El número siete,
número de la magia,
número de la nostalgia,
número que me impide volver a verte.
Nueve de la mañana
y un corazón se para.
Junto a él toda mi infancia
y comienzan las lágrimas de los que te aman.
Siete años, y en tres,
la mitad de mi vida,
una en la que no me acompañas cada día
y si lo haces, no hay señal que tú me des.
Viviendo en un veinticinco,
todavía sin saber cómo pasó
sin saber quién te encontró
cuando todo y nada queda dicho.
Siete años y el tormento,
de disfrutarte cuando no era consciente,
y ahora tener que buscarte en mi mente,
de no exprimir cada momento.
Me dejaste una camiseta, una cadena
y millones de recuerdos
que sin embargo son limitados
y la mayoría me producen pena.
Siete años y temer,
que siempre estarás idealizado
porque tiempo no ha dado
a que te eches a perder.
Y ojalá nunca hubiera llegado el día
en el que perdí tantas cosas,
u cuerpo quedó cubierto por rosas
y empecé a escribir elegías.
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