En paradero desconocido.

En paradero desconocido.

Unbekannt verzogen» , ISBN 978-0-244-94287-8.»

«Quien controla el pasado, controla el futuro. Quien controla el presente, controla el pasado» .

( Orwell)

Invierno, 1908.

Alcorzos de nieve asimétricos a mi alrededor; volutas de vaho salen de las coanas de mi nariz. Cintas moviéndose al viento; ando por senderos desiertos.Me duelen las niñas de los ojos del frío . El sendero -una antigua vía muerta- corre parejo al río.

El agua es turbia, marronácea y va encajonada entre cañones convergentes, aumentando la sensación térmica de agobio por el gemido del viento ululando entre los árboles resecos. Vislumbro a lo lejos la Ciudad, las Puertas Negras romanas de Trier. Es el último día del Año; el sol se desliza con rapidez e incide sobre las estatuas de Vertumnus y restos de murallas fragmentarias; recodos fluviales, se nota que el Danubio no anda lejos; escarcha a mi alrededor. No puedo pararme o me congelo. Parece el escenario de un capítulo del Malleus maleficorum. Las brujas se reúnen en el gélido bosque, mientras la multitud -felices cretinos- celebran el Nacimiento de Cristo. Veo , entre los árboles, las primeras casas, con guirnaldas colgando de las puertas, oropeles, mamparas de prebisterio, herraduras, ronzales y zapapicos clavados en el suelo helado.

Me asomo a una casita: imágenes deliciosamente difuminadas; cabezas decaídas, velas titilantes, vástagos delante de una mesa. Viejas fotografías del Emperador Francisco José. Se reza el rosario, padre en pijama de mangas de seda escarlata. Podría matarlos a todos ahora mismo, como en la escena final de la obra de Edgar Allan Poe, « La Muerte Roja». Pero es Navidad y – asqueado- me retiro del cristal, dejando mi impronta cérea de ADN del Mal que me corroe pegado en el vidrio.

Los de la casita no se han dado cuenta de mi perversa presencia. Es una de mis cualidades. Desaparezco antes de que me detecten. Sigo andando. Los arbustos se agarran a la tierra para no ser fagocitados por las negras aguas del Gran Río; hay un grupo de isletas

en medio de las turbulentas y encrespadas aguas. Veo laderas escalonadas. Moriré en pocos minutos si me deslizo inadvertidamente en el légamo pantanoso del Danubio; voy directo a la entrada Norte de la Ciudad. ¡El Gran Mundo!

Camino mientras carámbanos de hielo cuelgan de los olmos resecos. Paseo por los bulevares de romanticismo manoseado, mirando atrás, iracundo, mientras intento descubrir el escrutinio de algún sabueso intrigado , si me sigue algún policía o algún funcionario del Ministerio de Guerra. Soy un desertor del ejército y temo que me echen el lazo. He roto con todo, hasta con mi único amigo. Estos funcionarios del Káiser son unos inútiles, pero cumplen . Fueron reclutados bajo el principio de Mettternich: » Lo peor que Austria puede tener es funcionarios bien instruidos y formados. Entonces gobernarían ellos».

Anoche dormí en un garito medievalista en Kartnestrasse, por media corona; un antro que compartimos ese dia, con languidez prerrafaelita, ocho personas mas, dándonos calor los unos a los otros.

Nos echan a las ocho. Rastros de obsesión ; beber algo caliente .Estoy en el Momento Culminación del Odio.

La lluvia había derretido a medias la nieve, y luego el viento de las montañas la había vuelto a congelar.

Entro en calor caminando la Herrignstrasse ; encuentro un Café abierto. Me quedan ocho coronas. El local tiene todas las botellas ovaladas con tapones en forma de enanos de nariz roja y bailarinas de vidrio hacíendo piruetas en los ceniceros de ágata. Arsenal de gente a quien sablear.

En ésta ciudad un café puede durar todo el día; permite estar cómodo ( la palabra ideal es …gemütlich) y caliente , hasta que llegue la noche. En el café los seis periódicos de la ciudad se exhiben en los estantes , a disposición de los clientes. Releo volúmen de Dante encuadernado en vitela. Aguantaré hasta la noche.

Testimonio del Policía Jorgen Lefkowitz.
Si, lo recuerdo. Dos muchachos. 18 ó 19 años. Uno era delgado, caucásico, pálido , 1,73 metros , setenta kilos, complexión fina, pelo lacio ,cutis anserino, correctamente peinado. Tenía unos aires de …, ¿cómo decirlo?, superioridad, displicencia, estrangulador de serpientes. Perspiscacia y malevolencia. Brotaban chispas de locura. Aires De grandeur. Me detectó enseguida y me ignoró. Se difuminó entre las sombras.De los dos mozalbetes era claramente el que llevaba la voz cantante. No paraba de hablar con el otro, que sólo asentía y le seguía dócilmente.

Llevaba un viejo traje lleno de remiendos, pero sin manchas ni lamparones. Estaba muypálido. Su acompañante era un poco más bajo, barbilampiño, bien peinado, zapatos limpios , extasiado por la verborrea del Líder.

Logré retomar el contacto y los ví a la tenue luz de un farol, al socaire de las almenas, cerca de la Spittelgasse.

Entraron juntos en la callejuela , bajo los copos de nieve que caen de un deshilachado edredón de nubes.

Nosotros, la policía, la conocemos como «El callejón del Vicio»(“Pfuhl des Laster”) , donde las prostitutas se ofrecen al mejor postor. Estuvieron dos, tres, cinco minutos, no lo podría precisar exactamente; lo recorrieron de arriba abajo, apresuradamente.

Vieron a las prostitutas que se peinaban y se ofrecían a través de los ventanales de dicha callejuela , muy estrecha y mal iluminada.

Luego el Líder musitó algo al oído del otro y, repentinamente, ambos se fueron corriendo.
-¿Sin entrar a ningún lupanar?
-Así es, señor Comisario. Se fueron como espectros. Doblaron la esquina y desaparecieron en la oscuridad.

Testimonio de Agust Kubicek. 12 de Diciembre, 1908 .

Si, Señoría. Compartí habitación con él durante meses, hasta Agosto. Luego tuve que irme ocho semanas a cumplir con unos trámites de mi servicio militar .

Al volver, mi amigo había desaparecido.

-¿Dónde vivían?.

-Alquilamos un pequeño cuarto a Frau Zakeys.

-¿Cuánto pagaban de renta?.
– Diez coronas.
-¿Trabaja Vd.?
-No, señor. Estudio música. Abandoné la ebanistería de mis padres para venir a formarme aquí.

-¿Y su amigo?
-Pintaba. Pintaba para ganarse el pan. Y estudiaba.
-¿Estudiaba qué?.
-De todo. Le gustaba, perdón, le gusta leer.
-¿Porqué habla de él en pasado?

-Porque tengo la sensación de que no volveré a verle vivo.
-Y Vds. dos, sin tener donde caerse muertos, ¿ Iban trajeados a la Opera?

-Si, Señoría.

-¿Sabe lo que cuesta un billete?.
-Si, Señoría. Dos coronas.

-¿Y de dónde sacaban el dinero?
-De los ahorros de ambos, y, con el debido respeto Señoría, pasando bastante hambre.

-Aquí hay un dibujante. Hága una descripción física lo más acertada posible de su amigo. Quiero un retrato robot de ése fugitivo .

-¿Y ésa Stephanie que aparece en esas postales que hemos encontrado?

-Una chica de Linz. Pero él nunca habló con ella. Todo era platónico.

Frau Zakreys.
Amanuense:

-“Señoría Ilustrísima, necesitamos un traductor de checo. La pobre mujer habla tan mal el alemán que no se le entiende nada. Es la casera que les alquiló el local.»

Juez:

-«No procede. No podemos, ni debemos destinar dinero público en nimiedades. Daré por bueno que queda acreditado que éstos dos personajes vivieron de realquilados en dicho local con ésta vieja palurda checa que era, al parecer, su casera.¿El número 29 ha dicho ?.

-El treinta y uno, Su Señoría . Stumpergasse, 31.

-Díctese Providencia. Por triplicado, ponga anuncio y orden de detención.

-¿Motivos?,respondió el amanuense, curioso.

Pintar y estudiar no son delitos en el Imperio Austro-húngaro, musitó.

– Le daré cuatro motivos.Los dos que me cuelgan y los del Káiser que nos paga y gobierna.

Yes, sire.

-No vuelva a cuestionar mis órdenes.

No, sire.

El amanuense se inclina y besa el anillo al Juez.

-Usted llegará,

-¿Llegar a dónde , Señoría?

-Nada, nada, cosas mías, Freisler.

-Si, Herr Richter.

-Las autoridades militares quieren saber dónde anda ese raposo.

Ponga: desertor del Ejército del Emperador. Añada el retrato robot de ése tiñalpa en cada Bezirk de ésta ciudad. ¡Ya!

Proskinesis; atmósfera medieval y mutis por el foro del amanuense con el retrato robot del huído.

Testimonio Rosa Albach-Retty, (la abuela de Romy Schneider, por cierto).

-Un joven me pidió muy correctamente si podía prestarle dos tomos de las obras de Nietzsche

-Me prometió que los cuidaría como la niña de sus ojos.

Al devolverle los libros de forma educada y casi inmediatamente, encontré una tarjeta de visita… un albañil (“Maurer”).¿Su nombre? No lo olvido: Adolph, el amigo de Mitti.Estaba tieso. Pleite. Sin blanca .Sin dinero. Pero le sobraba dignidad ; esos ojos azules me dejaron impresionada.

Testimonio de Balthasar Brandmeier, albañil en paro.

«Adi nunca deja en la estacada a los compañeros de fatigas. Nunca. Lo pasamos mal, pero la desgracia y la adversidad hace que todos nos ayudemos. Y reconozco que cuando supliqué ayuda, me dijo que no le llamara de Vd y además me regaló 5000 Reichsmarks en concepto de ayuda para que pudiera educar a mi prole , y salir adelante.. «Por los viejos tiempos».

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Praga, 1934.

Milli se sentó con las rodillas juntas. Un gesto escolar. Mein schatzi Adolph me dice que el viejo mochuelo de Benes se niega ¿Habrá guerra? Me siento sola. Mas sola que en toda mi vida. No le veo desde hace dias. Todo su tiempo se dedica a la Política.

Estoy desesperada.¿Me ama? Lo dudo.Me dan ganas de dispararme un balazo, como hicieron «Geli» Raubal o Unity Mitford.

Diario de Emille ( «Milli»)Häusler.

(No confundir con otra amante «Mimi» Reiter).

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Invierno.

Viena tiene 625.892 bombillas, pero para mi es una ciudad sombría , pese a ese despliegue de luz. Odio esta ciudad. Ayer dormí al raso, junto al Práter. Un frío de mil demonios. No podía mas y me levanté a las tres de la mañana, aterido de frío. La humedad del río me entró hasta el tuétano de los huesos.Opte por empezar a andar y entrar en calor. Camino en soledad rumiando mi odio ancestral a ésta desgraciada urbe. Golpeo el asfalto, paso a paso estoy desgastando mis zapatos, descosidos pero inmaculadamente limpios. Mis talones golpean inmisericordes sus empedradas calles. Sólo escucho impertérrito la reverberación de mis propios pasos . Deambulo como un golem entre detritus, zascandileo, trampeo y hurgo dentro de los contenedores de basura, buscando cáscaras de patatas, mandarinas podridas, peras mordisqueadas, o pan con légamo verde. Nunca materia orgánica , ni la carne semidescompuesta que arrojan de los restaurantes. Eso lo dejo para la plebe , para los untermenschen . Yo mantengo mi dignidad y nunca me mezclaré con ésos detritus askenazi con caftán , que huelen a boñiga.

En 1870 apena había gentes de éste tipo en Viena, escasamente un diez por cierto, pero con la política migratoria blanda de las autoridades socialdemócratas, en lo últimos 30 años están copando todas los estratos de nuestra sociedad.

