Doce meses de eterno sufrimiento, y al final lo único que pasaba era el tiempo, el calvario era el mismo. Doce meses en los que el único pensamiento era el mismo: mañana será otro día, ojala acabe todo esto.

Tan

Once años fueron los que tuviste que vivir, aunque siendo más concretos, tuviste que sobrevivir, y en los que yo también tuve que presenciarlo.

Tan

Diez cicatrices son las que llevas grabadas en tu interior. Diez cicatrices de las cuales solo tú conoces su origen y que siempre has querido ocultar.

Tan

Nueve meses me llevaste en tu interior y desde entonces no has dejado de ofrecerme tu cariño y tu protección incondicional.

Tan

Ocho excusas para no dar un paso adelante y atreverte a plantar cara a esa persona que te prometía que te quería pero que cada vez te hacia más daño. El miedo siempre estaba un paso por delante.

Tan

Siete lágrimas derramadas de impotencia al no saber qué hacer, de no encontrar una salida, de engañarte a ti misma repitiéndote que todo pasaría. Cuantas veces has llorado a escondidas mama, cuantas veces te has ahogado en tus propias lágrimas hasta el punto de ya no saber qué hacer.

Tan

Seis mentiras a la semana en las que el alcohol estaba presente. “Mañana lo dejo” – decía, pues solo unos pocos domingos lograba no probar ni gota.

Tan

Cinco minutos bastaban para que un día normal se convirtiera en una auténtica pesadilla, cinco minutos nada más.

Tan

Cuatro juguetes para alguien, que muchas veces no era consciente de lo que hacía, otras tantas sí. Tres hijos y una madre a los que atemorizaba día a día.

Tan

Tres son los motivos por los cuales decías que tu vida tenía sentido, tres hijos a los que sacar adelante. Porque es duro convivir con el enemigo en casa, dar todo y no solo no recibir nada, sino que encima te lo quiten y hasta la ilusión por vivir. Nunca te rendiste y cuando más te faltaban las fuerzas más firme te mostrabas

Tan

Dos polos opuestos, el bien y el mal.

Abrir los ojos y despertar con ilusión y volver a cerrarlo para intentar olvidar.

Querer sonreír y llorar por inercia.

Soñar con que todo cambie y que todo cambie y vaya a peor.

Intentar huir y sentirse cada vez más atrapada.

Tan

Uno, sucede. Un día te levantas y ocurre, te llenas de valentía y todo cambia por completo. Mama porque te has ganado el cielo viviendo tantos años este infierno. Los últimos años fueron duros pero te dije que todo saldría bien, que te lo merecías, te lo debías, y no querías perdernos, no quería perderte. Era hora de respirar, de vivir, de volver a nacer.

Ahora cerremos fuerte los ojos y pidamos todos juntos ese deseo, de que esto pare de una vez.

Tan

Todo ha terminado.

La violencia no se arregla con más violencia.

Nadie le pertenece a nadie.

No eres menos que nadie.

Gracias por haber sido madre y padre.

Año nuevo, vida nueva.

Es el momento.

No a la violencia de género, si a la vida.

Te quiero mama.

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