En las gotas del despertar,
el charco de mis pensamientos,
no recuerda los meandros del río.
Todo es nuevo, acaricio nuevas raíces,
bordeo antiguas sombras.
Las mujeres en el lavadero de Xaen
apenas sienten la corriente,
su corriente es el tiempo.
Sus manos suaves por el agua,
no dejan de fabricar formas, espumas y
pompas de jabón.
Ni la creatividad, ni el ocio de las mujeres
son intencionados, solo la fija idea de lavar
los desperfectos de la cruel e incipiente negritud.
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