La reflexión de Arbin

La reflexión de Arbin

Brian Gómez

11/11/2017

Un día Arbin discutió con su madre, siempre lo hacían, pero esta vez se estaban sobrepasando. Púes se habían dicho cosas nocivas, y él había sido el primero en exponer algo de ello.

_ Tú me has alejado de mi padre…

_ ¡Cierra la boca!. En primer lugar yo nunca quise que nacieras, fue él el que me obligadó… – se escuchó a si misma e hizo una breve pausa- lo único que pido es que seas un buen hijo.

Yala habia contrarresto lo que le decía, sin embargo no se estaba percatando del daño que le había generado. Cuándo pudo reaccionar ya era demasiado tarde. Por ello quiso remediar las cosas diciendo.

_ Perdona. Tu padre me ha hecho sentir algo similar, y hoy me he desquitado contigo. ¿Me perdonas? Arbin.

_ Si… – respondía con palabras vacías y amargas.

Así dio por terminado todo. Y los dias pasaban con normalidad para ella. En cambió para él no. Ya que no sabia como esas palabras lo habían lastimado tanto.

El tiempo pasaba y ya no la contradecía. Su comportamiento había mejorado mucho, pero era más frio y no podía mirarla a la cara. Este dolor lo estaba consumiendo y se sentía quebrado por dentro, no sabía lo que debía hacer. Por ello tomo coraje y contactó con su amiga Nuria. Ella era la persona con la cuál podía contar para cualquier cosas. Ya que siempre lo hacían cuando uno de los dos se encontraba mal. Por esta razón quedaron una tarde en juntarse en el parque.

Cuándo estuvieron allí, charlaron de todo lo que le había paso. Ella sólo cayó y escuchó lo que tenía que decir. Al terminar de oír, se puso a reflexionar en los problemas que tenía su amigo. Así que dijo.

_ Si te pones a pensar, todas las mujeres algun día seran madres, y no podrán ser perfectas, pero tratarán de serlo porque nos aman.

_ No has entendido nada y mientes en mucho de lo que dices. Hay muchas mujeres que no pueden tener hijos y por ello tienen que adoptar…

_ Como lo ha hecho mi madre… – hizo una pausa y siguió, mirando hacía otro lado- Sé que la postura que ha tomado mi verdadera madre no tiene perdón, pero yo… ya la he perdonado.

Al escuchar eso pudo notar que la atmósfera había cambiado, y también que muchos sentimientos se habían apoderado de él. Comprendió que ella había pasado por cosas peores. Ese momento fue incómodo, porque no sabía que decir, y en todo lo que podía pensar era en lo abatido que estaba su corazón. Pero en medio del pesado silencio, preguntó.

_ ¿Cómo has hecho para cargar con ese dolor?, ¿cómo puedes excusar algo así?.

_ Es fácil cuándo perdonas, púes todas ésas cargas y ataduras se desprenden de ti. Tienes que tener algo en cuenta, que no puedes dejar de amar a alguien por heridas y enojos. No.

_ Pero… – dijo y ella lo interrumpió.

_ Ella habrá tenido sus razones, No voy a juzgarla. Si no hubiese hecho esto, yo nunca huebiera conocido a mi madre, ni a ti Arbin. Las heridas del corazón te hacen odiar, y el odio es sólo un ancla que nunca te dejara ver lo bueno, y hermoso que es estar aún con vida.

Entendió lo que decía, e incluso había llegado a la conclusión de lo que tenía que hacer, y lo hizo. Se puso en pie, despidió a su amiga y se marchó. Luego de unos minutos llego a su casa, y al entrar observó a su madre llorando junto a la mesa. Se veía que estaba mal. Y por un momento lo invadió un sentimiento raro. Púes experimentó como si fuera rechazado por todos, cada cosa que decía estaba mal y lo juzgaban por ello. Que nadie lo quería y que sólo acumulaba dolor en su pecho. Pero pudo entender que este sentimiento no era de él, sino de su madre. Verla ahí sufriendo hizo que entendiera que ella estaba dando todo por su bienestar. En un punto él estaba siendo egoísta, veía sólo su dolor y no pensaba en los otros. Por ello se puso a su lado y le dijo.

_ Perdón madre… fui tan estúpido que no pude ver lo que te estaba pasando. – La abrazó, y reposó la cabeza en su hombro- Sólo soy un egoísta…

_ Tú no tienes la culpa, sólo eres un niño. – Puso la mano en la cabeza de él- Es verdad que en un principio no quise tenerte, porque era una responsabilidad que no quería correr. Pero a medida que ibas creciendo pude entender lo que era el amor verdadero. Algo único que nos pasa cuándo tenemos a un hijo. Quizás tenga muchos errores, cómo ya lo has visto, pero eres la persona que más amo y siempre dare mi vida por ti.Tienes que saber que nadie podrá de quitar eso Arbin.

Y así quedaron por un momentos.

Cuándo paso el tiempo fortalecieron sus lazos y se podían entender el uno al otro. Las peleas siguieron, porque no eran capaces de llegar a ser perfectos, pero siempre arreglaban las cosas rapidodamente. Y ya no se lastimaban con palabras vanas.

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