Puerta
Geométrico cerco de la nada donde habita la neutralidad perfecta, un parto es el desgarramiento de una puerta, el suicida se ahoga o se envenena con la complicidad de una sus puertas, con un disparo o un certero corte abre una puerta que le permite fugarse.
La prisión es la circunstancia donde con más respeto se atraviesan puertas, toda condena se purga en un abrir y cerrar de puertas, toda puerta es tan solo un puerto y la existencia puede ser un corredor donde solo existan ellas, el poder es un estado de fluidez que permite atravesarlas sin reparar en ello.
Entre el dintel y el umbral de cada puerta reposa un espacio mágico extraño a los universos que concilia, zona sin atmósfera que parece ser inmune a la mentira, ese especio donde deseamos dejar de ser culpables pero sin necesidad de hacer el esfuerzo de purificarnos.
Estamos en el vestíbulo, donde no hay puertas, no hay razón de ser porque no es posible desear, suponer, odiar o amar, ¿Cómo no amar si no a través de una puerta que entregue o prohíba?, ni se parte ni se regresa donde no hay un paréntesis en la pared.
Experiencia estética
Territorio de juego y desafío, erotismo y artificio que nos colocan a punto de una repentina reabsorción de los signos, existencia momentánea que se define por su intensidad, bajo su influjo se registra un cambio en el ámbito mental que subvierte la lógica de la percepción cotidiana, experiencia extraordinaria que puebla la rutina para llenarla de magia.
Pretensión de construir no desde la luz sino desde la oscuridad, silencio e intimidad son los ejes centrales de esta propuesta interhumana, insinuando la posibilidad de un viaje inusitado a los confines de nosotros mismos, ese mundo íntimo y estremecedor al cual accederemos una vez nos entreguemos a esa fuerza vital que nos supera.
Fiesta sensorial
Al despojarnos de la piel, la máscara que cubre nuestros cuerpos, atravesamos un territorio de riesgo y desafío, no hay nada que desnude más que el atravesar sin vadear los peligros, deponer la seguridad y depositarla en brazos del otro y propiciar el deseo de convertirse en viajeros que no temen al extravío, que mueren y nacen al contacto, rosando el límite de confiar su propia muerte porque luego del literal entierro de nuestros cuerpos en un féretro, hay que renacer a otros espacios, se requiere de gran humildad para atravesar el sendero siniestro que nos invita a ese universo surreal en el que podemos tantear la piel desconocida sin comprometerla, y en donde se impone la perversión de los sentidos, una exploración infinita de combinaciones que los lanza peligrosamente al fondo del abismo, allí los sentidos se reagrupan de manera insólita bajo la convocatoria de signos atrevidos como si una perversa censura los obligara a vivir más allá de lo admitido y lo decible.
Estados alterados
Red de confluencias, intimidad que redescubre la percepción y la dinámica de los flujos que nos animan, refleja el conflicto interno aunque insinué una armonía fugaz al estar volcados simultáneamente sobre sí y sobre el otro, es un desplazamiento que converge para salir del usufructo del cuerpo para ingresar en una estética liberadora.
Eterno desafío de la gravedad que nos lanza a la levedad de la gracia, sin olvidar nuestra condición de seres atrapados en su materialidad, viviendo en tanto nos reconstruye el deseo del otro, punto de repulsa y atracción que nos somete a una descentración sucesiva que alcanza como vivencia final, una intensificación y aligeramiento de lo cotidiano.
Metáfora de la libertad
Los amantes están en la frontera de dos reinos: La frontera racional invadida por la servidumbre de los deberes y las certezas aparentes y la frontera irracional que surge cuando se alejan del ruido que se apaga como apertura a la dimensión sagrada, es una aspiración utópica a otra realidad menos endurecida y más humana, de variaciones que se deben sondear: los instintos, lo espontáneo, la respiración, la magia, la palabra esencial que bordea el filo del intelecto y el inconsciente como un emblema de vida libre, la de dos locos iluminados por luces interiores, alucinados que han colonizado el erotismo y el estado de embriaguez.
