La cometa rota
A orillas del campo seco, donde las hojas crujían como secretos bajo los pies, Sebastián descubrió que algo había cambiado. Tenía once años y un verano eterno por delante, o eso pensaba. Pero esa tarde, mientras ajustaba las cuerdas de su cometa, vio cómo el horizonte se llenaba de sombras largas y extrañas. —Papá dice...