Los tenues rayos del sol que entraban por la ventana del dormitorio anunciaba la llegada del nuevo día, y como un día más me despertó la llamada de mi marido. Abrí los ojos y supe que era sábado y pensé que hoy no tendría que ir a trabajar, pero inmediatamente recordé que ese día era el señalado para asistir al Seminario de terapias alternativas que tanto deseaba. El olor a café me motivó aún más para salir de la cama. Estaba contenta y jubilosa porque había quedado con mi amiga para asistir juntas a este “Encuentro”. Este Seminario estaba organizado por responsables de los variados grupos que iban a presentar ponencia en es evento, todos los grupos tenían en común que se dedicaban a la sanación con terapias alternativas. La finalidad de este “Encuentro” era dar a conocer al gran público estas terapias a través de las conferencias y actividades que se iban a desarrollar durante el fin de semana. Yo Acudía con mucha ilusión, pues en los últimos meses, algunos acontecimientos familiares me habían desestabilizado emocionalmente de manera preocupante, y por eso había puesto todas mi esperanza en encontrar remedio a mis males en estas terapias. En lo profundo de mi ser yo sabía que la vida podía y debía ser plena, tener salud física y bienestar interior era un derecho, y eso era lo que buscaba allí, mi sanación. Brillaba un sol radiante y el silencio de la recién estrenada mañana solo lo rompía el piar de los pájaros, que voloteaban alrededor de los frondosos árboles que adornaban la avenida que llevaba hasta el lugar den “Encuentro”. Sobre las 10 de la mañana llegó al Centro Cívico Maricarmen, y yo aunque vivía a solo unos minutos del lugar del Encuentro, llegué caminando desde mi casa un poco mas tarde, sola, pero eso si, acompañada de una gran mochila de ilusión, pues deseaba conectar con todas las terapias de las que solo alguna vez había escuchado hablar. El conserje del edificio nos indicó a Maricarmen y a mi que el evento se celebraba en la primera planta, subiendo la escalera a la derecha encontramos la puerta de entrada al salón, estaba entreabierta, y con mucho sigilo para no molestar, nos adentramos y vimos que se encontraba ya casi lleno con los asistentes mas tempraneros, los mas rezagados como nosotras tuvimos que buscar las sillas que quedaban vacías en última fila, a las que amablemente nos invitaban a sentarnos los compañeros.

Comenzó el Encuentro con la presentación de los variados grupos que habían presentado ponencia; cada uno de ellos, en primer lugar exponía cómo funcionaba su grupo, el desarrollo de su terapia y por último explicaban con todo lujo de detalles cuales eran los resultados de las mismas. Fue alucinante ir descubriendo la cantidad de posibilidades que teníamos a nuestro alcance para sanar y que no las utilizábamos por desconocimiento. Algunos grupos nos dieron mucha información sobre temas de actualidad en ese momento, como por ejemplo sobre ovni­ufología. El silencio de la sala demostraba el gran interés que suscitaban en los asistentes todos los temas que se estaban desarrollando. Una de las primeras ponencias fue sobre la terapia de Lousse Hay, la presentó mi amiga Rosy Parra. Para mi esta terapia no era desconocida, pues ya la practicaba desde hacía algún tiempo, pero no fue hasta la celebración de este “Encuentro” cuando se forjó la ilusión de un pequeño grupo para crear una asociación, “Asociación de Amigos de Lousse Hay”, en el cual yo empecé a participar activamente en los meses siguientes. Otra de las ponencias era sobre la terapia de “Rebirding” que fue presentada por José, a el lo conocía yo de otro grupo en Vía Libre, y le tenía un gran aprecio. Me pareció muy interesante su exposición que hizo de la terapia, consistía en volver al seno materno a través de una regresión, imprescindible estar dentro de una bañera llena de agua. Explicaba en el desarrollo de la terapia que la mayoría de los problemas emocionales que tenemos comienzan antes de nacer. A continuación Malena, que era especialista en hacer “Regresiones”, presentó su ponencia sobre la técnica que utilizaba en su terapia, y su magnífica exposición provocó que yo sintiera una gran curiosidad por el tema. Unos meses antes de este Encuentro yo había leído algunos libros sobre regresiones que me habían fascinado, por eso no me perdí ni un detalle de sus explicaciones. Malena despertó en mi un gran interés y deseo por hacerme una regresión, pero este deseo estaba mezclado con una gran dosis de miedo a la experiencia. Las horas pasaban casi sin darnos cuenta, dentro de la sala se respiraba el silencio del gran interés que suscitaban todas las ponencia, algunas preguntas contestadas y aclaradas, y muchas más quedaban flotando en la curiosidad de la mayoría de los asistentes, entre las que me incluía yo.

