Quedándote o Yéndote – Pedro Aznar

Poseia conductas sin un sentido en referencia a las personas allegadas, más aún, su contacto repudiaba una parte de mí. Estuve 7 años con tristeza en mis días y los momentos no eran vistos por mí. Se esfumaban al estar cavilando el por qué y para qué me sucedía eso. No registraba mis respiraciones ni latidos y no lo podía concebir. Lo hermoso estaba tras un velo que de vez en mes se asomaba tras el abismo pronunciado por no estar de acuerdo a como pienso.

Luego de aguantar me canse y realicé lo que tanto miedo tuve. Fracasar. Los proyectos que con esfuerzo construí de la mañana a la noche se esfumaron; y no me comprendían. No lo pude explicar. Siquiera yo tenía respuestas y sin embargo estaba ahí, silencioso y sin dudas sonriente. Algo que anhele muchísimo: tranquilidad en la existencia.

Similar a un ejercicio matemático donde insistís, insistís e insistís… y así y todo no sale. Al regresar luego de haber realizado otra actividad surge la solución sin complejidad. Así di con la respuesta a Quién soy.

Por curiosidad empecé a hurgar en mis abuelos y abuelas cuyos roles para conmigo eran distantes. Somos parientes por sangre ya que el afecto esta guardado como el dinero, en caja fuerte. Al percibir esto me miré en el espejo y resulté ser igual. Sin notar puse mi corazón tras un muro cuyo grosor alcanza 42 petalos de margaritas y tenía en mis hombros el dolor de mi abuela materna. Dolor que jamás pudo darle cauce convirtiendose en alguien sumiso por no tener la oportunidad, la elección.

Hoy es la única que vive de mis abuelos y cada vez que la miro contemplo su semblante trascendiendo su coraza y asociando conductas que he percatado al indagar años enterrados. Dar sentido a lo que nos acongoja es la manera de soslayar la situación. Y ¿sabés? pareciera me esta vedado ver. Lo absurdo en la paciencia hacia los límites que poseo – me poseen – denota el comienzo de una nueva conducta y otras tantísimas veces quedo re-negando mi actuar registrando ser justamente la estructura que me lo impide

Caigo en la cuenta que mucho de mis parientes soy yo. A veces tengo afinidad, otras soy opuesto. Lo que no pudieron resolver también lo tengo como si el legado pasase bajo la alfombra.

Quita yunques señalar esto, y el reflejo de mi cara es otro ya en el espejo.

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