El susurro de la Mantis

El susurro de la Mantis

Día 14 Agosto. 12.15 horas.

El pequeño coche de alquiler se detuvo haciendo chasquear la grava de la carretera secundaria entre una espesa nube de polvo.

Casi al instante, emergió un tipo fibroso de mediana edad, que se tranquilizó al ver que ningún coche lo había seguido.

El sujeto era alto y delgado y vestía ropa cara de sport que no encajaba con ese pequeño automóvil. También se apreciaba que gastaba dinero en su imagen, con manicura y el pelo recién cortado, sólo que ahora lo llevaba revuelto y desaliñado por lo que acababa de ocurrirle hacía unas horas.

Al tipo se le apreciaban grandes manchas de transpiración en su pecho y bajo las axilas provocadas por el calor seco y abrasador de la meseta en verano, y en su cara se abrían paso profundas ojeras, por el sueño que acumulaba y por el pensamiento obsesivo que bailaba en su cabeza y que no dejaba lugar a ningún otro.

¿ Al llegar al despacho de V.M.Camps, que hacía allí su cadáver, y cómo iba a poder justificar que no había sido él quien lo había matado?

Este hombre se movía con aire nervioso mientras miraba la autovía de la que acababa de salir, y con impaciencia observó el terreno por donde se internaba la nueva carretera en la que se encontraba, apreciando que el paisaje era casi completamente llano salvo por unas colinas en la distancia que se ondulaban con somnolencia. Por detrás de ellas emergía una nube gris que ocupaba la mitad del cielo, y que parecía una cortina que alguien con muy mala leche había corrido. Según la radio la nube gris era provocada por un incendio en la pequeña montaña que se levantaba junto a Pinoso y aunque el fuego estaba cerca, aún estaba fuera de su vista y sólo apreciaba un suave olor a chamusquina.

A este tipo a pesar de que algunos lo tachaban de insensible, que se quemara un árbol era algo que le dolía, y la ansiedad aumentaba con el traqueteo de los aviones y helicópteros, que cada poco cruzaban el cielo. También la radio local iba emitiendo partes, interrumpiendo la programación para informar sobre la evolución del fuego, y en esos momentos comunicaba que estaba avanzando hacia algunas casas del extrarradio del pueblo, obligando a desalojarlas.

En aquella parte de la provincia se alternaban densos bosques de pinos rodenos y pinos carrascos, con amplias llanuras sólo cubiertas por matojos leñosos, resecos y cubiertos de polvo y no pudo evitar pensar, que con la profusión con que últimamente se daban los incendios, al final todo se volvería un desierto.

El lugar en el que se encontraba en esos momentos, estaba dividido a partes iguales por el terreno salvaje y unos campos con vides perfectamente alineadas rodeando alguna casucha de labrador. Detrás ya había quedado la serpiente de cemento que seccionaba el horizonte de la que acababa de salir, y sobre la que los automóviles pasaban a toda velocidad. Por lo demás, en el cruce que tenía a su lado observaba la serie de placas oxidadas con direcciones que parecía que no llevasen a ningún lugar real y que sólo apuntaban hacia una lejanía incierta.

La luz deslumbrante, lo obligaba a cubrirse los ojos con la mano, para protegerlos del sol inmisericorde de uno de los días más calurosos del verano. Aunque unos años atrás había ido muchas veces, ahora el acceso a Monobras había cambiado después de la construcción de la autovía. Por el rabillo del ojo tuvo la suerte de vislumbrar una hornacina de las que colocaban para los senderistas con un plano y se había detenido enfrente para consultarla. Una raya amarilla paralela a otra blanca, pintadas sobre una gran roca en un lado, certificaban que por allí discurría una senda de largo recorrido que cruzaba todo el valle. Lo había reconocido porque como tantos niños había crecido al amparo de un grupo scout, en donde cuerdas, nombres de árboles y planos topográficos, componían su mundo.

Se había acercado hasta la estructura en madera reseca y ahora contemplaba las líneas de colores que se entrecruzaban de manera desordenada, y se sintió como ese cartel, porque la madeja de caminos y colores le parecieron una alegoría del barullo que representaba su discurrir por la vida.