Sobre las dos y media de la tarde se hizo un descanso para la comida, desde el salón todos salíamos comentando y compartiendo experiencias aún sin conocernos, nos adentramos en a una sala que estaba enfrente, en ella había varias mesas muy grandes y nos acomodamos para comer los sanwiches que cada uno habíamos llevado. Maricarmen y yo nos sentamos cerca de la ventana, no conocíamos a nadie de los que estaban en la mesa, pero solo hicieron falta unos cuantos minutos para presentarnos y empezar a compartir temas. Fue al terminar la comida cuando comenzaron los comentarios acerca de las diferentes ponencias. Una chica que estaba sentada a mi lado comenzó a relatarnos a todos los de la mesa que ella se había hecho una regresión. Empezó a contarnos con todo lujo de detalles lo que ella vivió; había sido en su regresión una escritora reconocida del siglo diecinueve, conocía el nombre y los apellidos y la fecha en la que vivió. A todos los que la escuchábamos nos interesó mucho su historia, pero sobre todo cuando nos contó que había estado buscando en el Registro Civil del pueblo donde vivió en la regresión, y había encontrado registrada con el mismo nombre y apellidos a esta escritora. Esta historia que yo había escuchado con toda mi atención, aumentaba por segundo mi interés por buscar esta experiencia, así que en mi interior poco a poco fui decidiendo que yo quería hacerme la regresión lo más pronto posible, pero fue mi amiga Maricarmen la que definitivamente me lanzo a ella, pues al hacerle el comentario de que a mi me gustaría hacerme una regresión, su respuesta fue, yo ya he cogido cita¡¡¡¡¡¡. Inmediatamente me fui a Malena, y le pedí fecha para la mía. Solo habían pasado unos cuantos días desde este “Encuentro” cuando me llegó “mi gran experiencia”. A Maricarmen y a mi nos citaron en el Centro donde hacían la terapias de “Renacimiento”, era el local de José, el representante del grupo Rebirding, que se lo había cedido a Malena para que pudiera hacer sus regresiones. Mi amiga y yo decidimos que íbamos a acompañarnos mutuamente en la regresión, ella, que es una mujer muy valiente, decidió ser la primera, yo sería la segunda. Para mi el estar presente en la regresión de Maricarmen fue muy positivo porque esto me sirvió para relajar mis tensiones y perder unos cuantos miedos.

La regresión de Maricarmne duró dos horas aproximadamente, hubo un descanso en donde se comentaban y aclaraban junto con Malena algunos detalles, y en unos pocos minutos ya estaba yo tendida en la camilla. Én ese momento se entremezclaban dentro de mi sentimientos de miedo, de ilusión, de expectación a cual seria la situación en la que me encontraría en los próximos minutos, pasaba por mi cabeza de todo. Le costó mucho trabajo a Malena conducirme hasta la sofronización, pues yo tenía muchas resistencias y miedos a abandonarme al ejercicio, imprescindible para la regresión, hubo un momento en el que Malena estuvo a punto de abandonar, pero al final conseguí relajarme y entrar de lleno en mi regresión. El primer ejercicio de la regresión consistía en una relajación para desconectar de la mente racional y lógica. El ejercicio consistía en hacer una visualización para despegar: Malena me pidió que me visualizara saliendo de mi casa, que me dirigiera a un campo conocido para mi donde hubiese una montaña. Me vi saliendo de mi casa y me fui en dirección a la Sierra de Grazalena, lugar que yo conocía muy bien. Malena me pidió que eligiera una montaña y subiera hasta la cima, me explicaba que esta era la forma de subir a otro plano”. Durante los minutos siguientes Malena iba dirigiendo mis movimientos de subida y yo poco a poco iba escalando con mucha dificultad, pero finalmente llegué a la cima: la montaña que yo había elegido era muy, pero que muy, alta¡¡¡¡¡¡¡¡, por eso llegué a la cima con muchísimo esfuerzo. Me sentí muy feliz por haberlo conseguido, me senté a relajarme en todo lo alto y mirando al cielo sentí que conectaba con energías muy sutiles. En el siguiente ejercicio consistía en bajar de la montaña. Malena me propuso dos formas de hacerlo, una era poco a poco, resbalando por la ladera y otra era haciéndolo de un salto, como si fueras volando hasta el suelo. De nuevo apareció mi miedo a la altura, y me bloqueé, por eso Malena me sugirió que era mejor que lo hiciera resbalando por el suelo. Seguí ciegamente su consejo pero confieso que el vértigo del esfuerzo de la bajada lo sentí en mi cuerpo tan real que lo pasé bastante mal. Caí sentada al suelo, poor fin me encontraba segura, mi cuerpo estaba tendido sobre la tierra llana, me levante bastante aturdida siguiendo las instrucciones de Malena, miraba con mucha curiosidad a mi alrededor. Me encontraba en el campo, era un campo con cultivos y muchos árboles. Malena me preguntó que veía y yo le iba describiendo el paisaje.

