Hoy, al abrir el buzón, me he encontrado con una carta para mi hija Lara comunicándole que estaba inscrita en el censo electoral, al leerla me he dado cuenta de que el próximo día diecinueve cumplirá diecisiete años, ¿Cómo ha pasado el tiempo tan deprisa?

No hace tanto que supimos que Isa estaba embarazada, no hace tanto que noté moverse a Lara bajo la piel de su madre, no hace tanto que la comadrona me dijo: “Ven, acércate, ya se le ve la coronilla”, y no hace tanto que miraba con cara de idiota como la comadrona depositaba a Lara sobre el cuerpo de una cansada y dolorida Isa.

Y ya diecisiete años …

Intento recordar y me cuesta trabajo hacerlo de los pequeños detalles, o no, realmente son los pequeños detalles lo que recuerdo, mirarla extasiado alimentándose del pecho de su madre, el sufrimiento de esta, las putas estrías, los pañales, el bañarla, el miedo al hacerlo, algo tan frágil en mis manos, el sentirme tan torpe, el desear ser un pulpo para tener más manos, ¿Por qué se mueve tanto esta niña?, los lloros de noche, los biberones, el verla crecer día a día, el jugar con ella, su sonrisa, su risa, verla caminar por la casa buscándome, buscando un abrazo, un mimo, y yo de ella. El abrazarla envuelta en una toalla húmeda un día de fiebre, el llorar con ella.

Cada noche un cuento, el mismo cuento, noche tras noche, ella se lo sabía de memoria y yo también, el cantarle, el hacer el tonto y bailar y no importarte nada más que ella se riera y fuera feliz, que fácil era perder el mundo de vista y abandonarme en su alegría. El ratoncito Pérez, los reyes magos, la credulidad de la inocencia, la ilusión.

Enseñarla a leer, la eme con la a… joder, hay cosas que nunca cambian.

El colegio, si hasta este momento el tiempo corrió raudo, a partir de aquí lo hizo a la velocidad de la luz, los estudios, el deporte, el convertirme en fan de la, para mi, mejor deportista del mundo, el resultado era lo menos importante.

El instituto ¿ya? El salir, el querer salir más, el intentar educar a una hija para que sea independiente y tome sus propias decisiones y el darte cuenta de que lo ha hecho, pero antes de lo que habías planeado. El recordar que yo también tuve quince y dieciséis años y quería lo mismo que ella quiere ahora.

El mirarla cuando no se da cuenta y sentirme orgulloso de ella, hasta cuando consigue exasperarme.

A veces bromeamos, tiene el carácter de la madre y es cabezona como el padre, no lo se, es Lara, para lo bueno y para lo menos bueno y posiblemente hayamos dejado en ella de nosotros mismos más de lo que pensamos o podemos ver, pero también hay algo de ella en nosotros, algo que, sin duda, nos hace mejores. Lo hemos hecho lo mejor que hemos podido, posiblemente lo habríamos podido hacer mejor, pero no con mas cariño, cuando llegó a nuestra vida lo hizo sin libro de instrucciones y hemos tenido que ir aprendiendo sobre la marcha, muchas veces improvisando, ella cumple años el diecinueve y nosotros también, ella nació ese día y ese mismo día nosotros “nacimos” como padres.

A veces, cada vez menos, pero aún de vez en cuando, jugamos y me siento la persona más feliz del mundo, como cuando se apoya en mí para descansar mientras ve la tele, o cuando me llama porque tiene un problema.

No se si le he dicho lo suficiente que la quiero, creo que nunca es suficiente, tengo que hacerlo más a menudo.

Me gusta abrazarla y ver que aquella niña, aquel bebé frágil que se escurría entre mis manos es toda una mujer, se que cada vez falta menos para que tenga que alejarme un par de pasos y, sin perderla de vista, siga su camino consciente de que siempre estaré ahí para ella, pero que es su vida y que, hasta ese momento con nuestra ayuda y a partir de ahí con nuestro apoyo, debe de vivirla a tope, cada día cuenta, sin perder de vista que está en el inicio de su camino, un camino que va a ser largo y lleno de sorpresas, como ha sido, como lo está siendo mi propia senda.

Ahora las cosas han cambiado entre Isa y yo pero Lara es lo único que no cambiará nunca, para ninguno de los dos, es nuestra hija y, joder, ya tiene diecisiete años y ni me he dado cuenta de cómo ha pasado ¿o sí?

Felicidades Lara

Y, ¿Por qué no? Felicidades Isa y Vicente.

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