SINOPSIS En esta historia, se muestra con crudeza la dura realidad que afrontan y viven a diario, quienes escogieron para vivir y sufrir, el triste oficio de la prostituta. Mujeres marchitas, que la sociedad utiliza y luego desecha, marginandolas, tachándolas de inmorales y viciosas, sin importarles que en un momento de impotencia, tienen que vender el cuerpo y el alma para para ganar el pan . En esas soledades marginales que viven , apresadas en los brazos del deseo, la vida les va devorando la esperanza, haciendo de ellas, seres abandonadas y olvidadas por todos. Siempre serán extranjeras en su propia tierra, condenadas a ser explotadas y martirizadas por la misma sociedad,que hoy las condena,llamándolas lacras , pobres mujeres, que no tienen una amor espiritual en quien recostar sus desgracias.


El olor putrefacto de una noche recién muerta en la sultana del valle,llenaba todos los rincones de la gran urbe, y en una miserable habitación de un motel de mala muerte, ubicado en el corazón mismo del barrio el calvario, por ser la vida allí un autentico calvario. Los lamentos angustiosos de una prostituta de baja ralea,se filtraban por las carcomidas paredes de madera, que noche tras noche perdían la batalla con el tiempo,ella,con sus gritos de impotencia consentida , permitía que un borracho amanecido,la penetrara con la fuerza avasalladora del macho en celo, convirtiendo así, la hora del amor, en un momento mas de la degradación humana, donde el amor era confundido con la vileza del placer que se compra. En otra habitación del misero lugar, un hombre, perdido dentro de si mismo, arrasado catastroficamente por el medio, se consumía lentamente, con un desespero creciente, entre el humo del bazuco. Una y otra vez,durante un día y una| noche, fumó sin descanso estramboticos cigarros atiborrados del polvo maldito que lo tenia inmerso en un sopor de muerte. El olor dulzón y asqueroso que lograba escapar en forma de humo, de sus apolillados pulmones, emprendía un viaje corto y manso, que lo llevaba a confundirse con otros olores, para luego ser inhalados por adictos enclaustrados, que desesperadamente lo respiraban, persiguiendo con sus fosas nasales terriblemente dilatadas, un objeto invisible que estaba allí, mortiferamente presente . Los borrachos, sin presentir el aroma, también participaban de la orgía de humo de aquel desdichado, que ni siquiera sabia que existía . Su adicción, era tanta y tan creciente, que para el la esperanza no existía. La fe, que una vez lo acompañara y le diera el valor para luchar por la vida, en un mundo de muerte, ahora estaba rota y desperdigada en el ayer.

El Dios de la vida, había desaparecido de su existencia fallida, y en las brumas misteriosas del humo del bazuco, veía a su nuevo Dios,al Dios de la muerte,que junto a el,vivía una horrible pesadilla sin final. Su mente era un caos, y dela inteligencia envidiada en el pasado, solo quedaba el ansia febril de saciar el deseo insaciable de consumir mas bazuco. La vida no le importaba, sus padres tampoco, ni sus hermanos, mucho menos la sociedad que lo vio crecer y convertirse en lo que era ahora. Pero, ¿que era el ? No lo sabia, ni le importaba saberlo, su vida solo giraba en torno al humo que entraba por boca y nariz,hasta penetrar y llenar sus pulmones, su cerebro y cada una de las células de su cuerpo. Todo en el estaba invadido de lo único que le importaba en la vida. En medio de su desgracia se sentía bien,era inmensamente feliz en el mundo que le fue creado exclusivamente, un mundo tan suyo,que era solo el. Allí no existía el hambre, solo había un deseo, el sexo no le importaba,no formaba parte de sus deseos, únicamente importaba la próxima dosis.

Los gritos placenteros y de dolor, de las parejas de hombres y mujeres sin destino, entregados a disfrutar y sufrir en los encuentros mezquinos, propios de las noches del prostíbulo, no eran escuchados, a nadie les importaban, vivir en el calvario, es vivir en otro mundo, un mundo de nadie, olvidado por todos. Las parejas de homosexuales y cacorros empedernidos , con la fuerza de su masculinidad , ofrecían un espectáculo aterrador a la imaginación. Encerrados en la cueva de madera, hacían crujir la cama de hierro en una forma tan aterradora, que hacia presentir que toda la casa se vendría abajo en esos instantes. Sus voces roncas por el consumo de aguardiente barato y los besos desesperados, ponían una nota final al momento desquiciante que se vivía en ese lugar,que nada tenia que envidiar a lo sucedido en los tiempos bíblicos de Sodoma y Gomorra. Mientras todo eso acontecía, el adicto enclaustrado, que quería morir fumando su propia desgracia, irónicamente, quería vivir para que su desgracia no acabara. En el silencio de su pobre vida , solo escuchaba en su interior un eco que se acrecentaba haciéndolo enloquecer – mas, mas, mas, mas bazuco – parecía que solo para eso vivía. Estaba sentado en el suelo, completamente desnudo,su espalda recostada a la fría baranda de la cama hierro, sus piernas estiradas y sin vida propia, ya no se movían,sus nalgas encima de la madera apolillada, estaba lastimada y gotas de sangre salían de su delicada carne. Su rostro estaba lívido, sus ojos ojos perdidos en lo profundo de sus cuencas, observaba una imagen inexistente que le parecía estaba flotando en el espacio de la oscura habitación. Sus cabellos revueltos,presentaban caprichosas formas que apuntaban al techo ennegrecido, lleno de telarañas ahumadas, totalmente ausentes de arañas, que el humo sin consumir , había hecho huir hacia un lugar incierto. Era la imagen misma de la tragedia, un alo de muerte se sentía alrededor de su cuerpo quieto y abandonado, que se consumía con cada bocanada de humo que penetraba en sus pulmones. Ese ser caído en las garras del infortunio de una adicción, tenia un nombre, y también una familia. Alejandro Villegas , joven profesor de ciencias políticas y humanidades de una prestigiosa universidad de la sultana del valle, que aún no cumplía los treinta años de edad, promesa política de un partido independiente, hijo de una acaudalada familia, y codiciado soltero de la alta sociedad. Sus disertaciones en las universidades, eran reconocidas por alumnos y compañeros, todos coincidían en la basta inteligencia del joven millonario, que se desvivía por compartir sus conocimientos con aquellos que día tras día se apresuraban a escucharlo.

El joven profesor, hacia varios días que no aparecía por la universidad , cosa bastante extraña y preocupante, dada la seriedad,puntualidad y compromiso con el alma mater, razón por la que su rector se comunicó con la familia ,quienes ya habían informado a las autoridades de la desaparición de Alejandro. Fue así como las autoridades, sigilosamente empezaron las pesquisas, pero como siempre suele suceder , la información se filtro y los medios radiales y televisivos dieron la noticia. Fue como una bomba, todos opinaban y los comentarios empezaron, se hablaba de un secuestro extorsivo por parte de las bandas criminales, que operaban en la región,o un secuestro político cometido por las guerrillas, que se dedicaban a estas practicas, para financiar sus actividades ilícitas en el país. Los ruidos impetuosos de un nuevo amanecer, trataban de borrar el mundo de misterio de la noche que moría, el frió de los amaneceres de marzo, mas la lluvia incipiente y pertinaz que caía en los techos de zinc, hacia entrar en desespero a quienes tenían el infortunio de querer dormir a esa hora del día. Gloria Muñoz, buscó entre dormida un cuerpo imaginario en la cama en que dormía, la fuerza de la costumbre hizo que el subconsciente buscara, pero, no, estaba sola y terriblemente deprimida. Los acontecimientos vividos ,en una existencia tan rápida, solo le dejaban recuerdos desdibujados, y un carga que ahogaba su alma por los escombros de una vida derrumbada. Gloria, era una mujer hermosa , siempre fue bella , asediada por muchos y conquistada por todos,a pesar de que el tiempo y las desgracias se empeñaban en opacarla , queriendo hacer de ella una mujer marchita. Habia dormido mal, con pesadillas que trataban de ahogarla en un océano de lagrimas , de muchas desgracias, propias y ajenas. Los vapores alcohólicos todavía enlagunaban su mente y le impedían por el momento un acto de claridad. Se levantó tambaleante y tuvo que aferrarse desesperadamente a la pared quejumbrosa, que desprendió sus entrañas carcomidas por la polilla. Habrio la llave del lavamanos para mojarse el rostro,salpicando sus senos erguido y el vientre voluptuoso. Se quedó allí, vacilante, carente de deseos, pero dueña de una profunda tristeza que la agobiaba y que en ese instante, en medio de su silencio, le hizo brotar de lo mas profundo de de sus ser, unas lagrimas gruesas y melancólicas, que se deslizaron perezosamente por sus mejillas, hasta caer en el podrido piso de madera, que en silencio, le mostraba un presente muerto y lleno de infortunios. Se sentó en el colchón de paja pulguienta y quedó allí inmóvil , cual estatua vejada, estaba consciente de su realidad,una realidad que la aterraba cuando caía la noche, la cual no lograba soportar, sumiéndola en cada anochecer, en una angustia que nunca terminaba. En esos momentos de honda tristesa , empezó a recordar … y lloró como nunca lo había hecho . Recordó, que un día, en un arrebato de quinceañera virgen, y agobiada por las por las prohibiciones de sus padres, que querían hacer de ella una mujercita educada, de buenas costumbres,amadora , respetuosa de Dios , y útil a la sociedad, se enfrentó a ellos una noche estando bajo los efectos de la marihuana, hizo lo que había visto hacer a sus amigos en sus respectivos hogares. La inconsciencia que ocasiona los efectos de la marihuana, obró en ella , dándole el suficiente valor para lanzar a su padres toda clase de improperios, quienes vieron en ese instante como perdían a su adorada hija. Ansiosa de conocer el majestuoso mundo de la noche de la gran ciudad, huyó de su casa para empezar a recorrer el triste camino, que lleva a un destino sin regreso. Sus pensamientos fueron interrumpidos abruptamente, por un fuerte golpe en la puerta, ella sabia lo que significaba ese escándalo, tenia dos opciones, pagar y seguir durmiendo o salir a buscar un noctambulo caído en desgracia al ser sorprendido por la luz del sol en plena calle. Estaba cansada físicamente, pero moral y espiritualmente estaba destrozada. -Puta de mierda – le gritaron al otro lado de la puerta. – tu madre – contestó con odio. – Paga de una puta vez – volvió a gritar el motelero. Gloria, se agachó en silencio, cual gata en cautiverio y agarró un blue-jean, sacando de un bolsillo , unos billetes arrugados , ganados con el mas grande dolor espiritual que pueda sentir un ser humano, apartó algunos y los pasó por debajo de la puerta, gritando a modo de despedida : – ya pagué cabrón de mierda , déjeme dormir . – Ojalá y te mueras – escuchó decir entre dientes al motelero. Con el pago del miserable cuartucho, volvió a tener la seguridad del descanso para el nuevo día . Que lejos estaban aquellos recuerdos escondidos en la distancia de la edad primera. Súbitamente, como un acto reflejo, su subconsciente , trajo a su recuerdos el ultimo cliente de la noche anterior, con el que se emborrachó sin conciencia, agarrando una borrachera en la que tomó con ansias malignas queriendo entregarse en los brazos de la muerte, y olvidarse de el pasado y también del presente ,que siempre estaba allí, para martirizarla, el cual se repetía cada día como un convervatorio maligno con su alma. Pero por mucho que se esforzó, no pudo recordar su rostro, el ultimo cliente estaba sin rostro en sus recuerdos. Tal vez fuese esto, una desgracia o un alivio a la pesada carga de su conciencia, pero no importaba, a esa altura de su vida, nada importaba. Ajena a la realidad del mundo en que vivía, para estar ausente aún de su propia existencia , huía de cualquier contacto con otras personas, a menos que fueran clientes ocasionales para pasar con ellos unos momentos mas de borrachera . No veía televisión, no leía periódico, en fin, no quería estar informada de nada. Cuando en la oscuridad de cualquier pocilga, se entregaba a saciar el ansia degenerada de un borracho ocasional, no pensaba en nada, ni en nadie. Muchas veces salio corriendo desnudada por los pasillos , buscando una habitación abierta para esconderse , y no escuchar mas a un borracho, hablarle de amor. Sabia, que todos sabían querer, porque querer es desear, usar y luego dejar, para nunca mas acordarse del ayer, el que quiere nunca sufre, porque va en pos de una diversión ; Pero , pocos saben amar, amar es una entrega total del cuerpo y el alma, el amor es sufrido y siempre quiere lo mejor para la persona amada. Por eso cuando un borracho le hablaba de amor, sentía terror, por acordarse de sus padres, que nunca perdían oportunidad para decirle que la amaban. Esa noche perdida en el tiempo, pero tan presente en su memoria , cuando huyó de su casa con una amiga, no la la olvidaría jamás. Recordó que entraron a una