Divisé a lo lejos edificios y casas, ella me dijo que me dirigiera hacía allí. Comencé a andar en dirección al pueblo, por el camino encontré unos jardines con canalizaciones árabes que podían ser la parte trasera de algún edificio público. Sigue caminando me decía de nuevo Malena, por fin llegue al pueblo. Ella me dijo que buscara mi casa, e inmediatamente mi atención se fue hacía una fachada pintada de rojo y blanco con una puerta de forma ojival. Malena me indicó que debía entrar en ella. Al entrar en la casa, me encontré en una antesala con un suelo de pizarras oscuras colocadas de manera irregular, las paredes muy blancas pero bastantes desconchadas, y una luz muy lúgubre, olía a casa vieja. Justo enfrente a la puerta de la calle había un portón por el que se entraba a otro recinto y yo decidí abrirlo: al entrar me encontré en un patio muy grande bordeado de arcos de medio punto y con una fuente en el medio. Malena me pidió que entrara en todas las puertas que encontrara a mi paso, elegí entrar en una que estaba situada a mi izquierda, en uno de los rincones del patio; era una habitación­dormitorio, no era demasiado grande, había una ventana de madera que daba a un campo muy frondoso, también una señorial cama de madera tallada cubierta con una ropa extraordinariamente blanca, (el color blanco armiño de la ropa era lo que más resaltaba del dormitorio), también había una mesilla de noche pequeña y una mesa escritorio bastante sencilla con una silla al lado. Salí de esta habitación para seguir con mi paseo por el patio, pero encontré justo enfrente de la puerta una escalera que subía a otra planta del edificio. El suelo del patio y de la escalera eran de baldosas cocidas de color rojizo, las paredes eran muy blancas. Siguiendo instrucciones de Malena subí por la escalera y al filo del último escalón me encontré en un pasillo muy ancho. El pasillo bordeaba el gran cuadrado que formaba el patio de la planta de abajo, sobre la izquierda había grandes ventanales de madera cuarteada por el tiempo y con escasa pintura. Entraba abundante luz por los cristales, eso permitía contemplar los altos techos con vigas de madera oscuras y que conjugaban con el resto del decorado. Me pidió Malena que buscara un espejo en ese pasillo y rápidamente mi mirada encontró uno colgado en la pared; me puse delante de él, y oh¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ me asusté al ver la imagen que reflejaba de mi……; era la cara de un hombre, era un hombre joven, con rasgos muy finos y muy guapo. En el espejo se veía la cara de ese hombre, pero yo sentía que esa cara era yo misma. Este momento fue muy fuerte para mi. Me ordenó Malena que me mirase los pies!!!!!, e

