El filósofo
Decidimos descansar después de una luenga travesía por las tupidas trochas en las colinas siempre verdes. Dante vio una gran roca en la que podíamos sentar, yantar y dialogar debajo de la sombra de un árbol. Saqué una manzana de mi saquillo y él bebió agua de su cantimplora. Lo miré extrañado, pues nada decía....