En la ciudad de San Carlos – Cojedes, Venezuela. Se encontraba un joven llamado Francisco que en su indomable corazón poseía un espíritu de valentía y aventura en su vida.

Él quería para su vida una profunda total independencia, ya que convivía con su familia y se aburría de la rutina de los quehaceres familiar. Este joven tenia pensado viajar a otra ciudad llamada Maracaibo, donde se encontraba su amigo.

Luego de trabajar como docente en San Carlos, se coloco la misión de juntar dinero para poder migrar a esta ciudad marabina. Francisco vendió todo sin importar los sentimientos de la familia, como también trabajo mucho para lograr lo que tanto quería.

Transcurrió el tiempo y Francisco salio a su destino en búsqueda de una nueva condición de vida que le brindaba esta nueva ciudad. Al llegar a la ciudad de Maracaibo se encuentra con su amigo Antonio donde le da asilo por unos días en su residencia, mientras Francisco encuentra un lugar definitivo para emprender su nueva vida.

Francisco y Antonio salen a buscar residencia, pero no consigue en ninguna parte. Luego Antonio le expresa a Francisco que tiene un amigo llamado Tobías quien puede ayudarlo y esta en un municipio del estado Zulia llamado San Francisco. Ambos se aproximaron a la casa de Tobías; pasaron unos días, y Francisco gastaba mucho dinero en esta ciudad marabina; asimismo recorriendo por todo San Francisco tocando cada residencia por residencia y nada todas estaban ocupadas. Con el devenir de los días, Tobías se enfado y pues desalojo a Francisco de su casa.

Lo único que pudo hacer Tobías por Francisco fue conseguir posada conjuntamente con el Padre de la parroquia llamado Raúl, quien tenia una capilla en barrio cerca de la ciudad, esta capilla tenia por nombre Jesús Obrero. Así pues Francisco permaneció en esta capilla ya que no tenia otra opción. Francisco ya no tenia mucho dinero y solo consumía pan con agua, no tenias amistades. La única paga en ese lugar era mantener aseada la iglesia.

Luego al transcurrir el tiempo a Francisco se le complicaron las cosas ya no podía sostener en su alimentación no almorzaba, ni desayunaba en el día. Pasaban semanas sin consumir alimento, y contaba los días. Observaba a las personas con comida y él se sumergía en la soledad, en la tristeza en no poder comer; estuvo aproximadamente 40 días en esta situación.

No era fácil para Francisco pero su fuerza, fortaleza y perseverancia la tenia en Dios. Por otra parte empezó a buscar trabajo como docente y la gente lo despreciaba, tildaba por su gerga y por no pertenecer en dicha ciudad. Pero nunca se dejo en decaer y persevero encontrando trabajo como docente de matemática, en la institución de Valentin Espinal. En esos momentos comenzó hacer amigos, pudiendo estabilizarse un poco, ya que dicho trabajo no era suficiente costear la economía, porque el sueldo era muy poco. Por otro lado Francisco consiguió otro trabajo como docente de biología en la institución Peniel. Pero no era suficiente ya que el dinero a penas alcanzaba para una semana de comida. Francisco no sabia que hacer así consiguió otro trabajo sabatino y fue allí donde su economía mejoro. Por un mes, pero las oraciones siempre eran escuchadas ya que consiguió muchos amigos quienes forjaron su corazón y era parte de su familia espiritual. En el tiempo que estuvo en la capilla a través de la oración él supo ser instrumento divino de Dios ya que en esta capilla no asistía nadie. A través de fe de Francisco conquisto los corazones de los fieles y multitudes asistían a la misa eso le gusto mucho al sacerdote. Además se fundaron grupos juveniles, infancia misionera y por supuesto aumento los niños para realizar el sacramento de la comunión. Todo esto logro Francisco luego que era un barrio lleno de drogas, delincuencia y prostitución.

Pero la situación se le complicaba a Francisco con el tiempo, era insoportable no poder juntar el dinero para la residencia y el sacerdote le decía que tenia que dejar la capilla ya que había durado un año.

Así que Francisco desanimado tomo sus maletas, y se tuvo que despedir de todo lo que había logrado. Se sintió muy mal ya que no pudo realizar sus sueños y menos establecerse en esta ciudad, con las lágrimas en sus ojos se despide y regresa a ciudad natal. Estando en su ciudad Francisco comprendió que el mejor de los valores es apreciar los momentos especiales de la vida y no menos preciar lo que se tiene, sino alegrarse por lo que sucederá mas adelante. En ese instante Francisco siguió su camino dedicado a Dios y valorar lo divino de la vida.

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