Capitulo 1: Coincidencias

Capitulo 1: Coincidencias

“La vida está hecha

De coincidencias…inesperadas”

-¡Puedes dejar eso de una vez! –Decía Amelia interrumpiéndome.

-Lo siento, creí que no molestaría a nadie si tocaba a estas horas de la tarde; –Conteste con la cabeza a gachas- Es solo que se acerca el festival y…

-Bueno pues debiste escoger otra hora para practicar, -Replico Amelia un poco más calmada.

A veces creo que ya se le hizo costumbre la idea de que ya no vive sola, puesto que ahora me tiene a mí; aunque tampoco me puse a pensar como me sentirá si estuviese solo. Tal vez me alegraría ya que nadie me diría nada y dormiría hasta tarde, pero sé que Amelia no es así y lo reconozco ya que ella siempre busca quedar muy bien con su jefe de edición y con el grupo de editores gráficos de la empresa. Aunque sueles acostumbrarte a la idea cuando comienzas a vivir cinco años con esa clases de personas. Pero donde íbamos; a si me estaba dando un sermón.

-Sabes que a esta hora me pongo a ver mí telenovela. –Dijo con el brillo en los ojos. Reconozco que es una apasionada a la novela de las seis- Bueno; espero no volver a escuchar un solo sonido hasta que acabe de ver la televisión.

-Okey –Rápidamente mis ojos buscan mi bajo; sé que hasta aquí llego la práctica del día.

-Me escuchaste muy bien –Supongo que eso dijo; la verdad no recuerdo si en ese instante cambio su tono a uno más pacífico, o simplemente esa fue la última crítica que me dio.

-Sí, te escuche muy bien.

-¡Haber, repite lo que dije!, -Alzó las cejas mostrando imponencia y cruzo los brazos, esperando mi respuesta.

-Dijiste que querías que no te moleste mientras te sientas a ver la novela –Respondí mostrando irritación en mis palabra.

Lentamente Amelia se retiró del cuarto y esta vez más calmada; se despidió de mí con una sonrisa en el rostro.

A veces tener una hermana mayor no resulta lo que creemos, sin embargo aprecio todo lo que ha hecho por mí, y le estoy muy agradecido por todo el cariño que me brinda, pero en toda esa simpática expresión que Amelia muestra hacia a mí; también existe una chica que ha luchado mucho por tener una vida fantástica y si como ya se los había dicho antes, mi querida hermana es guionista gráfica, le apasiona su trabajo. Pero a su vez resulta ser muy perfeccionista y por ello me refiero a que es un problema para mí, y es lo más cercano a una madre. Y no es que nunca haya tenido una, sino que no la conocí al menos no como Amelia. Y de mi padre, pues no lo veo mucho; debido a su puesto de trabajo en el extranjero, aunque supongo que debe ganar muy bien para mantener una casa de altos lujos.

Ya serían las siete de la noche cuando escuche la voz de mi querida hermana llamarme.

-Luke, ya es hora de la cena

“No otra vez no de todos los días tenía que ser jueves”,Pensé rápidamente “no quiero volver a probar la sazón maldita de Amelia”.

En eso escuche rápidamente como la escalera sonaba, peldaño tras peldaño. Era como una escena de esas donde el protagonista se ve sumamente atrapado en la habitación esperando su final.

La manecilla de la puerta se habré lentamente, sé que es mi destino morir con el primer bocado que meta a mi boca del plato que según ella: “Hizo con todo amor para su querido hermanito”.

-Hermanito –Canturrea Amelia mostrando la cara por un espacio de la puerta. Claro que lo que yo veo son dos ojos rojos que son igual que los de un demonio y anuncian la hora de partida a mi destino final.

-¿Qué quieres Amelia? –Pregunto como un idiota, “Es obvio quiere que pruebe la nueva locura que sacara del caldero de la bruja” o ese era mi pensar en ese instante.

-Nada, solo quería que pruebes el majestuoso y delicioso platillo que he preparado hoy.

-¡Delicioso! –Digo despavorido-. Digo; delicioso, sí claro como no; enseguida bajo no te preocupes.

-Okey, no te demores que se enfriara –Esa última palabra la verdad lo vi llegar en cámara lenta; ósea como si viajara mil años luz para pasar por mis oídos.

Amelia se retira lentamente, es como si una parte de me dijera: “Amelia es buena hermana no le dejaras el plato ahí nomas, o ¿Sí?” y tal vez eso me hace reflexionar.

Baje lentamente por las escaleras, y cuando ya iba por mitad de esta llegue a olfatear un extraño aroma que mi aparentar era huevo podrido mezclado con un poco de canela o tal vez era clavo de olor. El hecho es que hay estaba yo viendo como mi hermana ponía los dos platos sobre la mesa junto con dos vasos de agua.

Me senté en la mesa junto a Amelia y con el tenedor comencé a mover para ver lo que había debajo del “Omelette”. Muchas veces solía ponerle a mis huevos mayonesa con un poco de queso palmesano o suizo. Pero en este caso era diferente había rayado trozos de canela, con queso y zanahoria quemada. Rápidamente supuse que las tostó en el sartén, debido a su contextura gruesa.

-Y bueno. ¿Qué tal te parece?, esta vez me lucí –Hizo una pequeña pausa y metiéndose una zanahoria a la boca continúo-. De hecho tiene un ingrediente secreto.

-¡Ah, enserio! –Trato de sonreír pero es inútil.

-Si ya verás te fascinara. Me esmere en buscar el indicado –Dijo con un brillo en los ojos, como si hubiera descubierto un diamante o alguna cultura no descubierta por otro arqueólogo.

Sin decir más me arriesgue a adentrarme al nuevo sabor que había creado mi querida hermana. Sin embargo mi cabeza me decía “No lo hagas morirás, acaso no lo vez es el festín del diablo”. Bueno eso último tal vez lo vi en alguna película; sin embargo no recuerdo cual. El hecho es que hay estaba yo acercando el tenedor con la mezcla que había en el plato. El bocado entro lentamente en mi boca; mi lengua le pedía a mi mente que lo expulsara; pero no podía ya era tarde. La bruja cocinera de mi hermana había logrado su cometido, intente vomitar pero la mirada firme y brillosa de mi hermana me señalaba la palabra: “Trágatelo”, a lo que mi cuerpo respondió de manera asertiva.

Continúe y continúe, bocado tras bocado, hasta que al fin termine, parecía un sueño hecho realidad, si tuviera que expresar el cómo era. Podría decir que mi alma se separó de mi cuerpo y rápidamente retorno o algo parecido.

-Oye sabes me gustaría que mañana después de la escuela fueras al cementerio.

-Claro, mañana es lo de mamá verdad –Afirme; la verdad solía ir todos los días después de la escuela.

-Bueno entonces… -Miro el reloj para asegurarse de la hora- Mira la hora que es, hoy le haré de corrido en la oficina.

-Okey no te preocupes yo me encargare de lavar el servicio hoy –Recogí rápidamente la mesa.

-Oye bobo; recuerda que mañana hay escuela, así que nada de videojuegos hasta las diez –Dijo señalando con su dedo.

-Pero tú sabes que ya no me interesan los videojuegos, al menos no como antes –Sonreí

-Entonces nada de practicar hasta tarde –Alzó las cejas mostrando superioridad- . ¡Entendiste!

-Sí claro que sí –Respondí de inmediato

Amelia tomo su bolso y rápidamente salió corriendo, no me tomo mucho tiempo subir por mi bajo y rápidamente practicar la nueva canción que mi banda.

Baje uno de mis atriles y las partituras junto con el bajo para así practicar en lo que quedaba de la noche.

Ya serían las diez de la noche cuando el teléfono comenzó a sonar. Suponía que era Amelia por la costumbre que solía tener.

-¿Amelia eres tú? –Cuestione sin saludar.

-Sí, claro que soy yo ¿Y tú que haces despierto? –Dijo un poco molesta.

-Si estaba a punto de irme a la cama, es solo que… -La verdad soy muy malo mintiendo- pues estuve tomando… leche; si eso es leche

-Que raro, tú eres intolerante a la lactosa.

