La Niña de Papá (Historia Reflexiva)

La Niña de Papá (Historia Reflexiva)

“Los recuerdos son…

Para toda una vida…”

El mundo en el que vivimos es un calvario, día a día miro tras la más grande y estrecha ventana que se proyecta fuera de mi habitación, me duele pensar a menudo que aquella niña que una vez llame “mi pequeña”, haya desaparecido de mi vida; como si el mar me la hubiera arrebatado, sin dejar rastro alguno, aquella chiquilla que sin pensarlo me decía –Papá- y a menudo se sentaba en mis piernas, y siempre justificaba sus actos diciendo –Ya no soy una niña- Sin embargo para mi ella siempre lo seria.

Lo recuerdo muy bien, esa noche salía con un hermoso vestido oscuro, a una fiesta; esa fue la última vez que la vi respirar emocionada, Karley y Ashlie, dos de sus amigas, la estaban apresurando; se les veía a las tres con la felicidad en el rostro, emocionadas. Yo por mi parte tenía inseguridad de dejar ir a mi niña.

-Papá, solo es una fiesta –Me decía muy contenta.

-Lo sé, pero me preocupa que algo malo te suceda –Le dije mientras la abrazaba

–¡Vamos señor Coleman! –Decía Karley –No se preocupe todo estará, bien yo la cuidare por usted

-Sí, lo sé, pero no tomen demasiado chicas –Dije casi sonriente

Minutos más tarde ellas se retiraron, llevándose a mi pequeña.

Subí muy preocupado a mi habitación y mirando en lo más alto de mi armario, me dispuse a ver las fotos de la familia, recordando los días que pase con mi esposa, aún veo su mirada con la que solía decirme –Te quiero- Los recuerdos de cada página se hacen cada vez más memorables, como los primeros pasos de Sami o cuando aprendió a andar en bicicleta. Recuerdos que me hacen añorar el amor que una vez tuve por mi esposa. Sami es lo único que me queda de ella, es lo más cercano a su recuerdo. Las horas pasaban y las fotos mostraban la felicidad de mi pasado, y mis dos amores, mi difunta esposa y mi querida hija, ya serían las doce de la noche cuando Sami me llamo.

-Papá, ya estoy por ir a casa –Dijo muy alegre

-Okey cariño te espero –Dije muy preocupado

Los minutos se volvieron horas y esas horas preocupaciones, cogí las llaves del auto y muy angustiado fui a buscarla, sin embargo ella no estaba en ningún lado. Me comencé a preocupar.

Me la habían arrancado de mi pecho, dejando un puñal; hay clavado. Decidí esperar la llamada de aquel malnacido que me quito a mi pequeña; pero nunca llamo.

La policía la busco día y noche, yo trate de ahogarme en alcohol; pero no logro quitarme la angustia.

Ya al siguiente mes, el comandante me llamo y me cito en el muelle, dijo que habían encontrado a mi pequeña.

Yo con toda la angustia y el dolor que llevaba me acerque a buscarla, sin saber lo que me esperaba.

-Señor necesitamos que identifique el cuerpo –Dijo el coronel

-¿Cómo que cuerpo? –Dije muy sorprendido

-Su hija… -Dijo agachando la mirada

-¿Dónde está?, mi Sami –Dije muy desesperado

-Su hija está…-Dijo cogiéndome del hombro

Me llevo hasta el fondo.

En ese momento sentí como si mi corazón se saliera de mi pecho, como si mi esperanza hubiera muerto, el mar era testigo de lo que me habían quitado.

Y en ese lugar morí; murió mi alegría, mi esperanza, mi fortuna; murió el hombre que una vez fui.

El cuerpo de Sami se encontraba destrozado; sin dicha, en una maleta, destruido; como si solo fuera un animal.

Solo los recuerdos me quedan, y hoy los vuelvo a ver a través de esta estrecha ventana.

-FIN-

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