Ya me he convertido en fiel comentarista,
De la perfecta y admirable creación divina;
Que de mi costilla con su pincel esculpió,
A un ser tan perfecto, que mujer le llamó.
Y mostrar los destellos de sin igual belleza,
Sin sentir esa alegría que su rostro expresa;
Como explicar ese júbilo que libera su alma,
Si al mirar y sonreírme, mi tristeza calma.
Acaramelado vivo como mortal todo el día,
Pues parece guitarra con acordes de alegría;
Que me roba el alma y las horas como viento,
Así, sucede todo el tiempo y eso no lo invento.
Feliz me siento que de mi costilla hayas salido,
que Dios en su inventiva una mujer haya creado;
que maravilloso regalo recibido como humano,
que Dios me haya dignado de sinigual regalo.
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