“Okey, y ahora que le digo; ha ya sé” –Pensé rápidamente- Pues la verdad es sin lactosa.

-¡Ah sí bueno! Solo quería decirte que no llegare en cerca de tres días, así que quería pedirte si podías ir mañana al cementerio y cambiar las flores de mamá.

-Okey entiendo no te preocupes déjalo todo en mis manos –Sonreí, muchas veces Amelia tenía que quedarse en la editora a avanzar los múltiplos guiones.

Decidí hacerle caso, era como si algo dentro de mí me mostrara un poco de culpa, tal vez era por la falta de sueño de la noche anterior o simplemente quería hacer algo por mi hermana; así que guarde el bajo en el estuche junto con las partituras y el atril dentro del cuarto. Rápidamente me puse mi pijama y sin más que anunciarles me metí a la cama.

A la mañana siguiente me levante, bueno no les voy a mentir el despertador fue el culpable, y como cada mañana me dirigí hacia la cocina y conecte la cafetera esperando ese dulce néctar, creo que si pudiera afirmar con gran certeza diría que me he vuelto un adicto y no lo tomen a mal, es solo que me encanta su sabor al menos del que Amelia compra. Pero volvamos a aquella mañana. Tome un baño para luego cambiarme e ir a la escuela.

Tiempo más tarde me veía sentado disfrutando de unas tostadas inglesas y una buena taza de café; sin embargo algo iba mal con el reloj que se ubicaba en la pared, y si tal vez muchos ya lo entendieron, estaba atrasado; no tarde mucho en darme cuenta debido al que tenía en mi celular, Salí de mi casa lo más rápido que pude, tenía que llegar hasta la parada de autobuses, existía uno cerca de mi casa; llegue todo cansado pero al final logre tomar el bus de las seis de la mañana, subí al bus y llegue a notar que todos los asientos estaban llenos; por lo tanto creo que como muchos entenderán; no me quedo de otra que ir parado.

Saque rápidamente mi celular colocándome los audífonos comencé a buscar mi música favorita; siempre e tenido aprecio por la banda Amen, tal vez porque le gustaba a Daniela o simplemente. Saben no voy a entrar en esos detalles.

Ya iba por la canción número cinco de esa banda hasta que me di cuenta que no estaba solo, aunque ustedes tal vez pensaran: “Enserio, estas en un bus lleno de gente y no tomas percance de ello”. A mi lado se encontraba una chica algo imprudente y no es por ponerle mala cara o darle mala fama; es solo que ella simplemente no anuncio su presencia y me desconecto de mi mundo con la guitarra de Marcello Motta, el vocalista y una de las guitarras de la banda. Y por desconectar me refiero a que me quito un auricular, no sé me sentí un poco incómodo.

Tal vez, esperaba una disculpa por su parte o que al menos me dijera alguna palabra.

La verdad siento que a esta chica ya la e visto antes, y no es porque sea muy atractiva o por su pelo rojo y ondeado como el fuego, su hermosa figura de avispa o que el uniforme que lleva sea el de la misma escuela; esperen, tal vez eso último es la respuesta.

-Ten; disculpa no era mi intención habértelo arrebatado es solo que… -Creo que eso dijo, la verdad no estoy del todo seguro. Me quede pensando en donde la había visto, o tal vez era el cómo sus mejillas se habían puesto rojas como las de un tomate.

Tome rápidamente mi auricular, me sentía un poco incómodo y no era porque me parecía atractiva, sino que no sabía que responder no le preste atención a lo que me estaba diciendo, solo me quedé asombrado con lo fino y hermoso de sus labios, si pudiera describir ese momento seria como un botón de mute, de esos que sirven para quitarle la voz a los personajes de la televisión; la verdad eso es muy chistoso siempre solía hacerlo cuando veía una película y trataba de inventar lo que decían los personajes, sino que en este caso no le ponía palabras a sus labios.

-Oye, ¿Estás bien? –Esta vez la escuche claramente.

-Sí, por supuesto que estoy bien –Vi rápidamente por la ventana, no sé qué pensé en ese instante, tal vez que nunca e llegado tarde; si también acostumbro ese hábito de Amelia- ¡Paradero baja!

