Campamento de salvajes

Campamento de salvajes

Mar

10/03/2019

Los coches se amontonan en segunda y en tercera fila. Los niños salen corriendo, sin mirar, y se precipitan dentro del autobús.

Más civilizados bajan después los padres y, con sonrisas que enmascaran los nervios, dejan las mochilas de acampada en el portaequipajes. Firman los correspondientes consentimientos y reciben a cambio las contraseñas que les van a permitir el acceso a los circuitos de videovigilancia y a los sistemas de geolocalización.

Este año el campamento trae novedades. Además de los paseos en barca y de las clases de escalada, de los ejercicios de afirmación y de los talleres de liderazgo, la organización ha incorporado la réplica de una calle. Una calle como las de antes: adoquinada, con sus árboles a lo largo, piñas y ramas sueltas por el suelo, cubos de basura y muros los que es posible trepar.

Ni los niños ni los padres han dormido mucho esta noche.

Los monitores, convenientemente formados para la ocasión, prometen vigilancia exhaustiva, tratamientos médicos urgentes en caso de ser necesarios y, sobre todo, garantizan que la red no se fallará en ningún caso. “Los niños no jugarán como salvajes” aseguran muy serios “Solo parecerá que lo hacen”.

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