inmediatamente descubrí que aquella persona era un fraile, llevaba unas sandalias de tiras de piel marrón y una falda larga del mismo color. Dios mío, dije, ¡!!!!!soy un fraile!!!!!!! Malena me pidió que siguiera andando por el pasillo para ver que encontraba; a lo lejos divisé una puerta y decidí entrar en ella: era un claustro. Estaba dentro de una iglesia, en ella había varias personas que meditaban en silencio. Me dijo Malena, que mirara sus caras por si había alguien conocido para mi; los miré a todos pero ninguna cara era conocida, por lo que no me produjo ningún interés quedarme allí más tiempo. En ese momento Malena me preguntó que si había entrado al convento por vocación o por otros motivos, y al dejarme llevar por mis sentimientos, una oleada de jubilo y alegría embargó mi corazón, por eso mi respuesta salió de lo más profundo y con toda mi alma contesté que era por autentica vocación. En que año estás? me preguntó Malena: en 1322 contesté, donde estás? en un pueblo de Toledo. De nuevo Malena me preguntó que actividades se hacían durante el día en el convento. Inmediatamente me llegaron imágenes y me vi por la mañana muy temprano cantando en la Iglesia rodeado de compañeros. La música que escuchaba era gregoriana, era esa misma música que al día de hoy me hace entrar en contacto con otra dimensión. Salí de la Iglesia y seguí andando por el pasillo, un poco más adelante encontré otra puerta y decidí entrar. En el interior había una sala grande, era una Biblioteca. Me sugirió Malena que investigara que tipo de libros había dentro; la sala era muy lúgubre, muy empolvada y hasta sucia diría yo, y las estanterías estaban llenas de libros muy viejos y antiguos, pero estos tenían poco interés para mi, así que salí de allí en unos pocos minutos. Que sientes en estos momentos? Me preguntó Malena. Me dejé llevar por el corazón, y lo que sentí fue como si mi alma estuviera conectada a otra realidad superior, era una vibración en la que me invadía el fervor y el amor a lo espiritual. Un cosquilleo en el estomago similar al que se siente cuando se está enamorada, y me sentía muy feliz.

Segunda parte de la Regresión. Malena me propuso que pasáramos en el tiempo diez Años más tarde. Que sientes ahora ? Me preguntó de nuevo. Al dejarme llevar por mis sentimiento, sentí que en cuestión de segundos se había esfumado toda la felicidad descrita anteriormente, ahora solo sentía negatividad y miedo. Le dije, siento un pellizco en el estomago y una angustia que no me deja respirar. Que ha pasado? Me preguntó. Respondí, no lo sé!!!. Malena me dijo que intentara saber. Tomé conciencia de donde estaba en ese momento y me vi delante de una puerta muy grande, era la de salida a unos jardines y a un enorme huerto. Estaba en el mismo lugar donde me había visto en la etapa anterior de la regresión paseando y meditando plácidamente. En este momento me encontraba en estado de chok, estaba esperando que pasara algo que yo no sabia lo que era o quizás a que llegara alguien o algo, que posiblemente me iba a cambiar la vida. Desde la puesta donde me encontraba, vislumbré a lo lejos unas llamas de fuego enormes y mucho humo; esas imágenes aumentaban aún más mi angustia y mi temor. A mi lado, se encontraban otras muchas personas que supuestamente esperaban lo mismo que yo y que parecían tener la misma angustia que yo; el tiempo de espera real, que puedo ser si acaso un minuto se me hizo interminable. En la regresión este minuto puede que se tradujera a una hora aproximadamente, a lo lejos se divisaba una gran bola de fuego­luz que se aproximaba hasta la puerta donde nos encontrábamos esperando; la bola tenía forma de carro, llevaba dentro al menos a siete personas y parecía estar envuelto en una potente luz. A medida que la bola se acerba hasta nosotros, el pánico se iba apoderando de mi y también de los demás compañeros. Solo habían pasado algunos minutos cuando aquel carro llegó a la puerta y se adentró en el Monasterio. Un gran desconcierto se produjo entre nosotros, todos intentábamos huir, salir corriendo, todos gritábamos. En

medio de ese caos yo focalizaba alternativamente una cara, era la cara de otro fraile, al que yo no había visto antes. Esta cara era reconocida para mi, es la cara de un amigo de mi vida actual. Este amigo aún conserva la esencia de su vida pasada, prácticamente vive, viste y se alimenta como un fraile e aquella época. En este momento de caos, decidí salir de la regresión, pues el grado máximo de ansiedad y miedo que estaba sintiendo lo empecé a somatizar en mi cuerpo como si fuera real. Me sentía al límite de mis posibilidades, sin fuerza. Se lo comuniqué así a Malena y ella me indicó que antes de salir preguntara porque había ocurrido todo aquello; la respuesta que recibí fue: Cogiste mas poder del que te dieron. Un rápido ejercicio de salida de la sofronización puso punto y final a esta experiencia.

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