En el principio fue la onda

En el año 2015 Tingting Liu, astrónoma de la Universidad de Maryland, junto con su equipo de trabajo detectaron una luz parpadeante que iluminaba el límite del universo observable cada 542 días. Ese patrón luminoso era lo que lo distinguía al quásar hallado. La sugerencia por ese entonces fue que el disco de acreción de gas caliente no estaba girando alrededor de un solo agujero negro sino alrededor de un par que se orbitaban mutuamente.

La cercanía entre esos dos agujeros negros fue calculada en 0,02 años luz, con una masa conjunta equivalente a 10.000 millones de estrellas. La conjetura de Liu fue que en tan solo 20 años esos colosos cocarían entre sí.

Todos recordamos el año 2035. El mundo científico paralizado a la espera de la gran explosión, equipados con enormes instrumentos listos para la detección de ondas gravitatorias. Pero nada pasó. Las elevadas expectativas dieron paso a una estrepitosa frustración. Y la carrera de Liu se vio severamente afectada.

Sin embargo el pasado 11 de diciembre, 15 años después, los detectores de ondas gravitacionales comenzaron a estremecerse. Los astrónomos y físicos del mundo quedaron azorados con la información que llegaba desde los márgenes del universo. El choque entre esos dos monstruos estaba ocurriendo.

Pasada la euforia. Cuidadosos estudios posteriores confirmaron el hallazgo de ondas gravitacionales, en el mismo seno del tejido del espacio-tiempo, tal cual lo predice la Teoría General de la Relatividad de Einstein.

El gran estallido de ondas gravitacionales traía aparejado una sorpresa increíble. A su paso todo lo simple se volvía complejo. Las partículas elementales que divagaban formaban casi de manera instantánea átomos y moléculas por doquier. El mundo se organizaba a sus órdenes.

El origen del universo se desnudaba ante los atónitos científicos. El choque de agujeros súper densos habría dado vida a las ondas gravitacionales que estallaron creando a su paso el tejido del espacio-tiempo, luego la energía, la materia y todo lo que conocemos hasta nuestros días. Mañana se espera una multitudinaria conferencia de Tingting Liu, ella la ha titulado “los hijos de la nada”.