Piezas humanas a demanda [Salud]

Piezas humanas a demanda [Salud]

Tres décadas han pasado desde que los primeros trasplantes de órganos y piezas humanas a medida nos sonaban a ciencia ficción. Hoy la tecnología 3D resulta clave en los quirófanos españoles, que registran unas 3.600 intervenciones anuales.

Pioneros de la ingeniería de tejidos experimentaban con piezas de sustitución en un clima de cautela hacia 2020. Actualmente, los hospitales de España crean y trasplantan regularmente músculos, piel, órganos y huesos a base de material biológico o sintético mediante potentes impresoras 3D. En 2016 se logró por primera vez piel humana; después hígados y riñones. Un paso más allá fueron los úteros artificiales –  esos primeros bebés son adultos ahora – y, finalmente, se obtuvo un corazón de fibra sintética capaz de bombear como uno real.  

Para comprender esta vorágine hay que remontarse a 2015, cuando la Politécnica de Madrid obtenía las primeras muestras de tejidos. Adrián Jaque, un veterano científico, menciona el hallazgo de una “superfibra”. “En África habita la productora, la Nephila inaurata, una araña con glándulas que producen seda ultrarresistente. Cada hebra soporta un kilo, mucho más que cualquier otra fibra natural”, afirma.

Un fémur para Roxanna

Roxanna  fue diagnosticada de osteosarcoma en la adolescencia. “Me derrumbé”, recuerda la primera receptora de un fémur a medida. A pesar de la quimioterapia, el tumor crecía y, en una contrarreloj, confió en el equipo de Vall d´Hebron. En octubre de 2020,  los médicos le mostraron la pieza que iba a reemplazar su fémur desahuciado: “Era reciclado. Me obsesionó que la pieza fuera de material óseo donado por familias de fallecidos”. Roxanna tiene actualmente 47 años, dos hijos a su cargo y practica deporte de manera regular.

A Leocadio su adicción al alcohol le pasó factura muy temprano. La cirrosis le había devastado el hígado. En 2023 accedió, junto con otros enfermos, a someterse al primer trasplante de hígado artificial en Puerta de Hierro. “Me sentía cobaya, pero no había salida”, comenta este septuagenario, que es voluntario en una ONG de apoyo a drogodependientes.  Acaba de cumplir los 78 y asegura que gracias a la ciencia ha vivido “muchísimos años de más”.Skeleton

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