EN EL PRINCIPIO, EL VERBO. AL FINAL, EL TELÉFONO MÓVIL.

EN EL PRINCIPIO, EL VERBO. AL FINAL, EL TELÉFONO MÓVIL.

1. INTRODUCCIÓN

Prefiero dar una opinión propia antes de leer cualquier otra que me pudiera influir, puesto que tendería a integrar mi experiencia con la ajena y generaría una «koiné» nada genuína.

Vamos, que primero hablo y luego pienso.

Voy, pues.

De entrada, «nosotros», imagino, se refiere al mundo occidental intercomunicado con elementos tecnológicos digitales. Quedan fuera una buena parte ágrafa del planeta y, de nuestra área cultural, todo aquel que carezca de medios o facultades, a saber: pobres de solemnidad, asociaciones conventuales que tienen por norma el silencio, ancianos, impedidos, niños de hasta 3 años, extranjeros de la patera nuestra de cada día/noche…

Quienes determinan los discursos y conversaciones que nos invaden, ejemplo a seguir funcional, son, indudablemente, los mundos del marketing y los mundos de la adolescencia y juventud. La Escuela, la llamada Educación, va al rebufo de ambas.

No incluyo los islotes gremiales de la gens médica o los cenáculos de abogados, políticos y comentaristas deportivos ya que las correspondientes jergas son amplias pero clausas. Algo así como un informe de la Guardia Civil de Tráfico o el requerimiento o bando de un Policía Municipal. En estos casos los estereotipos son obligados, sin poder incluir discurso creativo alguno. Cuánto menos los escritos de un notario y las «notas verbales» de un miembro de Relaciones Exteriores, que rozan el engolamiento de nuestra Edad de Oro de las Letras…

Se estudia en apuntes el resumen de la recensión de «El Quijote» pergeñada por algún «vivo» que ha comercializado en «las redes» y tiene muchos «links».

Quizá alguien siga (naufragando en el léxico) al «Pasapalabra», el Concurso televisivo de corte culto que emite Tele-5.

Sánchez Dragó, Jesús Quintero («El loco de la colina», «El perro verde») y otros similares, por su horario de madrugada, siempre fueron inaccesibles para las grandes masas.

Cela, Umbral, Tip y Coll, Eugenio y Gila, extintos.

Reverte, punto ácido y agresivo.

Millás, olvidado.

Muñoz Molina, para las ocasiones.

Priva ahora en mi hija el Manga japonés y yo me decanto por los «Haikus», más cortos y fáciles, incluso, que los versos libres de Whitman parafraseados por León Felipe.

No compro el diario. Leo noticias a pie de Google.

Interesa la consigna rimada de la manifestación servida por la «caja tonta».

La noticia en directo la consumo en el «Periscope».

El comentario en el Twitt.

La oración musicada en lo que he venido a llamar «Guasap».

Y mi cara más íntima en el Facebook donde tengo varios grupos de seguidores y en el que incluyo bloggs interesantes.

Fotos inteligentes con comentarios límites en Instagram.

Runtastic almacena mis entrenamientos por el campo a vista de satélite y una aplicación con la marca de mi teléfono móvil me comunica el tiempo que anduve y jalea con «Ups!» mis triunfos regalándome premios de copas y ositos virtuales.

El deslunado, como vaso comunicante de vecinas, la correspondencia postal con garabato, el escribano de pueblo quien, por unas monedas, ponía letra redondilla al sentir de madres y abuelas analfabetas, todos, han desaparecido.

Ahora se vuelve al Lineal-B, al Códice Tro-Cortesiano, cuando no a un jeroglífico de comecocos e iconos (no «íconos», como aseguran debe pronunciarse el «palabro» los neoconversos de la modernidad informática faltos de sabiduría en el Clasicismo progenitor del hexámetro y su medida de sílabas largas y breves).

Por ejemplo:

; ? tkm boipallá ❤?✋?…

Donde el w.c. se correspondería con «water closed», esto es «agua cerrada-estancada», esto es «báter». Heredero del «urinario», hijo a su vez del «retrete», aquel habitáculo de los palacios, estrecho y disimulado al que se dió otra función. Luego devendría en «excusado», «servicio», «toilette», para terminar en ? / ? o ? / ?.

El «Scotch whisky», decantó en «güisqui escocés» para transformarse de «on the rocks» («en las rocas», version sudamericana a lo que es el «cubitos» de hielo hispano) en un símbolo de genérico «copazo»: ?.

El amor solidario es un lazo (contra el Cáncer, ELA, Machismo…) de un determinado color.

