Océanos de tiempo

Océanos de tiempo

Lourdes

21/03/2022

Os presento mi propuesta, inspirada en la excelente banda sonora original, compuesta en su mayor parte por el compositor polaco Wojciech Kilar, para la película de Francis Ford Coppola, Drácula, basada en el libro de Bram Stoker. Esta historia constituye un tributo a ambos, músico y escritor, emulando el género epistolar de la novela, con las magníficas piezas musicales de fondo.

I. Diario de Jonathan Harker 

A veces, cuando te miro, creo ser ese sol reflejado en tu cara, alumbrando tu esencia. O ese viento salvaje enredado en tu pelo, o esa gota de lluvia empapada en tu cuerpo, o ese fuego llameante que te incendia de besos, o ese gélido hielo que te aplaca el deseo.

A veces, cuando te observo, sé muy bien que no soy ese astro prendido en el firmamento, ni ambiciono ser viento, ni lluvia, ni fuego, ni emular la dureza de los fríos hielos. Solo quiero mirarte, que me abracen tus labios, que se posen en mí, que me besen entero. Y gritar que soy tuyo y decir que te quiero.

II. Diario del conde Drácula 


Mano de santo, es lo que eres, en esos días en que me pierdo en esa niebla de espesa pena, que me adormece, que me atormenta. Para borrarla, evaporarla, cual magna estrella que me calienta, que me conforta, que me sustenta, como un nonato en su placenta.

Mano de santo, la que tú tienes, cuando enloquezco, loco de ira, sin un motivo, con bastardía. Para domarla, para amansarla, cual amazona, con valentía. Que me somete, que me cautiva, como un guerrero, con osadía.

Mano de santo, cuerpo de infarto, pechos turgentes, sexo caliente, nalgas carnosas, boca sabrosa y esas caderas que me alborotan, que me sublevan esos instintos de poseerte como un adicto. De que me mimes, de que me cures y que por siempre tú en mí perdures.

III. Diario de Jonathan Harker

Fría es la noche que me abraza en sensuales susurros, atrayéndome hacia la sinuosa y curvada senda de la lujuria. En sueño extasiado, me prendo en la irresistible llama de esos cuerpos de mujer, cegado por el fulgor escarlata de sus labios. Así andan sus bocas, enredándose en la mía, como trepadoras hiedras, amarradas en mí. Esas bocas grandes, esos labios vastos, tan ricos, mullidos, rosados, carnosos, buscando los míos para conquistarlos, andarlos, rozarlos, sorberlos, besarlos, a cada recodo y nunca dejarlos. Sentir su dulzor, oler su fragancia a mieles, almíbar, sirope de azúcar. Cual poción que embriaga, jarabe de muerte, veneno de vida. Ansiar que me muerdan, desear que me exciten. Que acaben matándome y me resuciten.

IV. Diario del conde Drácula 

Cierro los ojos y me dejo llevar por ese rugido de agua salada que se ahoga en mis orillas y te adivino entre la blanca espuma, crepitando al contacto con la superficie terrosa de mi existencia. Aspiro con ansias un vendaval de aromas marinos, cabalgando entre olas salvajes que como lenguas lamen mi cuerpo e inundan mis sentidos. Muero de placer, arrastrado por una marea impía de voluptuosa flaqueza hacia tus adentros. Y despierto. Abro los ojos y te veo. Tus plácidas aguas me invitan a avanzar con paso lento pero seguro hasta ese puerto de férreos cimientos, donde me aguardas. Donde el sol se refleja en una danza iridiscente de estrellas de luz sobre tus mansos vaivenes de sal mojada. Donde sopla una leve brisa balsámica, perfumada con esencias de eterna mansedumbre y fidelidad. Entonces comprendo que mi viaje ha terminado a través de los océanos de tiempo que he tardado en encontrarte. Porque tú eres tormenta de aguas violentas y eres mi oasis de un mar en calma. Eres mi alma y eres mi cuerpo. Eres el viento y eres mi puerto. A ti te quiero y por ti muero.

V. Diario de Mina Murray

Inspiro, espiro, respiro, expiro. Mi alma se quema, se vuelve ceniza, se quiebra, se raja, se volatiliza. Transformada en nada, hundida en sí misma. ¿Acaso tuvimos oportunidad contra ese destino implacable, fatal? ¿El mismo que un día, feliz, nos unió y el tiempo, impasible, voraz, consumió? Y me siento nula, camino, sin más, en la inmensa nada de mi vacuidad. Mi corazón muere a cada latido, mis sueños se esfuman al querer soñar. Inspiro y espiro y hacerlo me mata. Mas, si no respiro… ¿Podría olvidar?


Créditos musicales

Banda sonora original de la película de 1992, Drácula, del director Francis Ford Coppola, compuesta por el compositor polaco Wojciech Kilar, con los temas:

  1. Lucy’s party
  2. Dracula. The beginning
  3. The brides
  4. Love remembered

y la compositora y cantante escocesa Annie Lennox, con el tema:

5. Love song for a vampire

    Copyright © – Sony Music Entertainment

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