Noche


¡Hey! qué mojado está por aquí, trataré de ayudarte por si te caes en alguna esquina.

Mi nombre es Mateo, pero eso no importa, pensemos como llamaremos a nuestros hijos; serán un hombre y dos mujeres. Ojalá nuestro hijo sea el mayor, para poder proteger a sus hermanas de psicópatas o acosadores, y no tenga que sufrir lo que sufrirás, mi vida.

Por fin llegamos a nuestro nido de amor, es algo lúgubre, entre tres paredes, ¡pero vamos!, no hay nada que no podamos superar juntos, ¿no es así, querida?

Tus gritos, que para mi eran música para mis oídos, tuve que callarlos ya que quería, deseaba que esto sea íntimo, entre los dos, no necesitábamos a otra persona. ¡Fuiste tan vil! Tus uñas me dañaron profundamente la cara; no creía que nuestra primer pelea fuese a tan poco tiempo de conocernos.

Por fin tenemos nuestro merecido viaje juntos, me hubiera gustado que no estés tan fría y callada, y mucho menos en la parte de atrás; atada, atada por tus propios pensamientos y juicios.

Llegamos a nuestra casa. Pobre mujer, estabas cansada, apenas podías mantenerte en pie, pero tranquila; te bañaré, te cuidaré y tomaremos una buena copa de vino, amor.


Día


Nunca creí decir esto: ¡Se ha muerto el amor!

Ya no era igual, estabas apagada, tu olor no era el mismo, dejaste de decirme cosas lindas, o decir algo. Tu mirada estática me mataba poco a poco.

Volví a nuestro primer lugar, donde comenzó todo. Pensé que estaría bien separarnos allí.

Te dejé envuelta en una sábana, para que nadie más te moleste, espero que me perdones si elijo seguir adelante.

Así fue, conocí varias mujeres, dignas de concederme un pedacito de su tiempo y alma; pero ninguna como vos, mi vida.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS