El peso de la noche

El peso de la noche

Josué Mares

02/09/2020

Todavía no sé si es cierto que el tiempo todo lo puede.

Dicen que todo lo sana, que todo lo enseña,

que todo lo perdona y que todo lo olvida.

Hasta dicen que más sabe el diablo por viejo que por diablo

pero yo, a cuestas tantos años,

sigo andando por la vida a tientas

como lo hiciera en esas noches de infancia,

negrísimas,

huyendo de fantasmas que solo yo podía ver

y buscando los brazos de mi padre.

Ojalá los años me hubieran enseñado a dar pasos firmes

porque hoy las dudas me siguen como fantasmas

y me acusan de cobarde por no haber hecho,

por no haber dicho

por no haberlo intentado.

Por haber amado y habérmelo callado…

Ojalá los años hicieran más que encanecernos la cabeza

debilitar nuestros huesos

y robarnos la vida.

Nada tengo de qué jactarme de toda esta trayectoria

siendo que los triunfos de otros tiempos hoy parecen de otra vida.

Y se me hacen ajenos, como la vida misma.

Me mira la gente y piensan que soy sabio

porque camino lento y cargo con mucho años,

pero en realidad sigo siendo un niño 

y sigo huyendo de fantasmas

y sigo buscando los brazos de un padre ahora ausente.

¿Por qué se marchan las horas, los amores y los años?

¿De dónde viene el viento y hacia dónde va?

Una única respuesta resuelve ambas preguntas

pero ¿qué voy a saber yo? 

Todo lo que tengo, todo lo que me queda,

son recuerdos. 

Recuerdos de sonrisas que prometían siempre dar sentido a mis días,

de canciones para ella y de cuentos por las tardes,

recuerdos blancos que vienen de visita en las horas más negras.

Recuerdos que incrementan el peso de la noche

al ser tan bellos, tan especiales, tan lejanos

y que hoy hasta me saben irreales.

Eso es lo que tiene la noche.

Que no le importa aplastarnos con su peso y arrastrarnos hacia abajo,

como si la gravedad no fuese suficiente para atarnos los pies a la tierra,

y te confronta con la realidad de lo que eres y de lo que tienes, para que no vueles.

Con la realidad de lo que has hecho con tus años y de lo que ellos han hecho contigo.

Ahora estoy sitiado por la oscuridad de media noche,

cerrados mis ojos para hacerla aún más implacable

y palmeando el aire para ver si por un día 

me reencuentro con los contornos de su cuerpo

con la carne de sus labios

con el aroma de su pelo

O al menos con la vida que nos robó el tiempo.

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