A punta de navaja o diario de la soledad

A punta de navaja o diario de la soledad

Andabas dando la sensación de haber hecho frente al insomnio con la luz encendida. Te habías estado mirando a ti misma con los ojos de los otros y acababas de leerte de un tirón todas las frases del pie de página de tu agenda de Benedetti de dos meses hasta hoy.Tenías esa media sonrisa con el cascabel de tu boca dispuesto a sonar. Y yo me pregunta en que colegio te habían inculcado que era pecado ser feliz.
Pasaron unas cinco horas y tenías esa mirada dirigida a la nada. Como si te preguntaras a ti misma si la soledad te había hecho así o te habías hecho tu misma así huyendo de la gente. Incluso a ti, ¿que se creían esos inútiles?: a ti también te afecta la maldita soledad. Aunque siempre lo has disimulado bien. Lo peor de todo es que no te dabas cuenta pero ya no había marcha atrás, nunca serias la misma de antes, mientras más intentaras volver, mas te estarás alejando.

Rosebud, amor. Rosebud…

La noche había llegado; ahí estaba tu sonrisa de cascabel desgarrado dejando en nada al murmullo del local. Tan inmensa que disimulabas lo sola que estabas entre el humo y la multitud.

El final de la noche no lo vi, mas era fácil de intuir: Dos cuerpos desnudos, sin hablar, sin sentir, unidos con el único sentido de llenar un espacio vacío. Unidos por palabras tatuadas en la piel que desde el aire no formaban ni una estrofa.
En mi habitación con falsa valentía, me jugaba una pierna que si separaban los dos cuerpos quedaría formado un corazón partido en dos. Luego, con un sentimiento de orgullo adolescente me pregunté: ¿quién cuidará de ti mañana?
Ofuscado como un niño, pasaron semanas sin que te volviera a ver,pues evite las calles por las que tú solías pasar, olvidando que el orgullo tras un tiempo se transforma en silencio y este en soledad.

En Abril te volví a ver. Deambulando sin control. Sí, esos días en los que Abril se disfraza de Enero. Deseabas que lloviera en tu vida por primera vez en 7 años para ver si el agua te llevaba con ella o si se llevaba todo; que seguía como siempre.

Tu sonrisa de cascabel llevaba tiempo siendo esa canción de la adolescencia que por mucho que la escuches ya no te volverá a emocionar. Era viernes, pero el color de tu voz no dejaba claro si era lunes negro, martes marrón o jueves azul.
Temblando,volviste a casa. No sé, ni me interesa, ni a nadie le interesa, de que extraña manera te recuperaste. A los más morbosos les hubiera gustado que lo hubiese escrito, pero os vais a quedar con las ganas.
Te tiraste a la calle como un alma perdida que se lleva el diablo. A pedirle cuentas al destino, a pedirle a la noche que te devolviera los sueños que el día te había robado. A recuperar lo que era tuyo.

Y la sonrisa de cascabel volvió a llenarlo todo, desprendías más vida tu sola que todo el resto de la gente a la vez. Unas horas después, te hundías en un estaque vacío lleno de sudor, sentimientos y lagrimas de tinta. Nadie se dio cuenta de que el oropel también brilla.
11:00 a.m. Te esperé en un parque sentado y ahí estabas. Habías vuelto a tomar Berlín antes que Manhattan. ¿Matate y vive? o ¿Duerme y Sálvate? Es igual; el futuro inmediato espera ansioso.
De que ha servido tanto volar sin ir a ningún lado,tanto mentirte a ti misma,tanto que te han engañado a los que tu tanto has dado,tanto mirar a los lados como si alguien te persiguiera.

Años después supe que fuiste feliz., te vi entregando dos dvd´s: “Barton Fink” y un concierto del “Live Aid” de 1985. Media sonrisa picara, fingiendo que no eran tuyos. Tenían más retraso que si los hubiera alquilado Yo. Esos días haces que cualquier tarde parezca verano a las siete de la tarde. Esos días en los que a tu corazón está a punto de apagarsele una pequeña llama, pero a punto de encendersele un incendio incontrolable. Esos días que el invierno no molesta en tu cama.

¿Era esta tu resurrección definitiva? ¿Cuántas veces más serás capaz de resucitar?¿ Cuántas veces seguidas es capaz un ser humano de subirse a una montaña rusa? Pero ponerle cadenas a un corazón así, sería como ponerle cadenas al mar, al viento, al monte. Sería como matar a un ruiseñor. Sería injusto.

Estuve muchísimo tiempo sin verte. Pero seguí teniendo noticias tuyas. Cada vez que las crónicas de “El País” hablaban de la chica perdida que estaba en todos los conciertos de la gira de Dylan,supe que eras tú. Y te imagine bailando “Precious Angel”, parando el tiempo.

Tres Siglos después, hacía tiempo que por mi barrio no salía el sol. Estaba a punto de marchitarse la única flor de mi jardín de hierbajos, escombros y restos de otras vidas; basuras de casas de otras personas,que cuando le sobraban las arrojaban a mi jardín. Aunque para ser justos, tampoco me digné a limpiarlo.

Ya harto de buscarte en canciones de Tom Waits, de trenes llenos de chicas de Brooklyn. Decidí echarle valor.

Y tu pasado gritó, se presentó de pronto y paró la función. Se levantó el telón. La sociedad tapó los azulejos amarillos con cemento gris y uniforme. La vida te robó tus zapatos rojos. Y te vi con la mirada más perdida y triste que nunca, como si vivieras y soñaras mil vidas mientras la tuya te pasaba por delante. En tu mano derecha, un carro con un bebé. En la izquierda, un anillo.

Me di media vuelta sin que te dieras cuenta. Aunque dudo que me hayas visto alguna vez.

Y me tiré a la calle, como un alma perdida que se lleva el diablo. A buscar mis sueños. A robarlos, si es necesario, a punta de navaja.

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