Mientras el sol se ocultaba, el hombre se alejaba mientras levantaba la mano en señal de despedida, este era el único recuerdo que tenia de aquel hombre dentro del cajón que estaba siendo velado, vi a las personas acercarse a despedirse del moribundo, pero lo que captó mi atencion fue una mujer que no pudo evitar derramar lágrimas sobre el rostro del hombre, los familiares se acercaron e intentaron tranquilizarla llevandosela a la habitación del costado. Mientras observaba, un hombre esbelto, de tez palida y un rostro ya viejo se acercó por mi atrás para saludarme. Cuanto tiempo- dijo el hombre mientras me daba la mano.

Pensé en ignorarlo y no llamar la atención pero el hombre volvió a saludarme, esta vez levantando la voz de forma estruendosa. Decidí voltear al fin y devolverle el saludo aunque aún pensaba en la manera de librarme de él.

-¿Qué me cuentas chico?-preguntó el hombre con un rostro como si intentara recordar algo.

-Vine por invitación de una amiga- respondí- no quiero ser una molestia, debería irme ya.

-¿Ya?, la juventud siempre tan apresurada- dijo con una voz de regaño- quedate, no le faltes el respeto al difunto.

Noté que la persona en el baño había salido al fin, así que luego de hacer un gesto de incomodidad y despedirme decidí salir apresurado por llegar al baño. ¡Maldito descarado!-grité en mente, mientras me echaba agua en el rostro intentando asimilar la ira.

Al salir, la gente empecé ha hacer murmullos de la escena vista hace poco, sus comentarios no eran más que prejuicios, pensaba que ya sea de día o de noche los cuervos salen a devorar sus presas incluso sin importarles que estaban en sus madrigueras. Salí de la sala y caminé por el pasillo para hallar la puerta de salida pero una cara familiar se interpusó entre la libertad y yo.

No creí que vendrías- dijo la mujer que me recordaba sin duda a la mujer que habia echado en llanto hace poco. Antes de decir una palabra de mi parte se abalanzó sobre mi con un abrazo que hizo compartir su dolor y su pena. Era cierto que el dolor compartido se siente menos pero en ese momento sentí mi cuerpo querer desvanecerse en ese instante. Luego de apenas contener el dolor, me llevó afuera de la casa para contarme y actualizarme sobre el estado de la casa.

La madriguera sería derribada, mi hogar así lo llamábamos, la gente empezó a llamarla así ya que el patriarca de la familia había sido encarcelado por diferentes cargos de robo, años despues el hijo mayor caería igual pero este defendió sus actos y los de su padre en el tribunal, actos a los que refirió como su última oportunidad de supervivencia ya que su madre habia caído enferma y sus hermanos tenían que comer, y los vecinos que los acusaban eran los verdaderos culpables al no apoyar a su familia cuando se les pidió, a pesar de ello se le sentenció a 15 años de prisión, 5 años menos que los de su padre. Sus hermanos pequeños, un niño de 9 años y una niña de 5 años lograron salir adelante gracias al apoyo de un vecino que se había enterado de la noticia. Su madre se recuperó y trabajo como empleada, pero el ver sufrir a la madre despertó en el joven de 12 años la necesidad de hacer algo inmediato, usó a la pequeña de 8 años para ingresar a la casa del dueño de una bodega, sin saber la niña entró a la casa como una huerfána necesitada de comida y el joven logro entrar a la habitación del hombre y sacó el dinero de su estante. Logrado el cometido, los sentimientos de culpa terminaron delátandose a si mismo como un ladrón, por el bien de su familia y su madriguera entregóse a la policía, pero ya habiendo usado el dinero para mantener a su familia restante. Un año después logró escapar del reformatorio y huyó a la capital, creyendoló muerto en la familia. Años después aquel niño convertido en hombre volvió a su hogar para despedirse del hombre que apenas conocía, aquel que le arrebataron de pequeño por intentar darle de comer, aquel que imitó su hermano y él pero que no se arrepentían porque solo intentaban dar de comer a su madriguera. Ahora el joven abrazaba a su hermana a la que no había visto en 20 años.

-No hay nada que ya se pueda hacer- me dijo mientras yo me bebía un sorbo del té- mamá no lo aceptó al principio pero los recuerdos son mas dolorosos que felices asi que…

-¿Donde van a vivir ahora?- la interrumpí de repente.

-Cerca de mi trabajo, alquilan departamentos, llevaré a mamá conmigo.

-Yo lo pagaré- la interrumpí uan vez más -trabajaré como contador en un banco y necesito donde quedarme.

-A mamá le gustara oír eso- dijo con una sonrisa que me levanto el ánimo- ahora vayamos adentro.

-Elizabet -la detuve antes de que se levanté- sea la madriguera o no este es nuestro hogar y quiero contruir conservar el terreno para una nueva casa ya sea para mis hijos o los tuyos y quiero enmendar nuestros lazos con ustedes y mi hermano.

Al dia siguiente, luego del entierro acordé con mi madre y hermana visitar a mi hermano en la prisión, una vez que saliera lo llevaría a casa y seríamos uma nueva madriguera, una en que todos nos cuidamos y apoyamos entre nosotros, porque aún asi hayamos sido ladrones podemos enmedar nuestros errores.

FIN

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