Las rayas y signos ante una puerta, en verano, serían la bíblica señal de la posibilidad de acceso en ausencia de sus habitantes…

Y los distintos C.S.I.’s y mentalistas aportan pistas con detalles en hologramas y sangre vista a la luz ultravioleta. Para que sepamos que el criminal nunca gana. En la «tele».

Si todo va bien, es «O.K.», es decir «0 killed» (el «0 muertos» de los aviadores de regreso), o sea, «todo bien».

Le cuento yo todo esto a mi abuela, q.e.p.d. (que está «R.I.P».), y me arrea un «calbot» (caponcillo o golpe recriminativo, de baja intensidad, en la cabeza), mandándome al médico, por si acaso.

La juventud manda. Manda moda. «Mola mazo». Es «guay». «Chévere». Está «in».

La moda «retro» es un Guadiana. Lo «cool» procede y lo «metrosexual» se logra tras mucha sesión de «fitness».

Esto se lo digo a mi padre que era de Caballería y me espeta un «gambito» o, simplemente, «se enroca», por no atizarme «una ostia»…

Como mucho mi viejo tío me hablaría de «meter algún órdago», me preguntaría «si voy ciego» o me mandaría con un conocido que habla «caló» a la perfección, aconsejándome que «achante la muí»…

Se porcentualiza el voto, el bote, la asistencia y el rebote. Se analizan los muertos en carretera y los de la «violencia de género». Aparecen códigos climatológicos, anuncios concatenados, estribillos de «yo no soy tonto», músicas duras para productos blandos e informaciones cuasisubliminales en procesos políticos y económicos mezclando las siglas del PIB con los bucólicos brotes verdes.

Creo que en las sondas Voyager enviaron unos códigos cifrados hace cuarenta años. La comunicación con otras mentes debería hacerse ahora con vídeos simpáticos para que, en viéndolos, deseche cualquier civilización alienígena inteligente la intención de establecer contactos del tipo que sean con los rudos habitantes del Planeta Tierra. Para tranquilidad, sobre todo, de Stephen Hawking, bastante aprensivo en lo que a relaciones con otros mundos se refiere. Él, con su sintetizador tiene bastante.

Yo he optado por comunicarme a través del mito y la cultura. Cito indistintamente a los hermanos Marx y al Divino Demiurgo del Ojo en el Triángulo. La ausencia del mensaje es el propio mensaje real: significa que todo va bien, que no hay muertos, ni cáncer, ni ictus, ni ministro de Hacienda en lontananza. Mi familia lejana responde del mismo modo.

De vez en cuando me voy por las ramas matemáticas y pregunto: «¿A quién busca 2’71828…3’14159…?»

La respuesta, si os habéis educado en Barrio Sésamo, está clara: «a Blas».

2. «DEUS EX MACHINA»

El mito, la palabra sapiencial, ha nutrido a generaciones hasta los siglos XIX y XX. En estos, el nacimiento y desarrollo de la Psicología y la Psiquiatría invitan al inconsciente a manifestarse de forma colectiva. Los contenidos mentales subyacentes a toda la Humanidad se articulan en discursos, síndromes y complejos que afloran individualmente y son catalogados por los expertos psicoanalistas.

De la extracción de la «piedra de la locura» se pasa al electrochoque. Un endemoniado balbuceante puede ser un enfermo de epilepsia. Las antiguas sibilas ahora fuman y beben en macumbas modernas, derramando sangre de gallo por doquier. Lo psicodélico obtenido por el «peyote» ha dado paso a la síntesis de diseño: cristal puro, bastante oscuro.

Del «palantir» o bola de visión hemos saltado a la «güija», al sofá del psicoanalista y al escáner con tomografías axiales computarizadas.

La interpretación de los sueños astrales se vende de madrugada, a bajo precio, en la Teletienda.

Quizá abunda una tendencia hacia un Pensamiento Único Globalizado ya anticipado en el Gran Hermano del «1984» de Orwell. Es impresionante el conductismo y la economía del lenguaje actual. Breve. Simple. Básico. Directo. Maquinal…

Tanto en «El nombre de la rosa» como en «Blade Runner», películas de culto en su época, se observa una interacción polilingüística que usan determinados personajes un tanto eclécticos: de aquí y de allá salen conceptos que se amalgaman en un pensamiento húmedo y degenerativo. Lleva la biotecnología marca de fábrica en la nanométrica señal de la escama de la serpiente. Es el alma objetual. El «caché» del creador.

De la niña Zoe al clonar de los telómeros se ha pasado en poco tiempo. El mapa del genoma ha establecido un abecedario que las máquinas inteligentes (hijas del Deep Blue) procesarán en un discurso óptimo. Nuestros descendientes serán como esos dioses que nos abandonaron hace milenios.

Sin embargo, como dijo Henry Ford repasando las piezas que se mantenían incólumes en un desguace de sus vehículos, «hay que optimizar la fabricación empeorando aquello que sobrevive al resto obsoleto»: cuestión de básica economía de mercado. No todo será perfecto. Pero lo que proceda durará lo que la utilidad aconseje.

En el mercado tenemos los ordenadores personales. También los denominados «smartfones», mezcla de teléfonos, cámaras fotográficas, «Juegos Reunidos» y «Tam-tam» africano («Redes Sociales») de acción inmediata.

Ayer salió un fabricante del último modelo de «móvil» que hablaba de una «cámara inteligente» que enfocaba antes de que su dueño se percatase del propio deseo. Es decir, previsualización a la carta. Previsión del mejor de los deseos posibles, según lo gastado previamente en el terminal…

Yo escribo y voy contra mi teclado inteligente que se empeña en seguir unas normas idiomáticas que, a veces, me quiero saltar.

Busco una noticia y me sale un «chemtrail» y las teorías de la conspiración de los radares H.A.A.R.P y S.U.R.A.

Busco arqueología y me ofrecen hipótesis de extraterrestes en el Área 51.

Juego con una aplicación al «Mus» y se introducen anuncios ofreciéndome innúmeros servicios con descuentos, viajes, ropa, calzado, comida, alimentos con quintaesencia de salud…

Incluso me instan a participar en eventos literarios (siempre cortos: diez líneas, diez versos) en los que, tras haber concursado siempre aparezco clasificado entre cientos, ofreciéndoseme de inmediato el mejorar mi escritura y forma de comunicar mis ideas, haciéndolo conforme al «canon» de consumo óptimo, por un módico precio…

Hay (lo sé) quien encarga sus obras a «un negro». No me extrañaría que hubiera bases de datos,»self-service», para ser utilizadas en tesis doctorales, trabajos o para generar «best-sellers» de inducción, como las cocinas digitales. Algo así como el «corta y pega» utilizado por los maestros actuales que quieren adecuar su docencia a la normativa legal al uso o aprobar las malditas oposiciones para plazas de funcionarios docentes…

Por ello, los dictadores siguen precisando de buenos especialistas en discursos. Nada mejor que allanar el camino y abonar las mentes de ulteriores receptores con el menor acervo posible de intereses y vocablos. Signos simples. Si no, al «Distrito 9». Sin redención.

Halloween es una fiesta anglófila superpuesta a las «Carnestolendas» propias. Pues bien. Vengo yo tarareando sin quererlo, en estos días de «truco y trato», la melodía machacona de «Thriller», de Michael Jackson. Me sale espontáneamente, sin anuncio que la sostenga, ni necesidad alguna. Es como si me hubieran puesto un «chip prodigioso» y se activara a voluntad de otros. Carece de sentido pero incluso hace que me mueva sincopadamente como un «zombie» o como un autómata guiado por el «ojo mágico» del ya viejo HAL de «2001, Odisea del Espacio».

Y estoy dispuesto… No sé para qué: salvar al mundo de un «Terminator» catalán, seguir la luz de algún arcángel de «comic» japonés o aprestarme para la lucha final con los «demonios de la noche», fieros leones asesinos que hacen pasto, en la oscuridad, de quienes invaden su territorio intentando tender vías hacia un dudoso futuro cultural.

PREGUNTAS

1.- «¿Habrá alguna posibilidad de comunicarse, a través de plataformas digitales, con delfines, ballenas o caballos?»

(Pregunta hecha por mi hijo pequeño, dueño de un móvil de última generación, ordenador portátil y conectado con infinidad de niños a través de su PS-4 y su PS-VITA)

2.- «¿Por qué no se inventa un ordenador con el que hablemos todos el mismo idioma y podamos entendernos?»

(Pregunta hecha por una vecina nonagenaria en trance de inmersión en las Nuevas Tecnologías)

3.- «¿Se puede aprender soñando conectado a unos cascos y un teléfono móvil?»

(Pregunta más repetida en un colegio público en el que se planteó el problema de la Revolución Digital)

4.- «¿Lo digital produce cáncer? ¿Sirve para curar alguna enfermedad?»

(Pregunta hecha por una persona afectada por una enfermedad terminal)

5.- «Del mismo modo que Dios, la Virgen y los Santos se aparecían en zarzas ardiendo, cuevas húmedas y sueños proféticos, manifestándose… ¿habrá posibilidad de que eso ocurra a través de la televisión digital o del teléfono personal? ¿Qué marcas son las mejores para que eso ocurra?»

(Pregunta hecha por una «persona diferente», disminuído físico, que no psíquico…)

(Si queréis, continuará…)

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