LA LEY UNIVERSAL

LA LEY UNIVERSAL

ABF

28/03/2020

La historia que se narra a continuación no esta muy distante de ser de aquí a unos años verdad, pero de momento seguiremos soñando.

Era un año bisiesto y del mes me acuerdo perfectamente. El cielo estaba completamente despejado y algunas estrellas ya se dejaban ver.

Desde el oeste una gran bola de fuego se desplazo barriendo todo el cielo en sentido descendente. Gracias a Dios que la colisión de ese objeto y el enorme estruendo posterior se dio en una llanura completamente vacía.

El pueblo más cercano sufrió miles de desperfectos materiales, como rotura de ventanas, socavones del pavimento, vehículos montados unos sobre otros a varias alturas, y todo esto debido a la onda expansiva. De nuevo gracias a Dios por ninguna perdida humana.

Al principio los medios de comunicación tomaron el asunto de prioridad media, porque lo más probable que fuera un meteorito que se coló en nuestra orbita y fuera a descansar a aquellos campos.

Cuando aquel video de aquel lugareño circuló por las redes y se volvió viral, fue cuando la prioridad de los noticieros y de los gobiernos paso al nivel superior.

Aquella bola o supuesto meteorito que chocó, no solo quedó intacto, sino que en el video se veía como en uno de sus laterales había un corte perfectamente rectangular, como si del marco de una puerta se tratase, que dejaba ver el interior.

Ya en el interior un cuerpo postrado en el suelo y otra silueta que apenas se dejaba ver, sentada frente a un holograma.

Aquel holograma era parecido a una película de video, pero mucho más real. Aparecía una familia jugando con sus hijos, que reían y disfrutaban de aquellos felices momentos todos juntos.

El lugareño días después de colgar el video murió de un repentino cáncer de piel, pero aquello que filmó fue el video más visitado de la década, por delante incluso de la llegada del hombre a Marte.

La silueta cuando se percató de que alguien más estaba allí con él, apagó el holograma y se levantó para dejarse ver.

“No temas que no voy a hacerte nada. Me llamo Ylop” dijo una voz interior tan dulce que el sentimiento del lugareño no era el de correr, porque aquella le transmitía una tranquilidad y paz infinita.

Cuando se dejo ver del todo, no parecía para nada el prototipo de extraterrestre típico de las películas de serie B. Era como ver una persona afroamericana, pero vestido con túnicas de oro y plata.

“¿Quién eres tú? Yo me llamo Pablo” le preguntó el lugareño.

“Pablo, he venido del otro lado de la galaxia huyendo de la barbarie de mi pueblo. Detrás he dejado a mi familia y amigos, para buscar la esperanza en este planeta de este sistema solar” le volvía a hablar aquella voz interior a Pablo.

“Lo siento, pero has venido al planeta equivocado. Puede que contigo hagan una excepción porque serás nuestro primer contacto fuera de este planeta, pero incluso mis mismos hermanos aquí, tienen que migrar por culpa de las guerras, hambre, pobreza, epidemias…” le dijo Pablo con el corazón en la mano.

“Entonces he venido de tan lejos solo para comprobar una cosa. Aunque nos separen millones de años de distancia, y tengamos una tecnología que no tendréis vosotros en miles de siglos, hemos cometido los mismos errores imperdonables. No tenéis en lo que envidiarnos” y nada más escuchar esto en el subconsciente de Pablo, la esfera volvió a ser una sola pieza y se marchó atravesando las nubes.

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