Héctor no se sentía preparado para el viaje. Iba a cruzar la frontera hacia su país en el que se había firmado un armisticio pero no tenía confianza en la palabra del dictador. Sabía que si algo ocurría era él quien iba a sufrir las consecuencias. Y su familia, seguramente.
Y si fuera una locura este volver al país He aguantado cuarenta años sin hacerlo, por qué he de volver ahora. Cuarenta años sin ver a madre, a mis hermanas, a mi hermano. Padre murió sin poderlo ver. Creo que no me perdonó la huida. Madre, sí ¡qué mujer!. ¡Qué fuerza! Tengo tantas ganas de verlos. Pero aquí tengo mi vida, mi trabajo, mis hijas tendrán un porvenir. ..Pero al fin y al cabo yo sólo luché por mis ideales, los malditos fascistas… Lo volvería a hacer igual, a pesar de los campos de concentración, a pesar del hambre y del frío. Creo que siento miedo. Miedo de que destrocen la vida de las niñas y luego… además no tengo ya muchas fuerzas, No quiero luchar más. Estoy cansado. Y qué me voy a encontrar allí. Sin trabajo, a mi edad. Vigilado y sin poderme expresar libremente. Estoy loco. Pero desde cuándo una locura me ha detenido. Todo han sido locuras. ¿Estudiar en mis circunstancias? ¿Enfrentarme al cura del pueblo? ¿Decirle al Comandante que lo que explicaba del sistema solar no era correcto? Tendremos ayuda de la familia de Rosa. Pero eso está por ver. Rosa es la que más ha insistido. Quiere volver a vivir su juventud. Tenemos los pasaportes en la mano. ¡Qué larga es la fila!… Pero la juventud no vuelve y las circunstancias tampoco. ¿Y pasar el cañón por la frontera sin que nos vieran? …Dentro de unos momentos los entregaremos a la policía. Me van a interrogar… Tengo que estar tranquilo. Me tiemblan las manos. ¡Qué lentos van! ¡Cómo miran todo! Seguro que hacen preguntas. La guardia civil. No me gustan esos guardias. Rosa y las niñas van a pasar. ¿Qué les preguntan? Rosa me señala. El policía me mira. Vuelven a mirar los pasaportes… Se los devuelven. Han pasado. Ya va a ser mi turno…Todavía tres personas y…Ya está. He dado mi pasaporte. Lo miran, lo hojean. Me pasan a una habitación. No hay ventanas. Van a interrogarme, tranquilo… lo he preparado, sólo es recitar Están hablando por teléfono desde otra habitación y dicen mi nombre. Pasa el tiempo y no vienen… Deben de estar muy nerviosas… No sé cuánto tiempo llevo aquí encerrado. Tengo sed. Hace calor. No puedo respirar. El sudor me cae por la frente. No vienen. Tienen que informarse sobre mi conducta, no estoy fichado, no he hecho nada Tengo que permanecer tranquilo. Pasos. Ya vienen.
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