discoteca de la zona rosa de Cali, de las muchas que existen en la avenida sexta, allí era común ver a jóvenes y jovencitas que, luciendo prendas de vestir estrafalarias, que ya eran consumidores de toda clase de alucinógenos, para ser aceptados entre si, ya que todos vivían un mundo aparte, un mundo tan superficial, que solo estaba allí, de momento. Esa noche, se dio el lujo y el placer que da la inmadurez, cuando se empieza a vivir la coquetería. Estuvo muy asediada, todos la invitaba, claro, era la chica nueva y estaban empeñados en complacer para lograr sus objetivos, poseerla, como si fuese una mercancía al alcance del mejor postor. Todos los jóvenes que la rondaban, eran periqueros y peperos sin remedio, subsidiados por padres, que solo se preocupaban por dar dinero a sus hijos y que se les dejara en paz, para poder vivir también ellos su propia vida mezquina, en el anonimato. Escogió, según ella al mejor de todos, un gomelo apuesto que lucia una chaqueta negra, de legitimo cuero, la cual tenia dibujada en su espalda un águila con las alas abiertas, como queriendo remontar el vuelo en cada instante. Además su rostro no estaba nunca quieto, ya que mascaba desesperadamente un grueso chicle bomba. Entre risas , bromas y brindis constantes, agarró su primera borrachera. En medio de un universo de brumas, empezó el viaje fantasmal al sufrimiento que hoy vivía. Sin misericordia alguna, fue mancillada por un hombre del cual no supo nunca el nombre, ni que jamás volvió a ver. Entregó su virginidad sin tener un momento de placer, como recompensa por su dolor. Encerrada dentro de si misma, no fue capaz de contener sus lagrimas , lanzó un gemido débil, agonizante . Temerosa de los recuerdos que llegaban alocadamente en esos nefastos momentos, y que dieron inicio a su pesadilla sin final, tapó su rostro con sus manos y lloró amargamente, recordando con horror esa habitación llena de espejos y luces multicolores, donde se desfloró la esperanza de su vida. Allí, fue poseída por primera vez, con la vileza del conquistador furtivo, fue desvirgada sin compasión. Ese instante de locura sin causa, le mostró la monstruosa realidad. Consciente de su proceder irreflexivo, tomó el firme propósito de no regresar jamas a su casa. Rodó y rodó y como en un tobogán vertiginoso, cayó al fango nauseabundo que ella inicio y que la sociedad le marcó, ahora, esa era la realidad abrumadora de su existencia. Con sus manos temblorosas, como siempre sucedía cuando la tristeza la envolvía , sacó un arrugado cigarrillo de marihuana, lo encendió y lo aspiró, devorándolo rápidamente, hasta calmar el desorden de su mente,que empezaba a enloquecerla. Quince años, edad aquella , no era fea, su cuerpo de niña grande, ya mostraba las bondades de la belleza primaveral. Como flor en invernadero, sus pétalos, se habrían lentamente para mostrar la lozanía y candidez ,que solo se tiene cuando se despierta ante la vida. Sus cabellos negros, como la noche sin estrellas, siempre estaban sueltos, a merced del viento, que le dan una movilidad constante a su entorno. Sus ojos grandes,oscuros y profundos eran una invitación permanente al asedio,lo que hizo que en su interior todo cambiara, haciendo que secretamente deseara sumergirse en el universo de placer que todos disfrutaban. Esa pintura viviente, hizo que mas de una vez,un borracho enamorado y ansioso de repetir sus experiencias sexuales con ella, la siguiera, y la amenazara pero siempre escapó, porque la vida le enseñó a huir, incluso de si misma. Su paso por las oscuras y peligrosas calles que frecuentaba, daban la sensación de un espejismo, que en cualquier momento aparecía. Esa belleza y el continuo asedio masculino, hizo que se formara en ella una idea sobredimensonada de si misma, lo cual le hizo preguntarse de el porque no podía disfrutar de los atributos físicos que la vida le había dado para su felicidad. Así fue, como todos empezaron a invitarla , a sus quince años, empezó a conocer los mejores sitios de la ciudad, bares, cafés, restaurante y discotecas, recordó con nostalgia, el Café Madrid, ubicado frente a las orillas del rió Cali, allí se servia autentico vino español, y unas carnes asadas que era una delicia, sus meseros, españoles amables, educados y pulcros, la hacían sentir como una persona importante, dándole siempre la razón y complaciendola en todos sus caprichos de niña. Tiempos aquellos de la edad primera, donde todo es color de rosa y el sol siempre brilla para todos. En silencio quiso envolverse en el manto de sus recuerdos y esperar, a que la muerte llegara para olvidar el ayer, y el hoy que la asfixiaba…



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