Intelectuales infames como Schitzler, Hofmannstahl y muchos mas,

Periódicos amarillistas, völkisch y demagogos,como el editor Schoener, al que muchos consideran un agitador de lasquenetes antisemitas, contorsionador de letras góticas, adoctrinador de masas antiaskenazi con su periodicucho, Die Zeit. Pornoperiódico con tipografía, ex libris, portadas antijudías. De vez en cuando aparece por la redacción la narizota aguileña y la calva perlada de sudor ambarino y lascivo del onanista Julius Streicher. Perfil duro del arte degenerado. Letras góticas inflamadas en odio. Floreos negros, temerarios. Un periódico donde los redactores -mentes lestrigónicas- se encierran en las Habitaciones del Odio y ponen en marcha la picadora de carne. Der Sturm. El períódico fetiche de los camisas pardas. Hay duelos de barril, se arrojan cervezas a las masas de obreros comunistas. Pronto serán osamentas brillantes .

«Ven de vacaciones, te irás de libertad condicional a Dachau».

Kristallnacht: Goebbels se frota las manos mientras epítomes ambulantes y mamporreros con bidones de gasolina queman sinagogas; embrollo férreo, gritos. Tumulto báquico detonaciones de armas de balas que salen disparadas hacia el triforio, como un signo de interrogación.

Anoche pude dormir en una habitación caliente en la Leopoldstrasse empapado, sucio, mareado de no haber comido nada en todo el día . Dormí en jergón pestilente con olor a orín y vómitos . Pero mantengo la cabeza alta. Llevo en el bolsillo de mi chaqueta un chusco de pan y las hojas deshilachadas de un libreto que leo ávidamente: , Peer Gynt es la traducción de Ibsen de un autor llamado Dietrich Eckart . Tengo fiebre y estoy desfallecido, pero la fuerza moral de ése escritor borrachín y bohemio me dan el ánimo para cumplir mi misión. ¿Cuanto duraré en éstas condiciones? . Estoy tan débil que me mareo cada vez que me levanto del banco donde descanso cada treinta minutos, mientras sigo callejeando por esta ingrata ciudad. Los minutos se alargan cuando estás empapado en humedad y sudor .

Mi chaqueta está deshilachada, pero la limpio cuidadosamente. Me sirve de almohada cuando me reclino en el suelo y duermo en el parque. Mi camisa ya no tiene ni puños ni cuello, pero la mantengo limpia .

Algún día modificaré esta situación y lucharé por los obreros, por los proletarios, por el movimiento völkisch. Acabaré con la usura y el préstamo, combatiré a los cárteles bancarios internacionales mediante la emisión de nuestro propio dinero.

Estableceré un programa de crédito nacional mediante la elaboración de un plan de obras que incluirán el control del préstamo abusivo, la reparación de los edificios públicos , construcción de autopistas, del «coche del pueblo»,

asi como puentes, canales,autopistas, instalaciones portuarias. ¿Pantanos? NO. Eso, para Franquito.

Mi gobierno emitirá los Certificados de la Tesorería del Trabajo.

De esta manera, pondré a millones y millones de personas a trabajar. Obligaré a leer a Tennyson, Keats y el Epithalamios de Spenser.

Entraremos en un nuevo y brillante territorio: el dinero no estará respaldado por el oro , sino por la fuerza del Pueblo. Recito la paráfrasis de Ronsard.

“Por cada Reichsmark emitido, se requerirá el equivalente al valor de un trabajo realizado o de bienes producidos.”

Los trabajadores gastarán ésos certificados en otros bienes y servicios, por ende creando así más puestos de trabajo para más personas. De esta manera lograremos salir de la aplastante deuda impuesta por los banqueros internacionales.

Libres de la esclavitud de la deuda de los cárteles bancarios tipo Rothschild, seremos capaces enfocarnos en la familia, la agricultura y expansionarnos .

Me duelen las ingles . La sífilis que tuve ( corrección, que dirán que tuve) me produce escútulas y condilomas planos que me irritan por el continuo roce del pantalón contra mi piel blanca y lechosa. Nunca dejaré que nadie me vea en paños menores, me avergüenzo de mis lesiones hipogranulosas y ortoqueratósicas. .

Y me duele todo. Las rodillas, los talones, el alma. Me duele el corazón de vivir muriéndome carcomido en mis penurias y ese dolor aumenta por el vagabundeo de doce horas al día , arrastrando mis vergüenzas por la Plaza de San Esteban. Aunque debo reconocer que me ha gustado tanto ésta plaza, que me senté en un portal y realicé una acuarela. Ésta.

Soy un artista.Nunca trabajaré para esos usureros y especuladores. Lucharé contra esas sabandijas , parásitos del noble pueblo alemán. Derribaré el patrón oro. La Fuerza de un Estado es su gente: völkisch. Ese será mi lema. Detesto el trabajo manual.Soy el destinatario de mi propio futuro.

Soy un Visionario.Sueño con que algún día hablaré delante de miles y miles de personas con una fluida oratoria y perfecta retórica dirigiéndolas y manipulándolas a voluntad.

Recuerdo a mi padre, que me zurraba desde pequeñito. Un día , apalancado en la taberna, se desplomó a saco, salía sangre de las orejas empapando el serrín del suelo del bar. Estaría sorprendido de ver a su hijo, al que él quería hacer un mediocre y simple funcionario de medio pelo , convertido en Líder del Mundo. Mi nombre será repetido, ensalzado. El Reich de los 1000 años, como las hipotecas.

Paso por delante del cementerio de Döbling. Allí veo la tumba de Herzl, mi más taimado enemigo ideológico.

El tendrá una tumba, yo no tendré ni siquiera éso. Hasta se removerán las tumbas de mis ancestros.

18, Enero, 1909.

Cuando vendo alguna acuarela voy al Café Anrthaner, ganduleando toda la tarde delante de una tarta Sacher . Utilizo la Farsalia de Lucano. Tertuliano áspero, gano las batallas. Con mi verborrea völkisch, apabullo hexamétricamente a mis rivales con mi histriónica puesta en escena, mis cambios de registro y mi encendido discurso. Pocos años después, aprenderé de un judío llamado Hanussen la Retórica y la Oratoria y como sacar partido de los trucos escénicos ante las multitudes fácilmente impresionables.

21 Enero, 1909.

¡La Providencia es poderosa! Inicio un amanecer venturoso. Conocí a un menda brillante. Otro prisionero de penalidades que sigue la ruta equivocada. Reconfortante tener a alguien que escuche mis monólogos. Se llama Hannisch. ¡Der Gauner!

Es un vividor. Un superviviente nato. No me fío en exceso de él, ( en realidad no me fío de nadie) pero fue él quien se aproximó a mí, y esa noche pudimos comer caliente, en un tugurio en la Simóndenkgasse, gastando las últimas monedas. Es astuto como un zorro y me ha encontrado cobijo en un Albergue para en la calle Männerheim. Sobrevivir éste invierno es nuestra meta.

Soy un artista. Presiento que, a pesar de la pobreza en la que vivo, estoy destinado a hacer cosas grandiosas, extraordinarias que el Mundo nunca ha visto ni verá. Y que todo éste sufrimiento que estoy pasando en esta detestable ciudad lo multiplicaré pormillones y me servirá para soportar mejor mi concepción del mundo sin individuos como éstos.

Diseñaré el Nuevo Orden Mundial. ¿Porque me odian? ¿Porqué me detestan?.¿Porqué?

SINOPSIS

Muy poco se conoce de los años que Hitler pasó en Viena.

Después de una larga investigación, plasmamos lo encontrado basándonos en la bibliografía y , sin excesivas licencias literarias, intentamos reconstruir que se rompió en el cableado neuronal del personaje para que treinta años más tarde deslizase a Alemania a la Segunda Guerra Mundial.

NOTAS PEDANTES, JACTANCIOSAS Y SUPUESTAMENTE ERUDITAS.

Nota 1:

Nota 2.

Nota 3.

Nota 4:

Nota 5

Nota 6

Nota 7

Nota 8



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