Cuenta progresiva
Un, dos, tres. Un, dos, tres…son los dientes que no me ves. Tres, cuatro, cinco. Tres, cuatro, cinco… es hasta dónde puedo contar con mi manito. Podía ser todo lo que quisiera. Si quería ser gerente de un restaurante, tomaba la puerta dañada del anaquel, unos platos de juguete, improvisaba con almohadones unas cuantas mesas...