Bajo el cielo breve
Coincidencia que se juntan en el lejano confín de las aguas iluminadas por la incierta noche que los lleva de su brazo, gozoso motivo donde riman posibilidades infinitas: afán de compenetración, voracidad de roces y desamparo de la sangre, es allí precisamente donde el azar dispone de sus almas.
Ingenua perfección en donde el par amante abre espacio para el asombro y se libera del ego para sentir la vibración y la fuerza de un lenguaje que abandona la temporalidad, que se evidencia como ausencia, sin profundidad ni enraizamiento, allí mismo donde percibe el oasis, el par sediento en el desierto.
Posibilidad encarnada
Auténtica danza en que el par amante se entrega al disfrute y se interna en el espacio del otro en un profundo ejercicio de sensibilidad mientras surge esa fuerza frenética como un giro inexorable entre el deslumbramiento y el rechazo.
Juego de tensiones estéticas, estado de concierto y de conflicto, exigencia de compenetración, carnalidad del acto, respiración intensa que intenta sobrevivir a ese insaciable estado que les permite sentirse capaces de rasgar la eternidad.
Travesía
Aspiración que pretende rodear las fronteras del lenguaje para extrovertir la profunda e insondable vibración de sus almas, posibilidad que intenta en vano aproximarse a esas zonas inéditas: sus afinidades, sus procesos dialecticos, sus temores, sus ilusiones, sus singularidades y conflictos en esa síntesis que las arroja fuera de sí mismas, extrema sensibilidad de abstracciones imprecisas que temen al amor y su fuerza esclarecedora, versión de un sueño imposible que intenta inmovilizar la realidad para capturarla con su fiera concepción personal de las presencias del inframundo que palpita.
Metamorfosis
Explosión incontenible que viaja a través del tiempo hacia el lugar sagrado de goce y de milagro, iniciados que transportan en sus cuerpos señales que depuran o corroen en una enajenación suprema que los disuelve.
Poder inagotable, principio y fin de la existencia, ficción que eterniza la inspiración de un instante que los conecta con el todo.
Psiquismos en resonancia, partitura de sonidos, fiel fijación de duración y de silencios, búsqueda inefable de las respuestas en un sortilegio que contrasta con la llamada a una misma visión estética en una cálida comunión.
Traficantes de eternidad
Náufragos que se oponen, se compenetran, se acercan y separan en un movimiento iniciado a voluntad para despojarse de la materia, abandonarse a los caprichos de la llama y adentrarse en una dialéctica de la ruptura de la carne para alcanzar la plenitud desmesurada de un sueño donde deambula la dislocación del tiempo y una sensación de paz casi letal que los libera por un instante de ese irremediable grito que blasfema, rodeando el límite de la imperfección que los condujo a la cima, en una especie de marasmo, dulce muerte intempestiva que se desliza como un torrente de sangre en una sola esencia en busca de lo inasible y testifica ese sonido imposible, amordazado y torturado que calla la herida de hablar.
Peregrinaje
Primaria salpicadura de los instintos, esperanza y angustia conjugada para degustar en un mismo paladar el amargo fruto, intento de poblar sus almas deshabitadas y miserables y de apresar el fluir del tiempo en un instante, aunque tengan que pagar con sus vidas el esfuerzo humano de inventar una nueva realidad.
Natural necesidad en busca de emociones y de alternativas que recorre todos los caminos, juego de posibilidades que deja espacio al azar, pretensión de alcanzar el lugar donde más allá de cualquier contumacia jamás han estado y ser fieles a esa perversa metáfora de libertad.
Fijación perpetúa
Exploradores desgarrados de símbolos que enfrentan espacios, contenidos y argumentos en un fuerte resplandor de ensueño, tensión sagrada que les permite inscribir sus nombres en la lista de quienes entran valerosamente en la fortaleza de lo inexpugnable.
