Un mundo sin aburrimiento, ni grandes reflexiones

Un mundo sin aburrimiento, ni grandes reflexiones

Federico Neja

14/11/2017

No puedo evitar pensar en Bradbury cuando escribía sobre las pantallas gigantes en las paredes. Quien iba pensar que el ya había previsto lo que pasaría. Si bien podemos encontrar videos, fotos y música, lo que más abunda en este mundo son las letras. Hoy en día no podemos negar que una de las cosas que más hacemos es leer y escribir, pero a pesar de eso la «falta de ortografía» es una constante. Por eso pienso que las viejas metodologías de dictado y de remarcar con rojo los errores no sirvieron, ni sirven. Hago mea culpa y me incluyo entre los eslabones defectuosos.

Por otro lado la constante distracción que nos brinda, ya no sólo el televisor, sino ese pequeño amigo que nos ofrece entretenimiento a 4G, siempre y cuando tengamos un enchufe cerca para recargarlo. Este gran o cruel invento no atrapó y tal vez por eso ya estamos a fin de año, cuando ni siquiera fuimos conscientes que todos nuestros seres queridos ya cumplieron años. El privarnos del aburrimiento no sólo acorto las siestas, sino que también algunos años se esfumaron, igual de rápido que el dilema de aquellos refugiados. Sin notarlo perdemos tanto tiempo entre letras virtuales con muy poco contenido. Por que ahora, que ser leído se ha vuelto tan facil, ya nadie se toma el tiempo en reflexionar y escribir a consciencia.

En fin, aconsejo prestar atencio a la mesa no vaya a ser que nos quedemos sin turrón en navidad.

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