Siguiendo las líneas sobre el mapa quiso cerciorarse de que ese era el camino correcto a Monobras, la minúscula pedanía oculta en el campo levantino, y que no estaba demasiado lejos de donde se suponía el fuego estaba arrasándolo todo.

***

No lo podía creer, en unas horas había pasado de la felicidad más absoluta a la desolación y la incertidumbre. Aquellos últimos meses que llevaba vividos nunca pensó que pudieran sentirse tan dichoso junto a Diana, ni siquiera que se fueran a terminar, pero de repente la vida daba un vuelco y lo dejaba en la cuerda floja. Se acababa de romper la creencia de que la parte más sórdida del mundo nunca lo iba a alcanzar.

Apenas había dormido solo una cabezada en el coche y por fin sin saber adónde ir, había decidido buscar un alojamiento en Monobras, a dos horas de Peñalcón, ya que sabía que en verano allí siempre existían casas vacías para veraneantes anónimos, lo del fuego había sido un imprevisto, pero calculaba que se mantendría lo suficientemente lejos del pueblo para que no afectase a su plan. Necesitaba un buen escondite y ese era un lugar apartado y recóndito, con corrales y cobertizos para esconder el coche y donde nadie sospecharía de un forastero.

Desde la madrugada, llevaba en un bar de carretera tomando más copas y cafés de los que le convenía y dándole vueltas a lo que ocurría, a veces de una manera absurda. Sin saber a dónde ir, se había refugiado en el único lugar que le ofreció refugio lejos de la vista de extraños, y por suerte un camarero comprensivo, lo había dejado quedarse varias horas.

No podía volver a su casa en la costa, porque intuía que estaba metido en un buen lío. Hasta que no supiese exactamente lo que había sucedido, quería permanecer fuera de la circulación por si alguien lo había visto salir de la fábrica en el polígono de Peñalcón, y lo podían involucrar en la muerte. Esa cámara en el lateral de la fábrica lo había dejado confundido, aunque era posible que no estuviese en funcionamiento. Diana no le había dicho que estaba allí y se lo debería haber advertido cuando trazaron el plan. Por un momento se le ocurrió pensar que tal vez Diana tampoco lo sabía y todo no era más que un error de cálculo que podía resultar su ruina.

También necesitaba saber algo de Diana a la que en esos momentos ya debía estar acosándola la policía que habría ido a comunicarle la muerte de su esposo, pero no podía ponerse en contacto con ella, porque era fundamental que la policía no supiese que se conocían, para que no afectase a sus coartadas.

Solo le quedaba una cosa por hacer, pedir ayuda a alguien ajeno, ya que no tenía dinero ni podía utilizar su tarjeta bancaria, y se le ocurrió llamar al único amigo con el que confiaba, Toni. Se habían criado juntos y en su momento habían compartido expectativas y sueños, y por eso ahora apelando a los viejos tiempos, era el único para contarle algo tan grave como aquello. Tampoco quería circular con el coche de alquiler, ya que era posible que la policía ya hubiese descubierto que lo conducía, y podría andar buscándolo.

Toni era capataz de una pequeña fábrica en Peñalcón y conocía a los fabricantes textiles de la ciudad,y sabía quién era el muerto, y además con sus amigos y sus contactos, seguro que ya conocería más detalles de lo sucedido. En la ciudad alguien como él siempre se enteraba de todo lo que sucedía, ya que era un chismoso y no perdía detalle, además, esos asuntos que rompían el lento y aburrido discurrir de una pequeña población, corrían como la pólvora.

Necesitaba saber a qué atenerse porque en la radio y el periódico apenas habían dicho que un industrial en Peñalcón, de siglas V.M.C. había muerto en extrañas circunstancias al ser asaltado en su fábrica.

Un hombre al que había ido a matar, pero que sin saber cómo ni por qué, alguien se le había adelantado. De todas formas cuando se lo planteó, nunca llegó a estar completamente seguro, de que llegado el momento iba a ser capaz de matarlo.

Por otro lado después de asegurarse de que su amigo Toni entendería las indicaciones que le iba a dar, volvió a subir a su coche que con un rugido apagado se puso en marcha.

Día 14 Agosto 20.00 horas.

Ahora sólo me queda esperar hasta que llegue Toni. Las horas transcurren despacio, más de lo que me gustaría, haciendo que los contornos de los pensamientos se diluyan y acaben por fundirse, como el cielo, que se va rompiendo en jirones anaranjados conforme se acerca a la noche. Las horas se deslizan tan fácil como una mano sobre terciopelo, apenas sin oposición, un terciopelo azul y suave como en la canción. Aunque la placidez resulta engañosa, y las voces y los gritos distendidos de los veraneantes tensan mis nervios. Me exasperan todos esos niños chillando mientras juegan.

Apenas se distingue, peroen el cielo un águila se mantiene flotando a poca altura cerca de la sierra de Monte Coto donde se encuentran las canteras de mármol. No bate las alas y aprovecha las corrientes que suben desde el suelo y se recrea en el planeo mientras aguarda. Se mantiene casi inmóvil y sólo da pequeños respingos hacia los lados buscando la posición exacta que la mantendrá en el aire. El humo la tiene desconcertada. Es como lo que puede cruzar por su cerebro, apenas nada, simples chispazos eléctricos intuitivos a través de sus neuronas.

Observo sus trazos delicados y lentos y la envidio, porque seguramente en su espera tendrá suerte, el fuego la ayudará y aparecerá una presa desorientada, a la que estudiará durante un breve espacio de tiempo. Se lanzará sobre ella y con un movimiento preciso, le dará un golpe certero en la cabeza y todo habrá terminado. Luego seguirá el curso de su vida, y nadie le pedirá explicaciones por lo que acaba de hacer.

Son las reglas de la vida, simplemente son así y por el simple hecho de vivir estás sometido a ellas sin valoraciones. Todo lo contrario a mí.

En el fondo es como me gustaría que fuesen las cosas, que no se considerasen mis acciones y mi trayectoria como algo malo. Es el dilema en el que vivo, porque aunque me reconocen como un tipo violento, yo pienso que mí manera de entender la vida no es peor que el de otra gente, y sólo busco el equilibrio.

Yo entiendo que la muerte se funde con la vida como algo natural, donde para que uno viva, otro ha de morir siguiendo la inercia del mundo sin dejar que una minucia lo desvíe. Cada cosa en su lugar, manteniendo la estabilidad y la armonía del universo. En los platos de la balanza se encuentran la muerte y la vida. Luego hay cosas desequilibradas como el hambre y la riqueza desmedida, los trabajadores explotados y los empresarios mezquinos. ¿Pero es malo que yo quiera nivelar esos platos? Los prejuicios y la estupidez muchas veces cargan demasiado un lado, pero gracias a gente como yo, todo vuelve a su lugar. Se podría decir que mi relación con Diana también la he querido mantener dentro de ese equilibrioy para eso he de recolocar cada cosa en su sitio para que nuestra vida transcurra sin obstáculos. Añadir lo que falta y eliminar lo sobrante. Así también hemos planeado nuestra relación futura. Una unión de lo espiritual ceñido por lo material que le da control, es como el perfume volátil que se encierra en un frasco para que no se pierda. Para eso habíamos trazado un plan que nos hubiera permitido vivir nuestro amor después de eliminar lo que sobraba.

Sobraba V.M.C., el marido de Diana, de manera que una sencilla muerte iba a equilibrar dos vidas, las nuestras.

Y eso es lo que me he ido repitiendo para darme fuerzas, para auto convencerme, porque cuando uno está en trance de convertirse en un asesino, necesita argumentos sólidos. No es sencillo doblegar una conciencia educada en una blanda burguesía, donde cometer un asesinato es lo peor del mundo. Yo sabía que era complicado, y por eso no quería pensar demasiado a lo que me abocaba. Mi plan era ir hasta allí y cuando me diese cuenta de que ya no podía hacer otra cosa y de que no tenía otra opción, acometerlo. Es como eso que hacen algunos generales con sus ejércitos, los fuerzan hasta que no pueden volverse atrás y así hasta los soldados más reacios, terminan por enfrentarse a su destino, al quemar sus barcos. Sería como la primera vez que te lanzas en paracaídas, donde cierras los ojos y das un paso adelante sin pensarlo. Y mi creencia era que de atreverme, todo habría sucedido como debía, sin estridencias, dejando luego que el caudal de la vida en la ciudad hubiese vuelto a su lugar. Luego habría transcurrido el tiempo, y se habrían pulido las aristas, y poco a poco a base de repetirme cada día que lo que había hecho era algo así como mi destino y no tenía otra opción, me obligaría a olvidarlo. A continuación recogería a Diana y nos habríamos marchado a vivir juntos, en lo que para mí habría sido llegar al culmen de la felicidad, dando también por satisfecho, el sentido de mi vida.

En estos momentos como todo ha salido al revés, por el contrario me encuentro huyendo y pensando que aquel cadáver no debería haber estado allí.

Por muchas vueltas que le doy no logro entender qué es lo que ha pasado, qué ha salido mal. No sé si finalmente hubiese tenido suficiente fuerza para matar a Vicente Marcos Camps, pero por estúpido ahora merezco verme envuelto en un asunto que no pinta nada bien. Porque algo tan grave lo debía de haber planeado yo, y no tendría que haberlo dejado en manos de otra persona, aunque esa persona sea Diana, porque uno no pone tanta atención cuando hace las cosas para los demás.

Yo sé que Diana me quiere tanto como yo a ella, pero ahora mismo, me gustaría preguntárselo mirándola a los ojos.

Quisiera contactarla y no puedo, y ella tampoco sabe dónde estoy, por eso lo más inteligente en estos momentos creo que es marcharme de aquí, y si acaso dejar el país, desaparecer de la escena por una temporada, pero tampoco sé si la policía estará buscándome por estaciones y aeropuertos. Esa cámara de vigilancia que he visto a la salida de la nave industrial, no sé si me va a condenar. Volver mi casa también está descartado. Espero que Toni cuando llegue, sepa qué es lo que está ocurriendo y me lo cuente y a la vez me traiga algo de dinero. De todas formas aún no hay nada seguro y puede ser que nadie me haya visto salir de la fábrica donde estaba el cadáver y que yo esté limpio y todo no sea más que una mala intuición. Dentro de un rato saldré de dudas. Aunque hay mil cosas que me rondan la cabeza y amenazan mi cordura, y también me pregunto si estará Diana sufriendo por no poder hablar conmigo.

Puede que encontrar a V.M.C. muerto, sea una casualidad que nos ha favorecido. Pero ahora tengo que pensar en otra cosa, nosotros estábamos preparando las coartadas y la mía ha quedado en el aire al no volver a mi casa de la que se suponía que no había salido, así que en estos momentos estoy al descubierto.

SINOPSIS

La historia de cada mujer o de cada hombre es una historia de amor, de lucha por el poder o de obsesión por el dinero, y en muchas ocasiones de varias de estas cosas a la vez.

En este caso parece que se trata de una historia de amor, entre Diana y Evelio, pero en realidad se trata de una historia de obsesión por el dinero, y de traición. Las historias de amor se pueden contar de infinitas maneras, tantas como se pueden combinar los factores que la componen y que a veces, nos hacen atribuirle unos colores. Si por ejemplo el amor se combina con un romanticismo blando, se podría hablar de una historia de color rosa, pero si la historia se convierte en un triángulo, ya se va oscureciendo, acercándose al gris del melodrama, y si además añadimos un cadáver, que cosas del azar o del destino, se trata del marido de Diana la protagonista femenina del triángulo, seguramente ya estamos hablando del negro.

Esto es, una historia con un asesinato (o como diría la prensa antes del juicio, un presunto asesinato).

Así pues, Diana casada con V.M.C. y con Evelio como amante, planean matar a V.M.C. este asesinato, debe acometerlo Evelio, que cuando por fin vence sus prejuicios y decide hacerlo, es decir está dispuesto a echar a perder su vida por amor, se da cuenta de que no puede realizar un acto tan vil, pero por alguna broma macabra, donde Evelio debería haber encontrado a VMC, encuentra su cadáver y todo apunta a que Evelio ha sido el autor de la muerte. A partir de aquí Evelio huyendo y repasando en su cabeza, como ha hecho para verse en esta situación.

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