FRACTURA
Desde sus experimentados siete años, Riki le preguntó al inocente de seis, si estaba avivado. Sí, respondió rápidamente Ezequiel. Le daba miedo decir que no. Y además, si respiraba, tenía hambre y le gustaba jugar a la pelota, que otra cosa que avivado podía estar. Viéndolo vulnerable, Riki sacó el dardo: y, sabés que Papá...