La migración de la vida  

Esta historia como tantas otras, es una historia de desplazados, de migraciones, forzadas o forzosas, no habla de pateras, pues no vienen del otro lado del mar.

Nace como tantas historias, de este crudo momento, la era del COVID-19, y como tributo hacia aquellos que mas lo están sufriendo y padeciendo, nuestros padres y abuelos.

Una gran parte de nosotros somos hijos y nietos de esas historias de desplazados, de cualquier parte del interior sobre todo, me estoy acordando de la Mancha, de Andalucía y de tantos otros sitios, me atrevería a decir de todos.,  que duro hasta los bien entrados 70, aunque dudo que haya terminado, pues la historia se repite. 

Fruto de la pobreza, miseria y falta de expectativas, que salen con lo puesto, con una maleta de cartón y una soga que llevan por cinturón, saliendo a los caminos, como salio Don Quijote en busca de aventuras y sobre todo de una nueva vida, llegando a las grandes ciudades, a Europa y hasta otros continentes.

Todos con un denominador común, un pobre presente y un esperanzador futuro, que después de grandes sacrificios, da sus resultados,  siguiendo apareciendo nuevas migraciones, en todos los sitios y lugares, también en los nuestros, 

Y ahora cuando la migración este hecho de telediario, y de estudio sociológico e histórico, aparece un nuevo migrante, que no sabe de fronteras, ríos, océanos o continentes y que de repente, detiene las migraciones, las presentes y futuras, pues es la migración en si misma, como capacidad de moverse de aquí para allá, para buscar su vida, en este caso a través de otras vidas.

Y en contrapunto como Quijote y Sancho y a su vez,  paradoja de la vida, el combate contra este cruel migración, nos obliga a iniciar una nueva  migración personal y social  hacia un nuevo camino, una nueva ventura, la aventura de la vida.  

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