El conductor parecía no escucharme así que me acerque y muy molesto grite cerca de su oído, y si lo admito no fue muy correcto por mi parte pero soy muy exigente. Él simplemente freno al seco y abrí la puerta, recuerdo muy bien ese acto tonto puesto que no me cobro pasaje alguno, sucesivamente detrás mío bajo aquella chica de la cual no lograba recordar ¿Dónde la e visto’.

-Oye y, ¿Cómo te llamas? –Pregunto ella

-¿Mi nombre?

-Sí tu nombre –Me estaba confundiendo, tal vez solo se trataba de burlar de mí o no sé; el hecho es que logro su cometido

-Me llamo Luke –Dije apurado, la verdad no le quería prestar atención.

-¿Luke? Como el de Star Wars –Sonrió, sentía un poco de burla o tal vez solo era yo.

-Sí, Luke pero a quien le importa, al fin y al cabo no decidí mi propio nombre –La verdad quería evitarla. Pero no pude negar el sentirme un poco ofendido.

-Me llamo Liliana, pero puedes decirme Lili.

-¿Lili? Como la mamá de Harry Potter –La verdad me encantaba ese libro bueno para ser exacto los siete.

-Sí exacto Lili, y ya que entramos en confianza… –Hizo una pausa larga y miro su reloj, para ver la hora que era.

-Recién te das cuenta, nos quedan dos minutos –Anuncie poco expresivo.

Me quede parado para ver cómo iba actuar, tal vez esperaba que comenzara a correr como loca o simplemente no dijera nada y se quedara embobada. Pero su reacción fue diferente, parecía como si simplemente hubiera obtenido un logro, si era algo así como sonriente y con los brazos cruzados mostrando decisión.

-Así parece, -Dijo mostrando confianza- Bueno la “Señorita Susana” tendrá que apuntarlo otra vez a su registro, la verdad me llega al pincho esa vieja de mierda –Culmino riendo.

Me pareció un momento incómodo, tal vez porque nunca le falte el respeto a un profesor a sus espaldas y mucho menos frente a su cara, o tal vez porque me sorprendía su actitud respecto a la tardanza. No sé la razón pero decidí seguirle el juego, y créanme esta vez estaba equivocado.

-¡Otra vez tarde Liliana! –Protesto la profesora, admito que me dio miedo el verla parada en la puerta toda imponente-. Y esta vez que pondrás de escusas. Haber deja me pensar, se pinchó la llanta del carro o simplemente dirás que ayudaste a la anciana de tu abuela a cruzar la calle.

-Bueno la verdad; no tengo nada que decirle a usted señora –Dijo Lili de manera alzada.

-¿Cómo que señora? –Susana tomo saliva y continuo-. Señorita Liliana.

-Si claro dígale eso a mi papá, mujer de mal actuar –Liliana cruzo los brazos demostrando poder sobre la profesora.

-Escúchame bien mocosa. No dejare que alguien tan detestable como tú, me trate… -En eso la profesora dio a notar que estaba observando el tremendo espectáculo que se estaban montando en el portón de la escuela, era como si ahora me estuviera amenazando, si pudiera describir el cómo estaba podría decir que tenía ojos con fuego y por poco no le salían cuernos. Bueno, tal vez exagero un poquito- Entren de una sola vez que ya me arte de ustedes dos.

El sistema educacional tenía por costumbre hacer que el alumno pierda una hora de clases (equivalía cuarenta y cinco minutos) claro esto se esperaba en un aula al costado de la dirección, conocido como el disciplinario.

Me senté lo más lejos posible de Liliana. Lo sé siempre he tratado de evitar problemas en especial con la profesora Susana.

Liliana llego hasta en donde estaba y observándome de manera indiferente se sentó en la carpeta junto a la ventana, no sé cuál sería su problema y sobre todo, cuál era el mío se supone que quería evitarla, pero las dudas comenzaron a revotar en mi cabeza una y otra vez, seguro esperaba que me dijera algo o que me comentara algo sobre lo que había pasado.

[…]

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS