El calendario de Ángela

El calendario de Ángela

Marta Márquez

01/10/2017

Solo tengo 5 años y no entiendo bien cómo funcionan las cosas en el mundo pero mis mamás me dicen que soy la princesa más bonita que existe y que los vestidos me quedan genial.

Me gustan de color rosa pero si es el azul de Frozen también me lo pongo. Siempre quiero ponerme la corona y los tacones pero casi nunca los encontramos de mi número.

Tengo el pelo rubio y quisiera tenerlo tan largo como el de la Reina Elsa pero cada poco me lo cortan porque dicen que así es como lo tienen los niños. Sé que mamá y mami no quieren cortármelo pero a la gente le molesta que lo quiera tener largo y no entiendo por qué, si todas las niñas de mi cole lo tienen largo.

A veces, cuando se creen que estoy jugando, o durmiendo, mis mamás hablan de mí. Mamá quería una niña para jugar a los playmobil y mami para ponerle vestidos y faldas. ¡Qué suerte han tenido conmigo! A mí me gustan los playmobil, los coches teledirigidos, las muñecas y los vestidos. Y además soy una niña. ¡Lo tengo todo!

La que a veces me da mucha pena es mi abuelita. Ella cree que soy un niño. Me dice que como soy un niño me tengo que vestir de príncipe, llevar ropa de colores aburridos, el pelo corto y jugar con coches y motos. Y, a ver, a mí me gustan los coches y las motos pero me gustan más las princesas y sus vestidos de colores brillantes. Creo que el problema de mi abuelita es que no me oye. A veces le grito tan fuerte que todos me regañan y me dicen que le hable bajito pero es que si le hablo bajito no se entera. ¡Pobre abuelita, está sorda!

Sé que ella me quiere un montón y que no es culpa suya no entenderme. Yo soy una niña y ella es sorda, no lo hemos elegido pero es así. Aunque a mí me gusta ser una niña y a ella no le gusta no poder oír. Cuando le grito mucho se enfada y me dice que sí me oye pero yo sé que no es verdad.

Me encantaría poder llevar a mi abuelita a un médico que la cure. Cuando le digo que quiero que un médico la cure me dice que yo tengo que ir al médico a que me cure a mí, pero yo sé hablar bajito, no necesito un médico. No sabe que lo hago por su bien, porque la quiero.

Mamá y mami siempre discuten por ella. Mis mamás dicen que no me da el derecho a ser, que me va a confundir y que no saben por qué le sienta tan mal que quiera ponerme vestidos y faldas. A veces también creen que necesita ir al médico porque a ella le gusta la ropa cómoda y quiere que yo también me la ponga y no entiende que me gusta más la ropa bonita. Mis mamás no la entienden como yo. Solo necesita un médico que la ayude a escuchar bien. Seguro que cuando me oiga me dejará ponerme lo que yo quiera. Además, también es que es mayor y los mayores creen que saben más de moda que los pequeños. Pero yo sé mucho, sobre todo de moda de princesas.

¿Sabéis con quién puedo hablar siempre bajito? Con mis madres. Ellas siempre me escuchan aunque hable casi en silencio. Cuando estoy en la cama y tengo sed susurro: “Mami, quiero agua” y aunque esté muy, muy dormida, se levanta y me la trae. Cuando le pregunto si estoy guapa con mi vestido nuevo ella me mira de arriba abajo, sonríe mucho, me pide que dé vueltas y luego, me coge la cara, me da muchos besos y dice: “Ángela, eres la princesa más bonita que he visto nunca jamás”.

Mis amigas del cole me preguntan por qué siempre llevo ropa de chicos y yo les digo lo que me dice mi abuelita: “El chándal es ropa cómoda para ir al colegio”, aunque la verdad que no siempre quiero ir cómoda. A veces quisiera ir guapa como mis amigas. Sus mamás les dejan ponerse faldas, leotardos y unos zapatos súper bonitos. Les ponen diademas en el pelo y llevan peinados muy chulos.

Voy a pedirle a la abuelita que no me corte el pelo más, quiero tenerlo hasta los pies y hacerle cosquillas con él a mamá en la cara, como ella me hace a mí. A lo mejor, si le pongo carita de pena, me deja tenerlo largo hasta mi cumple.

Hasta que llegue mi cumple escribo en mi calendario qué nombre quiero para ese día, siempre uno de princesa, y cuando llega la noche lo tacho y elijo el del día siguiente.

Por fin ha llegado el día, cumplo 6. Cuando me han cantado el cumpleaños feliz, mi abuelita me ha dicho al oído: “Sopla las velas y pide un deseo”. Yo quería unos zapatos bonitos y un lazo pero ella llegó con un regalo envuelto en papel de Spiderman. A mí no me molesta pero ya sé lo que pone dentro de esas cajas: coches y motos.

Pero este año no.

Al abrir la caja, había un lazo rojo y unos zapatos tan brillantes como el sol. Mamá y mami me han regalado un vestido de rayas azules y he salido corriendo a mi cuarto a ponérmelo todo. Estaba tan nerviosa que mamá ha tenido que ayudarme un poco.

Para comprobar que de verdad estaba curada y ya podía escucharme le he preguntado bajito: “Abuelita, ¿estoy guapa?” y ella me ha contestado: ¡Más guapa que nunca, Ángela!

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