que estaba atrapado en un enjambre de piernas negras, blancas, rosadas, amarillas y grises.

Eran ellas y volvieron por mí. Mis viejas pesadillas con sus lánguidos rostros y sus faldas manchadas de rojo exigiendo justicia.

¡NI UNA MENOS!