Papá trabaja todo el día, según mamá él se divide entre el sindicato, la familia y el trabajo. Dentro del espacio “familia” yo ocupo el puesto de princesa. Amo cuando los jueves tenemos nuestro día, siempre inventa juegos o lugares raros para ver en Buenos Aires, me explica sobre pájaros y vuelo con sus palabras, siempre compramos maíz y miles de palomas en plaza de Mayo vienen a comer de mi mano. Papá me dice que no son ratas como todo el mundo habla si no aves preciosas que adornan la vista en la gran ciudad.

Esperamos a que se junten todas y corremos para que remonten vuelo. Nos acarician con sus alas mientras cerramos los ojos. Volamos

Papá me explica que existen pájaros gigantes que viven en montañas altas lejos de acá.

  • ¿Más altas que los edificios? –
  • Mucho más altas, Eva –
  • Se llaman cóndores y, algún día, los veremos –

Ese día fue el más feliz y triste de mi vida. Vi tres cóndores gigantes tapar el sol de Buenos Aires, empezaron a tirar huevos de fuego lastimando a toda la gente. Papá me tomó en brazos llevándome detrás de un árbol. Un huevo tocó la espalda de él, me da la bolsa de maíz y dice que corra hasta casa para alimentar a los canarios.

Lloré las cuatro cuadras que me separaban, no sabía por qué.

Mamá me dijo que él se convirtió en paloma, yo creo que no, se hizo cóndor pero no de esos malos de ciudad.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS