Amor platónico.
Tenía doce años cuando un aleteo de mariposas revoloteaban en mi estómago, no entendía lo que me estaba sucediendo, pues solo ocurría en momentos puntuales, y esto era en presencia de Don Carlos, mi profesor de matemáticas, un hombre elegante y amable, con una paciencia infinita con los más rezagados en la asignatura, y que...