CAPÍTULO I

Un martes cualquiera algo alteró la rutina de Eva. Mientras sorbía café del borde de una taza de porcelana, observó a una anciana acercarse y tomar asiento frente a ella. Sin perder tiempo en presentaciones, la mujer le clavó sus océanos oculares, extrajo un cuaderno del interior de su abrigo y lo depositó suavemente sobre la mesa. Antes de que la joven pudiese articular palabra, la anciana susurró, en un tono tan claro como su mirada, que era de vital importancia que lo leyese, pero que bajo ningún concepto debía compartir su existencia con ninguna compañera. Eva se ruborizó ante aquel secretismo y miró instintivamente hacia ambos lados. Las clientas estaban abstraídas en sus conversaciones matutinas y la camarera repasaba la cubertería tras la barra, con expresión taciturna. Cuando volvió la vista al frente, la anciana ya había abandonado la cafetería. Amagó con levantarse pero un pálpito la obligó a permanecer sentada.
La joven contempló la descolorida y agrietada tapa del cuaderno durante un par de minutos. No se atrevía a abrirlo. Su aguda intuición le advertía que nada volvería a ser igual después de hacerlo. Terminó el café de un trago, pago la cuenta y respiró hondo. Acto seguido, guardó el desgastado cuaderno en su cartera y se fue a la escuela. Ya lo leería más tarde.
Eva era profesora de historia en la escuela Emma Watson. Sus encantadoras alumnas parecían disfrutar con sus clases y eso le animaba a prepararlas concienzudamente para hacerlas lo más dinámicas y amenas posible. En sus tiempos de estudiante, recordaba haber aprendido más de las maestras que procuraban enganchar la atención de las chicas en lugar de limitarse a transmitir los conocimientos con aburrida parsimonia.
– Julia ¿recuerdas dónde nos quedamos ayer? – preguntó Eva a una de sus alumnas, probablemente la más despistada.
Julia negó con la cabeza y se encogió de hombros, despreocupada.
Carla levantó la mano y Eva le cedió la palabra con un gesto.
– Nos quedamos en el levantamiento de la F.R contra el neo-patriarcado del siglo veintiuno.

– Así es. Si no recuerdo mal, os estaba explicando como la brasileña Flavia Oliveira fue apresada y castigada por defender los derechos laborales de sus compañeras, por criticar la opresión machista de las antiguas religiones y por denunciar la indiferencia policial ante la violencia de género que asolaba su pais, entre un sinfín de heroicas acciones que la llevaron a la muerte. Este dramático acontecimiento provocó el despertar internacional de la juventud femenina, una generación que había visto sufrir a sus madres y abuelas y soñaba con un futuro distinto para sus hijas y nietas…
Eva repetía de memoria las mismas palabras año tras año, pues el programa educativo le exigía tratar ese tema con escrupulosidad milimétrica. No obstante, aquello no casaba con su idea de dinamismo, así que, al terminar la lección, propuso a sus alumnas representar teatralmente el levantamiento feminista. Todas accedieron entusiasmadas.
El resto de la jornada transcurrió con agradable normalidad, sin embargo, Eva no podía parar de pensar en aquella misteriosa anciana. Aquel día comió con Ana, la profesora de filosofía, compañera y amiga suya, y se sintió tentada a contarle lo sucedido, pero de nuevo, una corazonada anestesió su ansia.
Por fin llegó a casa y sacó el cuaderno de la cartera. Aunque llevaba toda la mañana impaciente por conocer su contenido, se paralizó intimidada, como quien se halla frente a un lago, deseando nadar, pero preguntándose cuan fría estará el agua. Acarició la tapa con la yema de los dedos, la levantó armándose de valor y, como quien se tira de cabeza al lago, se enfrascó en aquellos trazos de tinta azul.

10 de Marzo de 2029
Querida Sara;
Hoy hemos pasado todo el día juntos, dibujando, jugando y riendo hasta que has caído rendida sobre el sofá. Ahora duermes plácidamente en la cama. Te he llevado en brazos hasta allí, te he arropado y me he tumbado a tu lado, cerrando los ojos, despejando la mente y envolviéndola en tu respiración. El mantra de tus ronquidos me eleva a un estado de plenitud, y ese es mi paraíso. Hacía tiempo que no me sentía tan feliz. Tu compañía es lo único que calma mi angustia, la única fuente de energía que necesito para seguir luchando contra vientos y mareas. Lo cierto es que estoy cansado de luchar, pero si no lo hago, si me rindo, sé que te perderé para siempre. La policía nos busca e intentará separarnos. Dicen que te he secuestrado. No comprenden que no podía seguir ardiendo en el infierno de tu ausencia. El amor que siento por ti no entiende de leyes. La sensación que me produce escuchar la dulzura de tu voz es más fuerte que cualquier código jurídico. Aun así, no podré evitar que me detengan si finalmente consiguen encontrarnos. Estoy aterrado, Sara. Me da pánico pensar que no volveremos a dibujar, a jugar o a reír juntos, que no volveré a arroparte, que no volveré a meditar al son de tus ronquidos. Por eso he decidido comenzar este diario; para inmortalizar mi pensamiento y poder acompañarte cuando mi cuerpo se transforme en ceniza.
Te quiere;
Papá

Eva cerró el cuaderno de golpe, impactada, sintiendo el recorrer de un escalofrío por su espalda. Jamás había leído nada escrito por un hombre.

SINOPSIS

En una oscura distopía, cuidadosamente organizada, las mujeres conviven en pequeñas sociedades donde la presencia masculina no tiene cabida. Un martes cualquier, Eva recibe un diario escrito por la mano de un hombre. A medida que avanza en su lectura comienza a cuestionarse los pilares morales en los que ha sido educada su generación. La ternura y la tristeza que le produce leer los pensamientos de su nuevo confidente supondrán una drástica desestructuración de su condicionada perspectiva e indagará en cuestiones que pondrán en riesgo su seguridad.

RESUMEN DETALLADO

A mediados del siglo XXII, la mayoría de las mujeres creen ser las únicas habitantes del planeta. En las escuelas se relata cómo los hombres oprimieron su género durante siglos hasta que surgió un movimiento feminista que, paulatinamente, fue conquistando derechos básicos para la mujer. Según el programa educativo que reciben las niñas, el cambio de era se produjo durante la década de los treinta del siglo anterior, cuando una parte del movimiento instigó una gloriosa revolución, provocando una violenta respuesta masculina y estallando así la guerra de géneros, que culminó con la victoria de las sublevadas. A partir de entonces, las vencedoras iniciaron un periodo de reeducación social. Los supervivientes vencidos se refugiaron en los bosques, donde, completamente asalvajados, torturaban, violaban y asesinaban a cualquier mujer que se adentrase en sus profundidades. Finalmente terminaron por extinguirse mientras que la civilización femenina desarrolló su subsistencia a través de un determinado avance científico basado en el estudio de la partenogénesis en tiburones hembra. De esta manera, se asignó a algunas mujeres la función de madres y se aplicó en ellas la fórmula de la autorreproducción, pudiendo gestar, exclusivamente, embriones de su mismo sexo. Desde ese momento, las labores sociales comenzaron a distribuirse entre la población infantil en base a las aptitudes que demostrase cada estudiante.
En este contexto vive Eva, una joven dedicada a la docencia histórica, que, un martes cualquiera, recibe la inesperada visita de una anciana. Ésta le entrega un diario en el que un joven trabajador del siglo XXI dedica sus memorias a su hija Sara. La forma en la que este hombre expresa su amor, su angustia, su incertidumbre, su decepción, su miedo y su esperanza , conecta con la sensibilidad de Eva, quien siempre había imaginado a los hombres como monstruos despiadados sin capacidad reflexiva. Al entrar en contacto con la conciencia del escritor, Eva empieza a ver su vida agitada por una corriente de dudas que acaba guiándola a la realidad. Así es como descubre que el sistema se sostiene sobre una tremenda farsa, construida con precisión arquitectónica. La revolución feminista no ocurrió como le habían explicado, la partenogénesis nunca pudo ser aplicada y las jóvenes seleccionadas para cumplir con la función de madres se encuentran recluidas y son forzadas a inseminarse cada dos años; asignándole a otras mujeres las hijas que engendran y enviando a los hijos varones a campos de concentración subterráneos, donde son criados y alimentados como ganado hasta alcanzar la edad necesaria para someterlos a un proceso de extracción de esperma.
NOTA DEL AUTOR
Me gustaría aclarar que me considero un fiel defensor de la igualdad. Ruego que no se malinterprete mi idea, ya que es mera ficción literaria.
Estoy convencido de que el desenlace que tengo pensado para esta novela no dejará a nadie indiferente. Sin embargo, prefiero no destriparlo y animaros a que apostéis por su creación.

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