Inaccesible experiencia que con su poder de sugestión colorea de múltiples matices el cruce de sus almas afines elevando su estado emocional, conjunción propicia que con su hechizo, intensifica la pasión.
Fuego perenne
Utopía inalcanzable: franquear la puerta en donde habitan a sus anchas los sentidos, fuerza inspiradora y dinámica que aglutina su almas, como la sangre que circula por sus venas, es tan real como la expresión del movimiento, un lenguaje que descubre y recrea el paraíso en conjunción con el universo, instante crucial y determinante en donde no hay tiempo para la reflexión porque la pasión los arrastra como la locura y mantiene viva esa llama que los abraza.
Sugestión verbal
Grafía inquietante, tejido evocativo en la piel y el pensamiento, estado salvaje del intimo contacto exigido para la embriaguez del alma y para encontrar en el otro el principio, el final, el rastro, la huella, catarsis en el sueño y la inocencia que los conduce por laberintos donde el azar les depara el asombro y los desplaza por un lenguaje de levedad de balso al rebosar la esfera puramente sensorial con su asordinada voz que crea el arte del sugerimiento y los extravía antes de conjugar el verbo, en un caos de vocablos de múltiple significado, trazos coreográficos que rescatan las palabras en pleno naufragio.
Textura Sensorial
Dinámica creadora que formula el espacio que será habitado por el inefable toque mágico donde se conjugan sensaciones y texturas en una alucinante exploración intensa y avasalladora de difusas asonancias que se integran en un afán involuntario para alcanzar la fluidez, orquestación de símbolos que con su energía transformadora impregna sus carnes para avivar sus esencias, en un engranaje que en su constante movimiento repite la ilusión de tensar y condesar entre la razón y la locura, el equilibrio imposible de alcanzar, pulso de fuerzas que encarna la armonía, catarsis de un sueño del que nunca quisieran despertar.
Trance contemplativo
Relámpagos diluidos, sutiles golpes de luz que encandilan la mecánica visual de los ojos atentos al acto de observar la nocturna gruta en un intento de contemplar el mismo espacio que los obliga a expresar la noción de cambio, la densidad de la atmósfera, lo fundamental, el tiempo y su transcurso evocando un lenguaje que todo lo consuma, un estado puro entre el ser y no ser que con su potencia transformadora los confronta y los conjuga con la experiencia de los místicos, una apertura perenne, una mutación imposible que imprime una huella tan fugaz como la bruma abandonada en la superficie del cristal y resuena con su carga sensorial llenando el vacío de un territorio inexplorado en el que toman forma y sentido sus esencias al acoplarse con el todo.
Simbiosis
Obsesiones que recurren enmascaradas en su angustia desnuda allí, precisamente, donde todo orden lógico nos abandona, imprevisible transformación que se filtra con rigor con su pluralidad de impresiones decantadas en un incesante desenlace alquímico del que surge esa extraña metáfora, simbiosis de cuerpos fieros que practican un ritual de movimientos dotados de espiritualidad y de fuerza primigenia que los hace testigos de la dilatación del tiempo.
Proyección espiritual
Compleja coreografía que encarna la idea de que los seres humanos poseen la habilidad de apuntar hacia el poder expresivo de la energía vital, proyección física y espiritual que coloniza el terreno en donde los sentimientos, deseos, impulsos y sensaciones alcanzan el más intenso desenfreno, todopoderoso aliento arrebatador y mortal que hace evolucionar los gestos que giran y danzan para elevarlos como si estuviesen poseídos, energía que los doblega como una contradicción irresoluble y alcanza su caliente candor de alta expresividad que alude a lo esencial mientras su masa orgánica habita y conmueve el espacio, marcando el aire con su apacible presagio.
Encantamiento de luna
Ebrios de luna, de caricias, de susurros y de besos, universo de colores diluidos y de formas inconcretas, mágica ilusión de la cual es imposible sustraerse, es un milagro de armonía, de fuerza, es una ensoñación que arrastra, un pequeño foco de fuerza primigenia que depone nuestra piel quemándonos por dentro.
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