Recuerdo como me abrazabas
a la orilla del mar.
Y cogías mi mano
cuando lo necesitaba.
Me acuerdo
cuando me robabas
esos besos furtivos.
Aquellos momentos bellos
que pasamos juntos
como si no hubiera un mañana.
Nos sentíamos afortunados
de tenernos el uno al otro.
El ruido de las olas
era nuestro sonido preferido
era un regalo para nuestros oídos.
Cuando ponían en la radio
esa canción tierna de amor
en la que nuestras manos se entrelazaban
y nos hacían ser uno.
Pero un buen día
la vida decidió
que tu compañía
ya no me pertenecía.
Y te llevó lejos de mi
y allí ya no pude acompañarte.
Solo podía recordar
aquellos momentos
que pase junto a ti
y que la tristeza hiciera el resto.
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